Una Segunda Oportunidad

En el tiempo antes de irme con mi hermana, mi padre me trajo un maestro de magia, quien vendría conmigo de viaje.

Ya tenía todo listo para mi viaje, faltaba solo un día por lo que hoy era la fiesta de té de la señorita Lester, ella solía ser mi amiga en mi vida anterior, así que es una arpía de primera, el padre es un contrabandista, si tan solo se hubiera quedado en contrabandear productos, pero dentro de unos años comenzará con mujeres…

Poco antes que la enfermedad del emperador se agrave, se aprovechó del revuelo social, y luego de la muerte del emperador, no lo freno nadie. Sé muy bien toda su historia, ya que solía escuchar a mi amiga contarlo como si fuera todo una hazaña, si bien no cooperé estratégicamente con su trabajo, a lo que si llegué, fue a enviar mujeres que estaban tras el príncipe. Cada día me siento más estúpida, que poco sentido de la moral que tenía.

Me vestí de forma muy sencilla y cómoda, pedía a Doris que prepare el carruaje y me dirigí a un suicidio social seguro.

Al llegar fui recibida y llevada al jardín donde se realizaría la fiesta de té, ya estaban todas faltaba yo, nada más. La señorita Janet Lester me saluda

-Buenas tardes, señorita Melanie, ¿Cómo ha estado? Hace tiempo no la veía-

-Muy bien, estuve muy ocupada últimamente-

-Vaya ¿tomando clases para ser emperatriz?-

Pude ver como una dama Pelirosa, de forma intencional, tira su taza de te arriba de la mesa, las demás damas comienzan a actuar como si se preocuparan, mientras las doncellas se acercan a limpiar el desastre

-¿Está bien señorita Anabela?-

Al momento de sentarme y escuchar ese nombre, desvío la mirada para verla, la muchacha me miraba fijo, quién diablos será.

-O si, bien disculpen se me resbaló-

Las charlas sin sentido siguieron dándose, donde no participé, ya que toda mi atención estaba en los postres, hasta que esta señorita Anabela, me saca de mi ardua tarea

-Señorita Janet, debo decir que la curiosidad no me deja pensar en otra cosa, ¿esta señorita dijo que estaba estudiando para emperatriz?-

Parecía tierna cuando lo decía, pero se dejaba ver su odio en cada palabra que era referente a mí. Sin dejar que la señorita Janet conteste

-Primero mi nombre no es esta señorita, sino Melanie Liberto, segundo yo no dije eso en ningún momento-

-Oh mis disculpas, no sabía quién era, perdone a esta humilde dama, pero como no se presentó cuando llegó-

Claro humilde…

-Señorita……-

-Anabela Farel, soy nueva por aquí-

¿Será esta Anabela de la que hablaba Paula?

-Mire señorita Anabela Farel, si estudió etiqueta, la dama que debe presentarme es la señorita Janet, ya que mi rango es mayor, si ella no lo hizo, no es algo que deba resaltar, por educación, puesto que nuestra amiga se olvidó…. O insinúa que la señorita Janet es una mala anfitriona-

-No por dios, nunca haría eso-

-Entonces debería de haber preguntado, por mera educación mi nombre, pero volviendo al tema, no estoy estudiando para emperatriz, solo estudio para mejorar el honor del ducado de mis padres, por mero orgullo-

Interviene Janet

-Melanie y ¿Tu sueño de ser emperatriz?-

-Puff, eso solo un sueño de niña, entendí que hay otras cosas que más disfrutaría hacer, en vez de lidiar con hipócritas que dicen querer ayudar al país y solo buscan su beneficio…-

En la conversión entra otra chica, a esta chica no la conozco tampoco

-Estoy de acuerdo con la señorita Liberto, además para ser emperatriz solo hay dos caminos, o el emperador o el príncipe… Aunque el emperador se dice no cuenta de buena salud, lo que nos reduce al príncipe y sinceramente chicas primera muerta antes que casarme con ese príncipe-

Sin dudarlo comienzo a reír, todas estaban esperando que le tire un cuchillo se ve

-Buena observación señorita…-

-Perdón no me presente Luisa Lamberto-

Janet interrumpe

-No diga así señorita Luisa, el príncipe es buen candidato para cualquiera de nosotras, incluso para la señorita Liberto, nadie más que la familia real igualaría a la suya-

Me comienzo a reír, pero la que contesta fue esta chica que ya me agradó

-Disculpe señorita, no digo que el príncipe no sea buen candidato, como decirlo para que no quede mal, no sería de mi gusto… es, es, es…. Demasiado delicado a mi gusto. Esa sería la palabra, me gustaría alguien con más personalidad, más como el emperador-

Se hizo un silencio, justo estaba mirando a la chica que estaba frente a mí, como apretaba los puños y se le transformaba la cara. Peor aún cuando escucho mis palabras

-Es verdad señorita Luisa, creo que el emperador sería mejor partido-

Esta muchacha Anabela nos dirige una mirada arisca y unas feroces palabras

-¿Ustedes conocen al emperador? Digo, porque le tienen mucho estigma-

-Nunca lo vi en persona, pero de lejos ya se ve guapo, frío, tan rudo…-

Yo me reía por como suspiraba esta chica

-¿Y usted señorita Liberto?-

-Solo lo recuerdo muy poco de alguna que otra fiesta, que se realizó en el palacio-

-Pero no suele ir-

-Conoce muy bien a su majestad-

-No quiero presumir, pero fuimos amigos en la infancia-