Mia está en un gran problema.
Luego de la muerte de su madre, un extraño hombre que dice ser su padre aparece en la vida de Mia, poniendo de cabeza su mundo entero. El mundo que pensó que era un mito se convierte en su realidad. No solo existen los hombres lobos, sino que ella también lo era, precisamente un beta. Confundida con los acontecimientos, Mia hace lo que mejor sabe hacer: adaptarse.
Sin embargo, ella no esperaba que su burbujeante personalidad la metiera en más de un aprieto cuando descubre que es la compañera destinada de uno de los príncipes alfas de sangre pura.
NovelToon tiene autorización de Erica Catse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Dudo que seamos amigas
La habitación se sumió en un profundo silencio, los ojos de mi padre me observaban con fijeza haciendo que me sintiera incómoda. ¿Realmente, él se había enterado de mi pequeña travesura? Trate de buscar alguna emoción en su rostro ya sea la felicidad de la alegría o la amargura de la tristeza, sin embargo, eso era imposible, ya que, si rostro no expresaba nada, al igual que Carl era difícil leer sus expresiones.
— ¿Qué pasa, papi? — dije por inercia.
Al darme cuenta de lo que dije, me llevé una mano a la cara con frustración, después de todo, me había prometido a mí misma no llamarlo "padre, papá o papi". Pero al parecer no era una persona confiable incluso para mí misma, aunque eso no era nada nuevo.
— Veo que ya se te pasó el enojo. Eso es bueno.
Quise protestar ante su frase, porque en realidad nunca estuve enojada, solo herida, había una gran diferencia.
— Bueno, dicen que guardar rencor es malo para la salud. Ya ves a mi mamá, ella se lo guardó todo y murió.
— ¡Mia!
Supe que había dicho algo mal ante la mirada desaprobatoria de mi padre. Aunque no entendí qué era lo que hice mal. Tal parece que a mi querido padre no le gustaba que mencioné a mi madre de ninguna manera. Mientras observaba como un suspiro cansado salía de sus labios pensé en la historia entre él, mi madre y la madre de Emily.
¿Qué había detrás de ese triángulo amoroso? Después de todo, mi mamá parecía odiar a mi padre, por lo que, terminó odiándome.
Lo que no entendía era…
¿Quién era el hombre de la foto que mamá guardaba con tanto cariño? ¿Sí amaba a ese hombre como fue que se terminó involucrando con mi padre?
— Yo quiero irme de este lugar...
— Ya te he dicho que este es tu hogar, no puedes irte, Mia — dijo interrumpiendo mis palabras.
Me mordí el labio tratando de ganar coraje para abrirme a él. Después de todo, no podía solo dejar las cosas como estaban.
— No lo entiendes, no soy bienvenida aquí. No me siento cómoda. Todos parecen odiarme, empezando por Emily. No sé cuál sea la historia de fondo entre tú y mi mamá, pero yo no tengo la culpa de sus errores, no tengo que estar recibiendo estos malos tratos.
» Sabes, cuando decidí venir contigo no pensé que mi mundo se convirtiera en este caos que ahora estoy enfrentando. ¡Yo solo quería una familia! ¡No, esto! Ella dice que me odia porque mi madre hizo sufrir a su madre, me llama bastarda, al notar su edad creo que tiene derecho a hacerlo porque no creo que te hayas divorciado de tu esposa para estar con mi madre — aunque me sentí como una niña quejosa, no me importaba, solo quería salir de este lugar — ¡Quiero irme, deja que me vaya!
Miré a mi padre esperando su respuesta luego de mi arrebato emocional, pero el solo me observó de manera impertubable.
— No puedes irte, Mia. Hablaré con Emily. Ella es una buena chica solo dale tiempo. Esto la tomo por sorpresa por lo que está actuando de manera infantil. Vas a ver qué pronto se convertirán en amigas. Emily es una buena chica, sus palabras no las tomes a mal. Siempre ha sido alguien noble y de buen corazón que lucha por la justicia por eso decidió ser un Caballero. Pronto te darás cuenta de lo bondadosa que es...
