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La Aventura Zodiacal (LA Sociedad Del Poder)

La Aventura Zodiacal (LA Sociedad Del Poder)

Status: En proceso
Genre:Mundo de fantasía
Popularitas:280
Nilai: 5
nombre de autor: Juliet Castillo

La historia se centra en 12 personajes que descubren que poseen poderes especiales y que son la clave para salvar al mundo. Estos personajes tienen que aprender a controlar sus poderes y luchar contra fuerzas oscuras. La historia se desarrolla en el marco de "La Sociedad de Poder", donde los personajes deben enfrentarse a diversos desafíos y peligros.

NovelToon tiene autorización de Juliet Castillo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

17. The King

ESCORPIO:

—Sospecho que nos ha visto—le dije a los demás en voz baja, sin apartar la mirada del enigmático hombre.

—¡No me digas, Escorpio, no me había dado cuenta!—exclamó Hugo, girando los ojos—. Bueno, vamos al grano. ¿Quién eres?

—¿Quieres saber quién soy?—preguntó el chico, entre risas.

—Por eso te preguntamos—dijo el chico misterioso—. ¿Nos revelas tu identidad o preferimos ir directamente a los golpes?

—Recuerden mi nombre, porque será lo último que recuerden antes de morir—espetó el chico—. ¡Soy Damian!

—Bueno, "The King", así es más fácil de recordar—dijo Leo—. ¿Nos dirás dónde está Sao o tendremos que sacártelo a la fuerza?

—¿Pelear? —rió The King—. He peleado millones de veces. ¿Y sabes qué? Nunca he perdido.

Me quedé estupefacto ante esa información. ¿Eso significaba que, independientemente de lo que hiciéramos, estábamos destinados a perder?

—Pero si tanto desean probar suerte, aquí estoy—abrió los brazos con una sonrisa maliciosa.

—¿Pelearemos quince contra tres?—pregunté tras contar a los amigos de The King.

—¿De quién es el abuelo?—inquirió The King—.¿Quién es nieto de Sao?

—Es solo yo...—empezó Ofiuco, pero lo interrumpí.

—Sao es el abuelo de todos nosotros, o al menos de nosotros, excepto los gemelos—respondí, sonriendo a los gemelos en señal de disculpa por involucrarlos en el problema.

—Entonces, así será: yo contra "los nietos del anciano", y Ken y Shinzo contra los gemelos.

Observé a los dos muchachos. Ken era un joven alto, con una mirada intimidante. Tenía un corte en la comisura de los labios, de no más de dos centímetros. Su cabello y ojos marrones, junto a sus pobladas cejas, le daban el aspecto imponente de un oso.

Shinzo, por otro lado, era un chico de unos 17 años, de baja estatura. Su cabello blanco, combinado con sus ojos verdes azulados, le daban una apariencia más madura. Además, tenía una gran herida cerca del cuello, lo que le daba un aire más feroz.

—Ken significa "saludable, fuerte y vigiroso", mientras que Shinzo significa "tesoro prudente"—susurró Hugo, sin apartar la vista de ambos jóvenes.

—¿Cómo sabes todo eso?—preguntó Virgo, sorprendido.

—Sabemos hablar japonés—respondieron los gemelos al unísono.

—Pero bueno, sus nombres los definen a la perfección—susurró Ofiuco, señalando a los dos amigos de The King—. Eso significa que estamos metidos en un gran problema.

ARIES:

—¿Vamos a pelear aquí?—pregunté con el ceño fruncido, mirando a mi alrededor.

—¿Qué ocurre? ¿Temes que los demás resulten heridos?—preguntó The King, señalando las casas—. Son demasiado buenos. No sobrevivirán mucho tiempo aquí.

Nos miramos en silencio. Había que decirlo, si The King nunca había perdido, eso significaba que incluso con una desventaja de 13 contra 1, íbamos a perder.

—Tienes toda la razón—asintió The King con una sonrisa cruel—. Por mucho que lo intenten, no podrán vencerme. Será mejor que vayan eligiendo las flores para sus tumbas.

—¿Cómo supiste lo que estaba pensando?—pregunté, horrorizado.

—Además, no te conviene subestimarnos—añadió Hector—. Ni siquiera imaginan cuáles son nuestros poderes.

—Con o sin poderes, seguirán siendo inferiores al capitán Damian—explicó Shinzo—. Pero si tanto desean morir, intenten derrotarnos.

