OCTAVO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Tal vez muchos no recuerdan sus vidas en la temprana infancia, yo tampoco, pero lo que si recuerdo es que era feliz. No podía relacionar qué, quién o quiénes me daban ese sentimiento; pero si recuerdo que los perdí. Años después volví a ser feliz, pero no era algo duradero. Era un ida y vuelta que me dejaba vacía. En mi adolescencia, supe que buscar ser feliz era un sentimiento que ponía más presión y estrés en mi vida. A mis 18 años, renuncié por completo a esa tonta sensación... Para que, unos años después, poco a poco venga un tipo creído a querer destruir mi bien estructurado credo.
No recuerdo mucho mi temprana infancia, pero si recuerdo una sensación de malestar cuando estaba mi padre. Cuando no estaba él, todo era felicidad. Después, con su partida, fui feliz. Crecí rodeado de personas que me aman y que yo amo con todo mi ser. Crecí siendo sociable, seguro de mi mismo y el terror de los bullys. No me molestaba presionar los boton
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YUE/CAULDER (CAP. 18)
Soy Yue Anderson. Un gusto. Desde este año seremos compañeros de universidad.
El está viendo nuestras manos unidas frunciendo el ceño en confusión. Luego se encoge de hombros y me sonríe. Se ve muy guapo cuando sonríe de esa manera.
* ¿No hay problema con el apellido? Tal vez tu papá oso se ponga triste, Luna. Sé que él dice que te falló, pero nada. Podrías preguntarle a mis hermanos mayores lo que es que un padre falle.
- También pensé en eso. Una vez que se solucione todo, Layla y Cruz ya tienen listo el documento de hija perdida y encontrada, que se añadirá a mis archivos y darme el Zhang que corresponde. Además, le tengo mucho cariño al apellido. Lo elegí por un chico que conocí y es el mejor, no puedo ni podré olvidarlo.
No sé que me hace decir eso, pero antes de analizarlo más, sonrío. Muy en el fondo creo que sé por qué lo dije. Quiero reírme de mi broma y me suelta rápido de la mano. Lo veo guardarlas en sus bolsillos y su expresión juguetona se fue.
* Entonces, si es por un chico, prácticamente eres una señora casada. Felicitaciones. Venía a decirte que pausemos las competencias, tengo que regresar y entrenar. Nos vemos cuando llegues y podrás desempeñar tu trabajo de manager/terapista. Hasta luego.
Levanta su mano en despedida, se da media vuelta y se va. Yo solo me quedo tan quieta como una piedra, pero no soy una; ya que dudo que una piedra sienta dolor en el pecho. Algo dentro mio quiere darle el alcance y cuando estoy dando 3 pasos en esa dirección me detengo. ¿Qué hago o digo cuando lo detenga? No sé.
No sé qué me pasa.
CAULDER
¿Qué rayos sucede conmigo?
Esa pregunta está en mi cabeza dando vueltas, mientras me alejo de mi mejor amiga. Porque eso es lo que es. En esas pocas semanas se volvió mi compañera de juegos y mi rival. Cada vez que se nos ocurría una tonta competición, la decíamos y sabíamos que el otro lo aceptaría.
Entonce, una vez más, ¿qué rayos me pasa?
Cuando estuve esperándola, me sentía tan bien. Me alegré por ella cuando salió. Me encantó cuando me abrazo, como si dentro de mis brazos ella perteneciera. Me sorprendió la suave electricidad que sentí cuando estreché su mano. Todo estaba tan bien, hasta que ya no lo estuvo.
Digo, yo soy su mejor amigo, si tenía que ponerse el apellido de un chico debió ser el mío, ¿verdad?. Imagino que lo que siento son celos porque alguien me quite a mi mejor amiga. Entonces, ¿por qué me despedí? Ya había hablado con el entrenador para aplazar mi regreso, ya que quería llevarla a conocer la universidad y los alrededores primero.
No entiendo nada, sobretodo no entiendo el dolor/vacío que siento en el pecho.
Tal vez está bien que regrese, para que me hagan los exámenes correspondientes de salud. Llego a mi cuarto y cierro la puerta tan fuerte que incluso a mi me hace saltar el ruido que hace.