Escuché con una sonrisa en los labios las palabras llenas de halago que salían de la boca de mi padre, al verlo hablar con orgullo de Emily, no pude evitar sentirme celosa mientras pensaba si había alguien que se sintiera orgulloso de mí.
Sí, mi nana, ella estaba orgullosa de mí. Ella me adoraba tal como era. Ella me amaba.
... Creo que tú y ella serán grandes amigas.
— Dudo que lo seamos. Ella me odia y yo no quiero estar aquí. Sabes, a mí también me tomo todo esto por sorpresa, pero parece que ni siquiera te importan mis sentimientos. Espera, ella tenía razón. ¡Solo me ves como una obligación! ¡Es eso! Ni siquiera me amas. Si me ves como una carga solo dímelo no tengo el corazón de cristal, y solo deja que me marché.
Mis palabras parecieron tocar un nervio porque el rostro de mi padre se tornó mucho más serio.
— Estás siendo irracional y ridícula. No te veo como una obligación, Mia. Eres una niña tan malcriada. Pensé que te parecerías a tu madre, pero veo que me equivoqué. Cielos, creo que fue un gran error dejarte con Samantha. Debí aceptar su petición y traerte conmigo sin importar lo que diga Alexia. Pero yo solo pensé que Samantha… que ella… creí que ella te iba a enseñar mejor, que ella me perdonaría algún día si estabas…
— Nunca me quiso — lo interrumpí sintiéndome herida por sus palabras. Sabía que no era perfecta. Pero en el mundo, aparte de mi amado Jesús, ¿quién lo era? — Por lo que no perdió su tiempo educándome. Así como tú tampoco me quisiste por eso me dejaste con mi madre.
Después de todo, parece que él me vio solo como un puente para la reconciliación entre él y mi madre. Lástima que eso no sucedió. Mi madre lo siguió odiando hasta el final.
— No seas absurda, Mia.
— Pues eso parece, ni siquiera te importan mis sentimientos, todo es Emily. Sé que recién nos conocemos y no puedo competir con el tiempo que has pasado con tus hijos, pero parece que ni siquiera te importo, me tratas como si fuera una mascota a la que puedes manipular a tu antojo. Ni pareciera que fuera tu hija.
— Eres mi hija, eso es innegable. No seas rídicula.
Al notar la seriedad en su voz supe que eso no estaba en discusión. Sin embargo, ¿cómo podía ser tan insensible conmigo? Si así era su personalidad, pues que horrible era.
— ¿Qué fue lo que le hiciste a mi madre para que te odiara y me odiara a mí también? ¿Qué fue eso tan malo que ella aún en su muerte no te perdonó?
Esperé por su respuesta, quería saber que era lo que había pasado. Al menos una parte de la historia de ellos dos, pero él solo me miró antes de cambiar de tema de nuevo.
— Hablaré con Carl y Emily.
Me reí con ridículo.
— No quiero que hables con ellos, quiero que me dejes ir. Fue un gusto conocerte, padre, pero hubiese preferido no hacerlo.
Sé que estaba siendo dura con mis palabras pero dudaba que lo hiriera. Él no parecía afectado.
— Lo siento. Aquí estás segura, este es tu hogar.
Bajé la mirada resignada mientras salía del estudio, justo cuando estaba por cerrar la puerta respire hondo y le dije:
— Sabes, esto no se siente como un hogar sino como una prisión.
Cuando salí del estudio no había nadie alrededor. Me recosté sobre la puerta sintiéndome exhausta.
¿Por qué nada estaba saliendo como quería? ¿Por qué no podía recordar por dónde vine?
Dejé toda a la suerte y caminé sin rumbo fijo, mientras observaba los patrones extraños de las puertas me di cuenta de que había tomado la dirección equivocada. Justo cuando estaba por regresar escuché el sonido de un piano. El sonido provenía de las escaleras que estaban enfrente de mí
¿Quién estaba tocando?
— Señorita, que bueno que la encontré. Ese lugar está prohibido — comento Giovanna llegando a mi lado, señalando hacia las interminables escaleras — Vamos, es mejor que nos vayamos.