Vampiro, Tú Eres Mi Destino.

*Oficina de Damar*

Me encontraba sentada en mi nuevo escritorio, tenía delante de mi a August quien preocupado me decía

August: El castigo para el joven aprendiz Ismael fue decidido, debe limpiar todos los artículos grabados del ducado.

Lo mire un poco apenada, realmente el pobre quería ayudarme y termino metido en un problema.

Damar: Esta bien, haz lo que te parezca.

August: ¿No quiere castigarlo usted misma? -su cara denotaba preocupación-

Damar: Jefe mayordomo, usted tiene más experiencia enseñando. Es cierto que Ismael es joven, pero tiene que entender que debe pagar las consecuencias de sus acciones.

Aunque decía esas duras palabras, algo dentro de mi se sentía mal, yo también había sido joven y había tenido que sufrir a causa de mis malas decisiones o acciones. Vi a August asentir un poco abatido, pero en cierta parte complacido con mi respuesta.

August: Entiendo. Otra cosa, hoy se decidió quién será su doncella personal temporal. Hasta que podamos encontrar una adecuada, ella se hará cargo del puesto.

Damar: Esta bien ¿Quién es?

August se hizo a un lado, mientras que la puerta de la oficina era abierta, vi a Laurent con un vestido, unos zapatos, su cabello recogido en una coleta y una hermosa sonrisa dibujada en su rostro, bajando ligeramente la cabeza y poniendo la mano en su corazón me dijo.

Laurent: Disculpe la interrupción, yo soy Laurent Smith, su doncella personal.

Al verla de esa manera no hizo sino traer a mi mente un recuerdo, uno amargo, apreté las manos tratando de no permitir le el paso, pero me fue imposible y sin previo aviso lo recordé todo, como si lo estuviera viviendo en ese preciso momento.

*Recuerdo de Damar*

Tenía unos 12 años, cuando aquel hermoso joven de ojos color miel, se presento.

Erick: Es un placer conocerla señorita Damar, desde el día de hoy estaré a su lado protegiéndola como su caballero personal.

Su belleza era un manjar para la vista, pero no fue hasta que un día varios jóvenes nobles estaban haciendo comentarios desagradables sobre mi persona, ya acostumbrada, iba a dejarlo pasar, pero él enojado me defendió, haciendo que le agarrara un sincero cariño.

Erick: Les aseguro que la señorita Damar no es esa clase de persona, les pido que no hablen si no saben de ella, cuiden sus palabras.

Y cuando llegaba diciembre y la temperatura de nuestro reino bajaba, tenía la costumbre de llevar consigo un abrigo y abrigarme cuando sentía que era necesario, mientras decía gentilmente.

Erick: Señorita, esta haciendo un poco de frío, he traído esto conmigo, por favor, úselo.

Luego de tanto tiempo a mi lado, un aproximado de 2 años, iba a su habitación con un regalo en mano, cuando iba a poner la mano en el pomo de la puerta me detuve al escuchar su melodiosa voz, estaba riendo mientras hablaba con otros compañeros, pero fueron sus palabras las que me dejaron helada.

Erick: Les digo que esta completamente hipnotizada por mi, tendrían que haber visto su mirada. Este tipo de señoritas son las más fáciles de engañar, les hace falta cariño y afecto.

Compañero: Mierda Erick, si que eres cruel.

Erick: Deja de hablar ¿Sabes lo que es tener que fingir todos los días, acaso piensas que es fácil hacer esto?

Había abierto un poco la puerta y pude ver una faceta de él que no había conocido, aquella cara que tanto me encantaba ver, ya no estaba, le había dado paso a una tenebrosa, que se reía sin ningún ápice de vergüenza de una joven chica que había caído en sus encantos, en mi mente pasaron todas aquellas hermosas veces que me había ayudado, que había cuidado de mi, quería llorar, quería hacerlo pedazos, pero en lugar de eso, sentí como algo dentro de mi se rompió, todos aquellos sentimientos que había provocado en mi, ya no estaban, dándole paso al rencor, al enojo y a la decepción. Él sin darse cuenta de mi presencia continuo su charla, escuche a su compañero decir.

Compañero: Solo necesitas un buen puntaje como guardaespaldas, para poder convertirte en un caballero de verdad. Como te envidio.

Erick: Exacto, solo me queda el último paso. Ya verán, solo sé que me espera un gran futuro.

Deje caer el regalo que le había llevado, me marche de allí, sin decir ni una sola palabra.

*Fin del recuerdo*