Mi nombre es Rosalie Montana, fui comprometida con el hombre que creí sería mi gran amor, pero todo ha sido un gran error, después de la muerte de mi padre todo mi mundo se vino a bajo hasta el punto de tener que desaparecer.
ahora tres años más tardes he regresado para reclamar lo que por derecho me pertenece y hacer sufrir al asesino de mi padre.
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CAPITULO 19
AXEL
Termine de bañarme y salí a vestirme, pude ver de reojo a Rousse maquillándose, pero no me detuve a detallarla, tenía que calmar mi instinto de hombre antes de volver a su lado.
Me coloqué un pantalón jogger negro, y una camiseta blanca, era muy raro que no estuviera de traje, la mayoría del tiempo vivía para complacer a mi padre y esto solo lo hacía entregándome al trabajo. Más, sin embargo, los domingos, en mis pequeñas vacaciones e incluso en mi tiempo de gimnasio, vestía comodo y casual; Rousse sería la primera mujer en verme vestido así; y eso se sentía bien, era como mostrar una pequeña ventana de lo que era yo realmente.
Me aplique un poco de perfume, y cruce la puerta que nos separaba, cuando entre en su habitación, su fragancia de cereza y vainilla inundó mis fosas nasales, era un olor agradable, dulce como ella.
-Rousse estás lista?- le dije a la habitación vacia.
-sí, dame un minuto.- respondió desde el baño.
Cuando la vi salir, quedé perplejo, y totalmente mudo, Rousse traía una pequeña blusa que dejaba mostrando su ombligo, y sus caderas, era algo así como una especie de brasier pero más elegante, aunque se veía espectacularmente hermosa, preciosa y deseable, no iba a permitirle salir de aquí así, no podía dejar que otros hombres la miraran. Rousse era mía, aunque ella aún no lo sabía.
-y para donde crees que vas a ir en Brasier?- le dije arqueando una ceja
-no es un brasier bobo, se llama crochet, y es hermoso.
-claro que es hermoso, pero así no vas a salir.- le dije en tono autoritario.
-y por qué no?.
-porque estás saliendo a medio vestir.
-Axel, tengo un pantalón, mis zapatos y una blusa.- se quejó ella.
-eso no es blusa, no ofendas a la moda, eso es un brasier y tú no vas a salir en ropa interior por ahí.- estaba perdiendo el poco autocontrol que tenía.
-Axel, por Dios no estoy en ropa interior.
-se te ven tus... Propiedades demasiado bien para mi gusto- trataba de buscar palabras que no sonarán tan irrespetuosas, pero me era casi que imposible.
-no se me ve nada.-dijo cruzándose de brazos.
-bueno en ese caso, colocate algo encima, ya que no cambiarás de idea- dije tratando de negociar.
-hace calor Axel.- respondio buscando excusas.
-no saldrás así, así que como no cedes, haremos la cita en la habitación.- dije cerrando el tema.
-pero dijiste saldríamos a conocer la ciudad.
-pero yo no voy a ir contigo así vestida ni a la esquina Rousse.- sé que mis palabras eran bruscas, pero no permitiría que nadie viera a Rousse de una manera deseada.
-bueno en ese caso, pide servicio a la habitación.- dijo renuente.
De verdad quería que saliéramos, había incluso mandado a cerrar un restaurante entero solo para nosotros. Está mujer era muy necia, hermosa, sexy, pero no entraba en razón.
-Además no eres nadie para decirme que usar y que no, por lo menos no hoy, porque digamos que hoy es mi día libre.- sabía que estaba molesta por como me decía las cosas y como me miraba.
Volví a mi habitación y tomé una chaqueta.
-vámonos antes de que cambie de idea- le dije mientras salía de la habitación dejando la puerta abierta detrás de mí para que ella me siguiera.
sé que eso no es de caballeros, pero necesitaba que ella entendiera que yo también estaba molesto.
Apenas bajamos a la recepción, nos encontramos a Andrés, disfrutando de su día de descanso, estaba sentado en uno de los sofás del lobby, mientras se tomaba lo que creería era un whisky a las rocas.
Como era de esperarse Andrés escaneo con la mirada, a la mujer que venía a mi espalda, su mirada viajaba de arriba, abajo sin detenerse, hasta que lo hizo, detallando el brasier que cargaba Rousse, que le acentuaba su ya destacado busto. La rabia y los celos, me carcomían, así que me detuve de forma abrupta, la tomé del brazo y la lleve hasta la salida.
