Esta parte de la historia se centra en la infancia de Nicky/Ferd, identidades de la nueva vida decapitan Victores en este nuevo mundo y los problemas ocasionados por su accidentado arribo.
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Okeer...
Mientras los sobrevivientes del naufragio trabajaban para mantener sus vidas a salvo otro grupo acechaba en los alrededores de los bosques, acercándose lentamente sin ser notados, sitiando lentamente aquel campamento, y cuando estuvieron listos una señal fue dada dando inicio a un bombardeo.
Aquellos individuos no pretendían mar a estas personas si ese fuera el caso no se habrían tomado tantas molestias y solo habrían bombardeado a ciegas desde el inicio. Los explosivos estaban siendo lanzados de forma táctica a puntos donde menos se concentraban las personas. Pero el rango de impacto de aquellos ataques aun los lastimaría debilitando sus defensas.
Después de unos 30 segundos las explosiones se detuvieron y una nueva señal fue dada, lanzándose un grupo de ellos al asalto.
Inmediatamente aquellos de los náufragos que estaban en habilidad para luchar, intentaron contraatacar para proteger a sus compañeros y familias, pero fue completamente inútil, no solo eran superados en número, sino también en armamento y habilidad.
Los que se resistían fueron heridos, mientras que aquellos que intentaban escapar u ocultarse eran atrapados por los que aun esperaban dentro de los bosques.
— Todos, quédense detrás de mí. —Dentro de una de las improvisadas tiendas de acampar Frey, tomaba el mando esperando poder mantener seguros al menos a aquellos junto a ella. Esta vez no actuaba fuera de sí misma como la última vez, es lo que se decía a sí misma en su mente. Justo ahora junto a ella estaban aquellas dos chicas, objetivos principales de su misión y ya que el chico estaba allí con su asistente, solo se beneficiarían de eso.
Ferd por su parte miro su alrededor mientras analizaba la situación, llegando rápidamente a la conclusión en la que el intento de Frey por protegerlo fallaría, en su lugar tubo otra idea. Y tomando la mano de Domm la guio hasta debajo de un improvisado taburete de cortezas y troncos, y la cubrió con hojas y pieles, coloco su media esfera dentro de la mochila la cual dejo en medio del lugar, no sin antes haber programado algunas ordenes al aparatejo, para luego el ir al lado de Domm, dejándole unas últimas palabras a las demás chicas.
— Estoy seguro que Frey podrá soportar esto sin problema, pero ustedes dos mejor cúbranse con su magia.
Para las tres, aquellas acciones eran solo parte de la excentricidad de aquel chico, al menos así lo vieron hasta que sin previo aviso la parte trasera de la tienda de acampar fue rasgada y tres hombres que vestían pieles como pantalones y llevaban su torso denudo entraron, casi logrando golpearlas en el acto.
Ellas tres eran expertas guerreras y aun así fueron tomadas por sorpresa, habían sido algo ingenuas al pensar que el enemigo usaría la entrada principal de aquella morada tan frágil. Más importante, si el chico no hubiese visto eso, probablemente el y su compañera no habrían tenido la habilidad suficiente para evadir o resistir aquel ataque.
Al pensar en ello Martina no tardo en canalizar magia en su cetro para conjurar un hechizo de protección, haciendo caso a la advertencia de Ferd.
Dos de los asaltantes continuaron su ataque, obligando a las chicas a retroceder, mientras que el tercero al ver que el equipaje que pertenecía a los habitantes de esta tienda estaba allí tirado opto por tomar posesión de este. Abriendo la mochila, lo primero que encontró fue aquella media esfera que intento manipular, causando que esta estallara en el acto.
Trozos de metal volaron en todas direcciones, aquellos tres que atacaban terminaron con su cuerpo llenos de agujeros y muriendo en charcos de su propia sangre.
Vario de los proyectiles golpearon también a Frey, pero esto solo le causo una ligera picazón. En cuanto Claerie y Martina, ellas se encontraban a salvo gracias al hechizo de esta última.
— Jo… ¡Joder! ¡Recuérdame nunca hacer enfadar al mocoso de nuevo! —Exclamo Martina muy sorprendida.
La tienda de acampar ahora solo era girones que caían lentamente al suelo. Al resto del campamento no le iba mejor, ahora la gran mayoría ardía en fuego y las personas eran capturadas una tras otra.
Frey tomo un rápido vistazo alrededor esperando encontrar a su compañera Zhavan, sin lograr verla en ningún lado, pero eso también era una buena señal. De ningún modo ella sería atrapada sin dar una apropiada pelea, si no se veía es porque ahora estaba oculta fuera del alcancé del enemigo maquinando alguna idea. Si no para contraatacar, entonces para ayudarla a salir de esta.
