Del Odio Al Amor: Eres Mi Obsesión

Ya estando en el centro comercial, Dominic condujo a Alana por varias tiendas, él quería que su mujer tuviera lo mejor, pasaron por una joyería y Dominic la invitó a pasar, Alana no quería joyas, a ella esas cosas nunca le habían importado.

— Buenas tardes, señores, en que les puedo servir. — comento una vendedora.

— Por favor muéstranos los anillos de compromiso más bonitos que tengas. — dijo Dominic sorprendiendo a Alana.

— Con gusto señor. — respondió la mujer coqueteando.

Alana puso los ojos en blanco, ella no podía creer la desfachatez de esa vendedora, pero si se ponía más atrevida ella misma le daría una lección.

— Escoge el que más te guste. — susurro Dominic al oído de Alana.

— Gracias amor. — contesto Alana muy emocionada.

La vendedora salió con una gran variedad de anillos, todos eran demasiado llamativos para el gusto de Alana.

— Tendrás algo menos llamativo?. — pregunto Alana con cara de fastidio.

— Claro que sí señorita, estos anillos que le acabo de mostrar son los más lujosos del lugar, pero aquí en las vitrinas tenemos más sencillos. — explico la vendedora.

La vendedora estaba molesta, porque como a una mujer no le iban a gustar esos anillos que ella le acababa de mostrar, era algo absurdo, pues se veía que el novio tenía dinero.

— Amor a mí me gusto este. — dijo Domínic señalando un anillo de lujo, los diamantes predominaban, no era nada sencillo.

— Quiero algo menos ostentoso, quiero algo que represente nuestro amor, algo sencillo y a la vez complicado. — explico Alana.

La vendedora con cara de fastidio busco una colección única y exclusiva, se la mostró, pero a Alana no le gusto ni uno solo de esos anillos ostentosos, al mirar una sección escondida de la vitrina Alana vio un anillo sencillo y ella quedó encantada con este, era un de plata con incrustaciones de diamantes en la parte delantera del mismo, Alana apenas lo vio supo que este era el anillo indicado, ya que lo mismo sintió cuando vio a Dominic por primera vez.

— ¡Me encanta, amor! — dijo Alana emocionada.

— A mí también me gusta. — contesto Dominic.

— Señorita, no se apresure, mire está es una colección de lujo y le pueden gustar más que ese, sencillo anillo. — la vendedora trato de persuadir, ya que si compraba una de la colección de lujo, ella obtendría grandes ganancias.

— Está decidido, definitivamente quiero esto. — dijo Alana sonriente.

A la vendedora no le quedó de otra de facturar el anillo que había escogido Alana, después de obtener su anillo, la pareja siguió comprando, así pasaron el día, sin imaginar que un peligro los estaba acechando.

— Entonces el gran Dominic Lombardi, el hombre al que nadie ha podido llegar tiene un punto débil. — dijo el hombre que los veía a la distancia.

— Así parece, jefe, investigaré todo lo referente a esa chica. — contesto el otro hombre que estaba en una de las mesas a lo lejos.

— Por qué esa chica se me hace conocida? — pregunto el misterioso hombre.

— Creo que es la chica que casi atropellamos.— respondió el otro sujeto.

— Sí, es ella, pero mira nada más, que casualidad. — comento Arturo Bloom uno de los hombres más peligroso del país.

Por otro lado, Dominic recibió una llamada misteriosa.

— Amor debo contestar esta llamada. — dijo Dominic a Alana.

— Es de tu trabajo?. — pregunto Alana

— Así es, amor.

Dominic se retiró unos pasos para poder hablar tranquilo, mientras que Alana lo miraba desde lejos, una vez término de hablar Dominic se acercó a Alana.

— Lo siento amor, creo que salir hoy ha sido un error. — dijo Dominic preocupado.

— Por qué lo dices?, qué está pasando?. — pregunto Alana preocupada.

— Hay alguien muy peligroso en la ciudad y al parecer está en este centro comercial, si él te vio conmigo seguramente irá contra ti. — explico Dominic nervioso.

— Tienes que decirme en qué trabajas, esto está muy extraño. — respondió Alana mirando a su alrededor.

— No hagas eso, amor, si lo haces lo pondrás sobre aviso, mejor actúa normal y salgamos como si no supiéramos nada. — recomendó Dominic con una sonrisa.

Ellos hicieron como si no supieran nada, continuaron con su comida e hicieron como si nada pasará.

— Lo siento Alana, pero desde hoy nuestras vidas van a cambiar.

— En que negocios estás metido?

— Ya sabes que si te digo, no hay vuelta atrás.

— No me importa, yo quiero pasar el resto de mi vida a tu lado.

— Entonces te mostraré mi vida y te enseñaré a defenderte, ya que a partir de hoy todos mis enemigos sabrán de ti.

— Está bien, sé que tú me protegerás.

Dominic tomo de la mano a Alana y la llevo al auto, en este ya había al menos tres hombres custodiando que nadie se acercara para sabotear el vehículo.

— Buenas noches, jefe. — saludo, uno de los hombres, abriendo la puerta trasera.

— Buenas noches, Boris. — respondió Dominic dándole el paso a Alana para que subiera y luego subió él.

El tal Boris subió al auto al lado del conductor, mientras que el otro se subió al copiloto, el tercer hombre subió a un vehículo que iba detrás del auto donde se encontraba Dominic y Alana.

— Ahora si me estoy asustando, qué está pasando?. — pregunto Alana.

— Por ahora solo te puedo decir que iremos a casa de los Lombardi, Laureano nos mandó a llamar, solo espero que se pueda contener la situación.

— Eso espero.

Alana se quedó pensando en su familia y si esa gente iba tras de ellos.

— Qué piensas?. — pregunto Dominic.

— En mi familia, ellos estarán bien?.

— Por el momento tienen protección, al igual que Camila, no te preocupes.

Después de unos veinte minutos llegaron a la mansión Lombardi, esta casa era por mucho la más protegida de todo el país, además que contaba con un sistema de seguridad único en el mundo.

— Buenas noches, muchachos — dijo Laureano al verlos entrar.

— Padre, gracias por invitarnos. — respondió Dominic.

— Señor Laureano, como ha estado?. — saludo Alana.

— Hija, bienvenida, yo he está bien gracias por preguntar, pero por favor ponte cómoda. — respondió Laureano.

En ese momento bajo Carolina, esa mujer irradiaba elegancia por donde quiera que se mirara.