ELUCIBETH, NO NACE MUDA TODO ES PRODUCTO DEL ACCIONAR INHUMANO DE SU MADRASTRA.
LA VENDE COMO YEGUA DE CRÍA A UNA FAMILIA PODEROSA.
ELUCIBETH TIEMBLA DE MIEDO, EL HOMBRE DESTINADO ES UN HOMBRE CRUEL Y SIN CORAZÓN.
JAMÁS IMAGINÓ QUE EL MISMO HOMBRE LA HARÍA SENTIRSE VALIOSA Y AMADA
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Capitulo 3. Vendida sin misericordia.
"Veo que no será necesario informarte nada ya que lo oíste todo". Habló Madame Diana secamente.
"Querida será mejor que me vaya" Susurró Carlota sintiendo el pesado ambiente.
"Estamos en contacto, hermana. Quiero tener buenas noticias cuánto antes"
Carlota asintió y despareció como un rayo.
Con el dolor latente en su pecho Elucibeth en lenguaje de mudos trató de comunicarse con ella
*Madre, por favor no me vendas, haré todo lo que quieras, pero por favor no me vendas*.
Madame rió de forma escalofriante.
"¿Eres estúpida?. ¿Que no escuchaste?. ¡No soy tu madre, bastarda inútil!, no vuelvas a llamarme de esa manera". La cogió con violencia del brazo. "Ahora ve a tallar tu mugroso cuerpo que me da náuseas. Obedece sino quieres que nada malo le pase a la vieja de Nancy"
Elucibeth corrió cómo si el mundo fuera a caerse a pedazos y se encerró en su fea habitación.
Se quitó la ropa que estaba llena de cenizas y la arrojó al piso. La prenda estaba tan sucia porque toda la tarde se pasó limpiando la chimenea.
Entró al estrecho espacio donde se ubicaba el baño.
Abrió el grifo y lavo su cuerpo, mientras las lágrimas corrían mezcladas con el agua fria.
En un sólo dia, recibió dos lastimeras puñaladas.
Madame Diana no era su madre, y la había ofrecido a un hombre malvado como cualquier objeto.
Todo en ella dolió en gran manera y se hizo un ovillo en el piso, temblándo de frío.
¿Por que la vida era tan injusta?.
'No soy mala'. Cuestionó. 'A pesar de tanto dolor mi corazón aun es cálido, oh Dios de los cielos ¿Porque no me haces justicia? ¿Por qué las personas buenas tienen que sufrir tanto ?...'
No encontró repuesta a sus cuestiones y su puño se estrelló contra la pared.
En medio de su dolor pensó en su amado Jhonny.
Era la única persona que le dió una razón para vivir. Era su sol resplandeciente en medio de la densa oscuridad.
Al recordar sus promesas su llanto se hizo mas fuerte y su corazón se sintió desesperanzado.
Ya habían transcurrido 5 años desde entonces....
'¿A caso me olvidó?'. Pensó Elucibeth. La sóla idea hizo sangrar aún mas su corazón.
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Por la noche, una ansiosa Madame Diana, sostenía el teléfono muy impaciente.
En cuanto vió el nombre de su hermana en su teléfono sonrió como guasón.
"Dime que tienes buenas noticias".
"Si Querida. La señora aceptó. A Primeras horas va a transferirte el dinero" Gritó emocionada. "Ten lista a Elucibeth, un chófer pasará por ella a las 8 de la mañana".
"Perfecto".
Colgó la llamada y pegó un grito de emoción.
Ni en sus sueños había imaginado recibir una jugosa ganancia por una buena para nada.
La única razón por que crío a la chiquilla desde bebé, fue por amor a su marido.
No quiso perderlo a pesar de su infidelidad. Entonces sólo apretó los dientes y recibió a su bastarda.
Pero cuanto murió Juan, las cosas cambiaron. Ya no veía necesario fingir agrado por la mocosa, y sacó a relucir su verdadero rostro.
El día de la lectura del testamento tembló de ira, la bastarda había heredado una jugosa ganancia.
Con mucho coraje desechó sus planes de echarla de su casa y la crío de mala gana, esperando como una hiena que cumpliera la mayoría de edad para lograr su cometido.
Para aliviar un poco su enojo se desquitó con la inocente y la saco de la escuela para ponerla a trabajar cómo una criada mas.
En cuanto cumplió 18 años, la codiciosa mujer la despojó de su fortuna con engaños. Cómo ya no la servía quiso echarla.
Pero la visita de su hermana la hizo cambiar de parecer. Debía de sacarle mucho provecho antes de tirarla por ahí como basura.
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-Los primeros rayos del sol atravesaron las cortinas y Madame Diana abrió los ojos sin dejar de sonreír cómo el Grinch.
Cuando revisó su cuenta bancaria dejó escapar un grito ahogado.
Sus ojos tenían el símbolo de dólares al ver los 10 millones en su cuenta.
Después cantar cómo una loca en la ducha se puso su mejor vestido y bajo las escaleras.
Se sentó con elegancia en la sala de estar imaginando las miles de formas de gastar todo el dinero que consiguió gracias a Elucibeth.
Lo primero que apareció en su mente fue una lujosa mansión en una zona exclusiva, ya que estaba cansada de vivir en una zona rústica y alejada.
Lo segundo el Maybach dorado que siempre había añorado...
Sus ambiciosos sueños se vieron interrumpidas por ruidosos sollozos y fulminó a Elucibeth con la mirada.
"¡Deja de llorar, me estresas!" Chilló Madame Diana. "Deberías de sentirte halagada, alguien pagó mucho dinero por ti. ¿Quién en su sano juicio encontraría valor en una inútil y muda como tú?".
Sus palabras estaban desprovistas de emoción y llegaron al corazón de Elucibeth cómo otra daga más provocando más hemorragia.
Las pequeñas y blancas manos de la joven no dejaban de temblar mientras lloraba en silencio con la cabeza gacha.
El motivo de su lloro no era precisamente que le doliera abandonar la casa. En otras circunstancias habría brincado de alegría.
La sola idea de vivir un infierno más cruel con el ogro de hombre que la había comprado le producía escalofríos.
Se imaginó a ese hombre con el rostro del diablo, y pensó que sería el doble de cruel que Madame Diana.
'¿Que va ser de mi?' Se preguntó Elucibeth, conteniendo sus lágrimas.
Veía su futuro lleno de lágrimas y dolor.
El suicidio se le atravesó por la mente, pero lo descartó al minuto siguiente al pensar en Nancy y Jhonny, sus dos motivos para seguir en este mundo cruel.
Tenía la esperanza de que su amado viniera a rescatarla, cómo en aquellos cuentos de hadas....