Su dedo fue directamente a su oído pulsando el interruptor del pequeño artefacto de comunicación en este de forma repetida. Como respuesta solo recibió una ligera señal de estática que e repetía en cortos intervalos. Era su compañera pulsando el botón de regreso.
Pero si ella hacia eso en lugar de hablarle, significaba que temía revelar su posición al enemigo. Eso sería comprensible si se tratase de una misión de infiltración o algo parecido, pero justo ahora la situación era muy diferente. Entonces… ¿Qué podría haber allí afuera que causara tal temor en la dura Zhavan?
No había muchas posibilidades que pudieran causarle tal temor a la pequeña Greenskin, pero pensar en cada una de ellas activaba todas las alarmas de peligro en el cuerpo de Frey.
— ¡Ustedes dos, tomen al chico y a su guardiana y salgan de aquí ahora mismo!
La advertencia de Frey llego algunos segundos tardes, para cuando se habían dado cuenta estaban completamente rodeados por esos individuos vestidos de pieles.
A primera vista ellos podrían ser confundidos con salvajes o clanes barbaros, pero la sensación que daban al pelear y como los habían asaltado con la intención de tomarlos prisioneros era algo más parecido a mercenarios.
No era raro que algunos miembros de los clanes barbaros terminaran convirtiéndose en mercenarios, tal era el caso de Frey y Zhavan, pero tener tantos de ellos en una misma agrupación, eso sí era algo que no se veía a diario y de lo cual guardar mucho cuidado.
— No e que es lo que piensan, pero no somos nativos —Intenten to comunicarse Frey— Tampoco estamos aquí para tomar territorios, solo caímos por accidente en este lugar.
Aunque no hubo respuesta alguna, algunos de ellos sonrieron en tono de burla, indicando que podían entenderla.
Eso causo que la mujer comenzara a enojarse. Otra vez miro a su alrededor, esta vez buscando algo que pudiera servirle como arma. Lo más cercano fue un trozo de metal restante de la que solía ser el arma o escudo de Ferd. Este tenía forma de medio aro y uno de sus bordes era afilado.
— Ustedes concéntrense en defenderse. Si ven una oportunidad salgan de aquí, ya nos reagruparemos después. —Advirtió Frey empuñando su arma improvisada.
Pero Martina no parecía muy dispuesta a seguir instrucciones siendo la primera en cargar contra los enemigos, golpeando a tres de ellos con el cristal incrustado en la parte superior de su cetro.
Otro tanto igual intentaron golpearla en un contraataque, pero el hechizo de protección conjurado por la chica antes de la explosión, seguía activo y los simples golpes de aquellos sujetos no fueron capaces de atravesarlo.
— ¡Oye! ¿Qué acabo de decirte? —Reclamo Frey a la chica, intercambiando una mirada de frustración con Claerie al ver que Martina no hacía caso.
— ¿Quieres que huya de estos alevines? ¡Te preocupas demasiado por nada!
— ¡No son ello lo que me preocupan!
Pasando inadvertidas las palabras de Frey, Martina continuo luchando, abatiendo a aquellos guerreros uno tras otro, sin notar una enorme roca que desde el bosque fue arrojada hacia ella, golpeando su escudo mágico.
El enorme proyectil no impacto directamente el cuerpo de la chica, pero causo una onda expansiva que la arrojo hacia atrás, siendo atrapada por Claerie, quien evitaba que sufriera graves daños.
— ¡Mierda! ¿Qué tipo de loco demente tiene la fuerza para lanzar una roca así de grande? Se quejaba Martina.
— Yo la tengo… —Respondió Frey con tono sombrío— Aunque no tan lejos. Tal vez si entrenara durante 10 o 20 años más.
Frey no necesitaba decir más para hacerse entender, aunque no era algo confirmado, había altas posibilidades de que el enemigo fuera un orco como Frey. Habían muchas razas allá afuera que podrían ser incluso más fuertes, pero agrupándose en esos números y comandando tropas era comportamiento más común de elfos, orcos y humanos, de los cuales solo podían imaginar a un orco con ese nivel de fuerza.
Bueno incluso entre los orcos casos como Frey era algo excepcional, la comparativa normal entre soldados rasos seria como de 5 a 1 entre humanos y orcos, o incluso 10 a 1 entre los más fuertes de los orcos. Pero ella había enfrentado por si sola un escuadran de mercenarios completo.
— ¡Claerie, toma al chico y la doctora yo abriré el camino! ¡Nos largamos!
Las ropas que cubrían el cuerpo de Martina se deshicieron en miles de partículas de luz, siendo remplazadas al instante con una armadura plateada que protegía la totalidad de su cuerpo. Similar fue el caso de su cetro, apareciendo en lugar una gran lanza que duplicada el tamaño de la chica, tacones y celada incluidos.