-Axel cálmate, es solo Andrés, ya le has dejado claro que no puede estar cerca de Rousse- me repetía en mi cabeza.
-ahora bien, este es solo el comienzo de un horrible día- me mentalicé al observar que hasta el taxista la desnudaba con la mirada.
-señor, no es mejor que mantenga su mirada en la carretera?- le dije con evidente disgusto.
El taxista, fijo su mirada en la vía, sin ninguna queja, más sin embargo siempre seguía dando vistazos al retrovisor para mirar a mi chica.
Fuimos a un jardín botánico, caminamos por algunos centros comerciales, Rousse no quiso comprar nada, aunque le dije que todo sería un regalo de mi parte.
Al caer la noche nos dirigimos al restaurante donde había hecho la reservación. al entrar, había un pequeño camino de pétalos de rosas y velas, que guiaban hasta nuestra mesa para dos.
-Has mandado a cerrar el restaurante! - dijo ella con un poco de asombro.
-sí.- dije mientras miraba al mesero con ganas de que iba a cortarle la cabeza si no dejaba de mirarle las tetas.
-queria que pudieras hablar cómodamente.
-y de que quisieras hablar?- pregunto abiertamente.
-quiero conocerte Rousse, tengo un cierto interés en ti, que no sé cómo explicar.- le confesé, haciendo que ella se ruborizara un poco.
-y eso es algo bueno o malo?.- dijo con inocencia.
-es algo, incómodo, no soy de estar dando detalles de lo que siento o no, y esto que me pasa contigo jamás lo había sentido con nadie.- trataba de explicarme, pero sentía que no llegaba a ningún lado.
-me gustas Rousse, por eso quiero saber más de ti.- terminé diciendo.
-tú... Tú también me gustas Axel, pero no creo que yo sea la indicada para ti.- sus ojos se cristalizaron como si estuviera a punto de echarse a llorar.
-¿por qué lo dices?. Le dije preocupado por su reacción.
-yo, yo no soy quien tú crees que soy... - ella suspiró con pesadez - No puedes saber muchas cosas de mi Axel.
-entonces dime lo que si puedo, con eso me basta.- ella sonrió y me miró con cariño.
-eres increíble, ojalá siempre fueras así.
-puedo ser así, contigo siempre.- le dije devolviéndole la sonrisa.
Hablamos de cosas muy triviales, Rousse no quiso hablar de nada personal, ni de su familia, o de donde vivió estos años, solo se enfocó en sus gustos bien sea la música, o la comida.
La noche transcurría sin novedades, hasta que salimos del restaurante, la idea de regresar caminando al hotel, era tentadora y no dude en rechazarla, íbamos hablando plácidamente, hasta que nos topamos con un trío de borrachos y comenzaron a decirle morbosidades a Rousse, trate de controlarme, hasta que uno de ellos la sujeto de la muñeca y la tiró hacia él.
-estás muy rica, cuánto cobras por una noche?- dijo entre balbuceos.
-suéltame, me lastimas- chillo Rousse.
No pude contenerme más, y le solté un golpe que se estrelló enseguida en su nariz, haciéndola crujir, indicando así que se la había roto.
Por un momento olvidé que el idiota venía con dos más, y estos comenzaron a golpearme, en defensa de su amigo caído.
Como pude, le propine unos cuantos golpes haciendo que ambos terminarán en el piso.
-vámonos Axel, antes de que se pongan de pie - dijo Rousse empujándome con miedo.
Mi labio sangraba y mi ceja derecha también, el dolor en mi costilla ya se me estaba pasando, más, sin embargo, no permití que Rousse me viera débil.
Al llegar a la habitación, ella entró en su lado y yo me quedé en el mío, en todo el camino de regreso no dijo ni una sola palabra. Espere unos pocos minutos, hasta que me decidí y entre a buscarla.
-¡Por Dios Rousse!- dije cuando entre a su habitación.
Te digo sinceramente que esperaba un mejor desarrollo al final.
De paso no se hizo visible que la Diana fué la de los anuncios en el periódico y del teatro que montó en la fiesta y de todas las trampas para casarse con él, tampoco dejaste veg si en verdad se habían casado y si consumaron ese matrimonio.A y mejor no sigo porque Natalie no pagó tampoco y él papá de ella las traiciones y barbaridades que hicieron.
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