Una tragedia marca la vida de Isabella Moretti. Años más tarde el amor vuelve a ponerla a prueba.
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CAPITULO 18
CAPÍTULO 18.
Por Isabella.
Luego de que Martina saliera de la habitación, el silencio reinó. Valentino se dirigió al armario para ponerse algo de ropa y luego, tomando sus maletas, me dijo que busque mis cosas. Valentino no estaba dispuesto a pasar un minuto más en esta casa. No mientras ellos estén aquí.
Regresamos a Chicago antes del medio día.
Al llegar a la mansión estábamos solos. Los padres de Valentino no estaban allí, ya que aún no habian vuelto de su viaje.
-Quiero que descanses ahora. En la noche iré a una discoteca. Me preguntaba si quieres acompañarme.
-No lo sé. Tal vez me lo piense.
-Me haría feliz si decides que sí. -Dijo él, dándome una sonrisa.
Sin decir más, ingresó a su habitación y yo a la mía. Me quedé pensando en su propuesta y rápidamente me quedé dormida.
Al despertar, la hora marcaba las 8:00 p.m.
-Diablos. He dormido todo el día.
Me levanté de la cama, tomé una ducha y me vestí. Iba decidida a decirle a Valentino que lo acompañaré esta noche. Al bajar me lo encontré subiendo por la escalera.
-Hey. Has despertado. -Dijo, saludando.
-He dormido todo el día. Creo que estos días han sido agotadores.
-Ni que lo digas. -Hizo una pequeña pausa. Como si pensara lo que diría a continuación. -Oye Issi, no quiero ser insistente pero…
-Sí iré contigo. -Respondí.
El destello de una sonrisa se dibujó en su rostro. Luego de eso, me acompaño hasta la cocina para cenar. Todo fue muy agradable, entre risas y conversaciones.
-Bien. Iré a prepararme. ¿Quieres buscarme cuando estés lista? No quisiera interrumpirte. -Exclamó.
-Claro. Te avisare. -Respondí.
Luego de dejar mi plato para lavar, subí a mi habitación para prepararme. Comencé revisando mi armario, no tenía idea que ponerme. Al final me decidí por un vestido corto color dorado y tacones negros, altos. Deje mi pelo suelto y me maquille suavemente.
Me sentía bien después de mucho tiempo. Ya no me sentía mal por vestirme bien o maquillarme. De a poco comenzaba a retomar las riendas de mi vida.
Cuando estuve satisfecha con mi look, me dirigí en busca de Valentino. Golpee la puerta de su habitación y él salió de inmediato. Vestía una camisa negra con detalles en blanco. Un pantalón de Jean color negro y zapatillas blancas en sus pies. También llevaba un cinturón blanco de cuero. Y un delicioso perfume amaderado que se sentía a metros.
-Estas… preciosa. -Dijo.
-Tú también te ves guapo. -Dije sonrojándome.
Valentino ofreció su brazo y yo lo tomé riendo. Nos dirigimos al garaje y él abrió la puerta de su coche para que suba. Luego se subió en el asiento del conductor y arrancó hacia la disco.
Cuando llegamos a “Chévere”, la música se oía fuerte. Al parecer la noche estaba en su punto. Cuando ingresamos sentí muchas miradas posarse sobre mí. Valentino tiraba de mi mano suavemente, y me dirigió hacia un sillón que estaba a un lado de la pista de baile.
-¿Qué quieres tomar?.-preguntó.
-Tomaré lo mismo que tú. -Respondí.
-¿Estás segura?
-Claro que sí. -Respondí.
-Bien… Entonces… Dos whiskys secos- Pidió él sonriendo desafiante. Le devolví la sonrisa. ¿Acaso creía que no me animaría?
Comenzamos a charlar acerca del ambiente del antro, cuando el mesero nos trajo el pedido. Tomé mi vaso y desafiante, tomé de un trago el contenido.