Esto causo un extraño cambio en el comportamiento de aquellos individuos que las rodeaban, ahora todos ellos pusieron sus miradas sobre Martina, ante sus ojos ella era como un botín ambulante. Incluso si cada intento de atacarla terminaba con uno de ellos muriendo.
Teniendo la atención de ellos sobre la rubia, Claerie procedió a buscar entre los escombros a Ferd y Domm. Aunque ese par estaban inconscientes, tal vez debido al impacto de la explosión, aún estaban fuera de peligro. Casi ilesos, exepto por algunos cortes superficiales en la espalda de Ferd, causado por algunos de los proyectiles que alcanzaron a rosarle.
Él había protegido con su cuerpo Domm para evitar que ella también fuera lastimada. Un comportamiento que no se vería normalmente en algún poseído. Los que Claerie había conocido hasta ahora velarían solo por sí mismos y algunos de ellos alegarían que sus acciones eran por el bien de alguna misión.
Tomando a ambos sobre sus hombros la medio elfa corrió al bosque tan rápido como pudo sin mirar atrás, ella confiaba plenamente en que Martina podía hacerse cargo y alcanzarla en cualquier momento.
Bueno así debería haber sido enfrentándose a aquellos humanos con aspecto de salvajes, pero antes que se dieran cuenta los humanos que rodeaban a Frey y Martina habían sido remplazados por orcos.
Incluso con la excepcional fuerza de Frey o la magia impulsando la armadura sobre Martina, al tener a tantos de estos sobre ellas era difícil incluso mantenerse en pie.
Cuando intentaban atacar a uno, dos más las golpeaban por la espalada., doblegando sus rodillas, obligándolas a ceder poco a poco.
Casi llegaban a ser sometidas cuando un virote atravesó todo el campo de batalla, incrustándose en la cabeza de uno de los orcos, estallando un par de segundos después, haciendo que restos de sesos se esparcieran por todas partes.
Varios virotes más volaron derribando al resto de ellos, dándole un ligero respiro a esas dos, aunque no duraría mucho.
—… Va tras ellos… va tras el chico…
La voz de Zhavan parecía bastante agitada y perturbada a través del artefacto de comunicación. Frey paso saliva no queriendo escuchar una respuesta a sus dudas, pero aun así se atrevió a preguntar.
— ¿Quién va tras el chico?
— ok… okkeer…
Las rodillas de la orco se tambalearon al escuchar aquella palabra apenas logrando mantenerse en pie. Su siguiente reacción fu intentar correr a buscar a Ferd, pero sus pies le pesaban. Ella estaba asustada.
— ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa con el chico? ¿Está bien Claerie?
— Yo…
Frey miro a la rubia y luego vio sus propias manos temblando. Pensar que su enemigo por encima de cualquier variante greenskin que podrían enfrentar, se trataría de un okkeer. Pero no había tiempo para estar asustada, debía actuar ahora o sería demasiado tarde.
Con fuerza choco los nudillos contra el suelo y su cuerpo comenzó a emanar mana de forma descomunal, su piel verde se pigmento con un tono más bien cobrizo sus músculos comenzaron a crecer hasta rasgar las ropas que llevaba encima.
— Aguarda aquí hasta que mi compañera vuelva. Mantengan la guardia y esperen mi señal.
Un poco aturdida y confundida por la repentina transformación de Frey, Martina apenas logro mover su cabeza para responder afirmativamente. Pero la orco encontrando esa respuesta un poco vaga debido a la actitud que tuvo la chica antes la tomo entre sus manos para insistir.
— ¡Dilo! ¿Qué vas a hacer?
— ¡Esperare a que llegue la señorita Zhavan, defenderemos la posición y vigilare tu señal!
Con la orden confirmada Frey dio un largo respiro de tranquilidad y nuevamente inhalo profundamente para tomar valor antes de correr en la dirección que había huido Claerie.
En el interior del bosque la medio elfa continuaba huyendo con sus piernas a punto de desfallecer. Su idea al intentar al bosque era encontrar pronto un lugar seguro en el cual refugiarse y desde allí planear cuál sería su próximo movimiento, pero ya entre los arboles habían más enemigos esperando a por ella y estos en su mayoría eran más fuertes que los que atacaban en el campamento.
En una situación normal ella podría haberlos dejado atrás fácilmente, después de todo, habiendo crecido en un lugar más frondoso y plagado de peligros, el bosque era su ambiente natural. Pero justo ahora llevaba dos personas sobre su espalda.
Rápidamente la chica se vio rodeada, por el enemigo. Había entre ellos humanos, orcos y hombres bestia de la tribu de los lobos.
