Bajo La Piel

Cristian estaba decidido a resolver el problema con Laura de una vez por todas. No podía permitir que su relación con Mía se viera amenazada por mentiras y manipulaciones. Había llegado el momento de enfrentar a Laura y dejar las cosas claras.Esa mañana, Cristian decidió llamarla. Sabía que Laura no era de las que evitaría una confrontación; en el fondo, probablemente estaba esperando esta oportunidad. El teléfono sonó varias veces antes de que Laura contestara con su tono habitual de seguridad.“Hola, Cris. ¿Qué pasa?”, dijo Laura, su voz teñida de una falsa dulzura.“Laura, necesitamos hablar. Y no es una solicitud”, respondió Cristian, tratando de mantener la calma en su voz.Laura se rió suavemente. “¿Tan serio? Claro, dime cuándo y dónde.”“En el café donde viste a Mía el otro día. Nos vemos allí en una hora”, dijo Cristian antes de colgar, sin darle oportunidad de rechazar la propuesta.Una hora después, Cristian llegó al café y se sentó en una mesa al fondo, esperando a Laura. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones. Amaba a Mía y no podía soportar verla sufrir por culpa de las mentiras de Laura. No pasaron más de diez minutos cuando Laura apareció en la puerta, luciendo tan segura de sí misma como siempre. Caminó hacia Cristian y se sentó frente a él, sonriendo como si nada estuviera mal.“¿Qué es tan urgente, Cris?”, preguntó Laura, cruzando las piernas y mirándolo con sus ojos penetrantes.Cristian tomó un momento para respirar profundamente antes de hablar. “¿Por qué le mentiste a Mía sobre mí? Le dijiste que me viste con otra mujer. Eso es mentira, y tú lo sabes.”Laura levantó una ceja, fingiendo sorpresa. “¿Mentir? Solo le dije lo que vi.”“No juegues conmigo, Laura. Hablé con mis compañeros de trabajo. Todos confirmaron que estuve en la oficina toda la noche. No estuve con ninguna mujer en un restaurante. ¿Qué intentas lograr con esto?”, dijo Cristian, su voz firme y controlada, pero llena de determinación.Laura se recostó en su silla, sin dejar de sonreír. “Cris, Mía no es la persona adecuada para ti. Siempre he pensado que mereces a alguien mejor, alguien que realmente entienda quién eres.”“¿Y tú decides quién es adecuado para mí? No tienes derecho a intervenir en mi vida, Laura. Mía es todo lo que siempre he querido, y no permitiré que destruyas lo que tenemos con tus mentiras y manipulaciones”, dijo Cristian, cada palabra cargada de ira contenida.Laura dejó de sonreír y su expresión se volvió fría. “¿Y si te digo que lo hice por tu bien? Que solo quería abrirte los ojos.”“No necesito que me abras los ojos. Sé perfectamente lo que quiero, y eso es estar con Mía. Si alguna vez tuvimos algo, eso ya quedó en el pasado. No puedes seguir aferrándote a una fantasía, Laura”, respondió Cristian con un tono más suave, pero igualmente firme.Hubo un silencio tenso entre ellos. Laura miró a Cristian, evaluando sus palabras. Finalmente, dejó escapar un suspiro y dejó caer la fachada de frialdad. “Tal vez tengas razón. Tal vez estaba aferrándome a algo que nunca fue real. Pero, ¿qué puedo decir? No es fácil verte feliz con alguien más mientras yo estoy aquí, sola.”Cristian sintió una pizca de compasión por Laura. Siempre había sido una amiga cercana, y aunque sus acciones recientes eran inaceptables, podía entender su dolor. “Laura, entiendo que estés pasando por un momento difícil. Pero mentir y tratar de separar a Mía y a mí no es la manera de manejarlo. Necesitas encontrar una manera de superar esto sin lastimar a los demás.”Laura bajó la mirada, finalmente mostrando algo de vulnerabilidad. “Lo siento, Cris. Nunca quise hacerte daño. Solo… no quería perderte por completo.”Cristian suspiró, sintiendo que finalmente estaban llegando a un entendimiento. “Nunca te perderás como amiga, Laura. Pero debes aceptar que Mía es mi pareja, y debes respetar eso. Si realmente quieres que sigamos siendo amigos, necesitas respetar nuestra relación y dejar de intentar sabotearla.”Laura asintió lentamente. “Tienes razón. Me equivoqué. Prometo no interferir más en tu relación con Mía. Solo quiero que seas feliz.”“Gracias, Laura”, dijo Cristian, sintiendo un peso levantarse de sus hombros. “Eso es todo lo que te pido. Sé que puedes encontrar la felicidad también, pero primero necesitas dejar ir esta obsesión.”Laura sonrió débilmente. “Supongo que tienes razón. Tal vez es hora de que mire hacia adelante y no hacia atrás.”Cristian asintió, sintiendo que finalmente estaban en el mismo entendimiento. Se levantó y le ofreció la mano a Laura. “Paz, entonces?”Laura tomó su mano y se levantó, aceptando el gesto de reconciliación. “Paz.”Mientras salían del café, Cristian sentía que había dado un gran paso hacia la resolución de este conflicto. Sabía que no sería fácil recuperar completamente la confianza de Mía, pero estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para demostrarle que ella era la única en su vida.Esa noche, cuando volvió a casa, encontró a Mía en la sala, leyendo un libro. Cristian se acercó y se sentó a su lado, tomando su mano.“Mía, hablé con Laura hoy”, comenzó, mirando sus ojos llenos de curiosidad y un rastro de preocupación. “Le dejé claro que no permitiré que se interponga entre nosotros.”Mía lo miró, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud. “¿Qué te dijo?”“Admitió que se equivocó y prometió no interferir más”, respondió Cristian, apretando suavemente su mano. “Lo siento por todo el dolor que esto te ha causado. Quiero que sepas que te amo y que nada ni nadie cambiará eso.”Mía sonrió, sintiendo el amor y la sinceridad en sus palabras. “Te creo, Cristian. Gracias por enfrentar esto por nosotros. Te amo.”Cristian la abrazó con fuerza, sintiendo que finalmente podían dejar atrás las sombras del pasado y mirar hacia un futuro juntos, sin más dudas ni inseguridades. Estaban listos para construir su vida juntos, más fuertes y unidos que nunca.