-Vaya. Creí que no aguantarías un trago. -Dijo él.
-Solía beber este tipo de bebidas con Eze.
Valentino sonrió y sus ojos brillaron. A él le alegra cuando recuerdo a su hermano.
-¿Quieres bailar?, preguntó.
-¿Bailas?, respondí.
-Hay mucho que no sabes de mí. -Exclamó guiñando un ojo.
Lo acompañé a la pista de baile y comenzamos a movernos al ritmo de la música. Reímos mucho. Hacía tanto tiempo que no me divertía así.
En un momento, Felipe y Matías aparecieron en la pista saludando. Matías se acercó y me envolvió en un fuerte abrazo. Felipe, a quien no he llegado a conocer fuera de la empresa, se presentó ante mí con una amable sonrisa la cual devolví.
Bailamos un rato más en la pista riendo todos cuando también aparecieron Julia y Mariana. Mis amigas me abrazaron con fuerza. Mariana saludó a todos los presentes, mientras que Julia hizo lo mismo, pero ignorando a Matías.
-Hace días que no te veía Issi. -Dijo Mariana.
-Lo se amiga. He estado ocupada con mi recuperación. También hemos hecho un pequeño viaje a la finca en California. -Respondí. -El lunes regresare al trabajo.
-No puedo entender como sigues teniendo contacto con esa familia después de todo lo que te hicieron. -Exclamo Julia, quien parecía estar molesta.
-No me han hecho nada. Me han ayudado mucho y Valentino ha sido un gran apoyo en este tiempo. He estado mejorando y por primera vez en todos estos años, me siento bien.
-No sabes cuanto me alegra oír esto, amiga mía. De verdad estaba preocupada por tu salud. -Dijo Mariana.
Julia no me dijo una palabra más, pero se la veía molesta. No se qué motivo tendrá para odiar a los Marshall; pero después de todo, ella sabía quienes eran y lo mantuvo oculto.
-No quiero que te preocupes por mi Julia. Cuando comience a sentirme incómoda, prometo salir de allí lo antes posible. -Exclame.
Sin embargo, mi amiga no respondió. Creo que hasta ignoro lo que le dije. Mariana me dirigió una mirada dándome a entender que no le haga caso. Me alegraba que aunque sea una de mis amigas, me apoye.
Valentino se acercó a mí sonriendo.
-¿Cómo te sientes?,- pregunto. - Lamento que mis amigos hayan venido, no lo sabía.
-Oh, no. No hay ningún problema con ello. Al contrario, me alegra mucho que estén aquí.
Valentino sonrió cariñosamente y seguimos bailando por un rato más. Notaba como Mariana se sentía atraída por Felipe y decidí darle un empujoncito literal. Choque “sin querer” a mi amiga haciendo que se tropiece y caiga en brazos de Felipe. Este comenzó a reír, adivinando mis intenciones y claramente no las desaprovecho.
Ayudo a mi amiga a enderezarse y luego deposito un suave beso en sus labios. Hacía tiempo que Mariana y Felipe se gustan, pero ambos son demasiado tímidos para dar un paso adelante, por lo que creí que una pequeña ayuda sería bueno para ellos y; no me equivoque.
-Vaya que eres astuta. - Exclamo Matías entre risas.
-Creo que se ven muy bien juntos y quiero que disfruten de su amor. -Respondí.
-No sabes como deseo, un día verte llegar de la mano con un hombre que te ame con la misma intensidad con la que él te amo. Es lo que él querría. Estoy seguro.
-Cada vez que estoy cerca de un hombre que no es él, siento que lo estoy traicionando y me siento la peor persona del mundo. -Respondí.
-Ezequiel sería feliz si viera al gran amor de su vida, sonriendo como lo hacía cuando estaba con él. ¿Y sabes qué? He visto esa sonrisa últimamente.
-No se dé que estás hablando. - Respondí.
-Lo sabrás dentro de poco. - Respondió él riendo.