Por algún motivo ninguno de ellos ataco, solo se habían quedado allí parados alrededor y luego abrieron paso cuando una mujer se acercaba.
Esta era un poco semejante a frey solo que con una larga cabellera atada en una trenza. Sus largas orejas puntiagudas eran más finas y sin el característico corte inferior de los orcos, semejándose más a las de un elfo, pero cualquier elfo, eran como las de un alto elfo.
De igual modo su cuerpo aunque marcado y claramente musculoso era un poco más delgado y con curvas más pronunciadas.
Pero la principal diferencia recaería en sus extremidades; sus manos y pies tenían un conjunto de 3 dedos más un pulgar cada uno, en lugar de los cuatro más pulgar que caracterizaban a las criaturas antropomórficas.
La mujer camino justo en frente de Claerie sujetándola por el mentón para observarla cuidadosamente soltando un chasquido de lengua.
— Tskk… una cruzada, es una lástima.
Con desprecio la chica fue arrojada a un lado, no sin que antes le arrebataran a los otros dos de sus manos. La líder de aquel grupo de parentesco salvaje reparo por un segundo a Ferd y Domm, arrojando a la última a un lado de Claerie, tomando al chico sobre su hombro.
— Llévenla junto al resto del cargamento y prepárense para zarpar.
Los hombres obedecieron sin emitir ruido alguno. Y justo cuando su líder se disponía a regresar de en medio de la espesura del bosque emergió con un gran salto Frey golpeando fuertemente el rostro de aquella mujer, apresurándose a tomar de regreso a Ferd y arrojarlo también junto a Claerie para continuar repartiendo golpes a los demás presentes.
— ¡La doctora debe tener medicina en sus bolsillos! ¡Toma algo y lárguense de aquí!
Tras enviar a volar con sus puños a la mayoría de los que les rodeaban volvió a conectar sus puños contra aquella que se le asemejaba en apariencia, sin detenerse siquiera a respirar.
— ¡Si puedes, despierta al chico! ¡Seguro tendrá alguna buna idea!
Siguiendo aquel concejo Claerie busco dentro de los bolsillos de Domm, encontrando muchas jeringuillas con extraños líquidos en su interior. Ninguna de ellas estaba etiquetada, intentar usar alguna era un juego de azar muy peligroso. Por suerte ella logro reconocer una de estas jeringuillas, había una cuyo contenido burbujeaba continuamente generando presión en el interior. Parecía que estallaría en cualquier momento.
SI su intuición no le fallaba, aquella jeringuilla debería funcionar ahora como un explosivo, pero en lugar de generar un gran impacto o incinerar las cosas a su alrededor, seguramente esparciría su contenido.
El problema era saber qué tipo de contenido había en su interior.
Pero la situación no daba tiempo para analizar los pros o los contras de utilizar aquella sustancia desconocida, el factor sorpresa del ataque de frey a la otra Greenskin perdía efecto, y comenzaba a recuperarse, resistiendo los golpes de la orco.
— Pequeña eres al menos 100 años demasiado joven para hacerme frente… —dijo al devolver algunos golpes lograron sacarle el aliento a Frey, luego la tomo por el cabello para darle un mejor vistazo a su rostro— Pero debo decir que lo haces bastante bien para una raza inferior… hmmm…
Cuando sus miradas se cruzaron algo capto el interés de la mayor, logrando confundirla bastante. Para asegurarse, sujeto la muñeca y comenzó a contarle los dedos
— 1..2..3..4..5… Esto es raro… La otra tenía 4 pero fuera de su cuerpo muy resistente, su fuerza era lamentable. Tú en cambio eres fuerte y tienes todo el espíritu en tu mirada… pero tus manos tienen 5 dedos como esos tontos humanos.
Mientras la enemiga estaba distraída con aquellos pensamientos, Claerie lanzo la jeringuilla a Frey y esta última comprendió enseguida la intención de su compañera, golpeando con fuerza el rostro de su oponente queriendo clavar la aguja en ella para inyectarle el contenido, pero la piel de la okkeer era muy gruesa y la aguja se rompió.
Aun así el golpe fue bastante fuerte provocando una reacción en el líquido dentro de la jeringuilla y este estallo en una gran nube de humo rojo que cubrió todo en un radio de treinta metros.
A lo lejos, en el lugar donde solía estar el campamento Zhaan y Martina reagrupaban a aquellos que no habían sido capturados durante el ataque. El sordo sonido de una explosión se oyó en el bosque y una nube de humo rojo se alzaba al cielo.
— ¡Esa debe ser la señal! —Para bien o para mal, malinterpreto la rubia. Logrando que la pequeña greenskin la siguiera.