—Creo que aún no lo entienden—gruñó Hugo con fastidio—. Mi principio es nunca sentirse inferior a quien se cree superior. Recuerda que incluso la lluvia, que viene de lo alto, termina cayendo a nuestros pies.

Los tres hombres guardaron silencio antes de que The King sonriera.

—Me agrada este chico, parece más realista que esos chicos que viven en un mundo de fantasía—argumentó, señalándonos.

El capitán levantó su espada, al mismo tiempo que Shinzo sujetaba a Hugo del brazo y Ken a Hector por el hombro, antes de que los cuatro desaparecieran.

—Entonces, ¿esta batalla de 13 contra 1 es hoy o la esperamos para Navidad?—preguntó el capitán, rodando los ojos.

Tragué saliva con dificultad, pero me puse en posición de combate. Si iba a morir, prefería hacerlo de pie. Todos me imitaron, menos Ofiuco, quien además de eso materializó una espada en su mano derecha.

—¡Es cierto que yo también puedo hacer eso! susurró Tauro, apoyando la palma de su mano en su frente.

Inmediatamente, una espada similar a la de Ofiuco apareció en su mano. Miré hacia atrás. El demonio Jax estaba sentado en el techo de una casa, observándonos con interés. Era evidente lo que pensaba: teníamos que ganarnos su aprobación si queríamos que nos ayudara.

Vi en un instante cómo Tauro y Ofiuco atacaban al hombre, espada en mano. Ambos corrieron hacia él antes de lanzarse sobre él con sus espadas en alto.

—Dime, The King, ¿cuál es tu poder?—preguntó Tauro, atacándolo con su espada en el pecho.

Los dos jóvenes retrocedieron tras el ataque, chocando con los otros cinco. Pero no tuvieron tiempo de celebrar, pues la camiseta de Damian cayó al suelo al mismo tiempo que él estallaba en carcajadas.

—¿Cuál es mi poder?—repitió.

Observé sorprendido su pecho. A pesar de que era musculoso, no tenía ninguna herida, ni siquiera un pequeño rasguño. Mi boca se abrió con asombro, sintiendo que mi sangre se helaba.

—Soy más resistente que el acero—dijo el capitán, sonriendo con arrogancia—. Intenten lo que intenten, no podrán conmigo—aseguró—. Ser capitán no significa solo cumplir con mi deber, sino disfrutar de infinitas y divertidas peleas. Aunque admito que hace años que no tengo una pelea emocionante—escupió antes de levantar su espada.

Ofiuco se movió rápidamente frente a nosotros y detuvo el ataque del capitán, haciendo que este saliera disparado hacia atrás, estrellándose contra la pared de una casa. Leo saltó sobre él e intentó golpearlo con su puño envuelto en llamas. The King no tuvo problemas para esquivar el ataque. Lo agarró por el cuello antes de lanzarlo en la misma dirección que Ofiuco.

—¡Leo!—gritó Cáncer, deteniendo su caída con su telequinesis.

—Tuvieron la mala suerte de encontrarme primero—comentó—. Es imposible escapar de mis ataques.

The King movió su mano y una espada apareció en ella, larga y afilada. La alzó e intentó atacarlos, pero Piscis logró transportarlos a todos a un techo cercano al del capitán, el mismo techo donde estaba sentado el rey del infierno.

—Necesitamos un plan de ataque—susurró, mientras Leo y Ofiuco se colocaban frente a ello—. Y tú, Leo, ni se te ocurra morir o desmayarte. Sin ti, nuestras posibilidades de curarnos con el poder de Fénix desaparecen.

—Gracias por preocuparte por mí—respondió el chico con sarcasmo.

—¿Y si intentamos atacarlo todos juntos?—pregunté, frunciendo el ceño.

—Sería una buena idea—asintió Ofiuco, rascándose la cabeza con dolor—. Al menos así lograremos cansarlo un poco.

—Espera—susurró Escorpio, mirando al rey del infierno—. ¿No que eres un demonio, rey del infierno? ¿Por qué no intentas pelear?

—Primero, porque en el mundo real solo puedo usar el 10% de mi poder—explicó—. Y segundo, necesitan demostrar que me merecen como compañero.

—Eres malo—se quejó Leo, rodando los ojos.

—Soy un demonio, mi naturaleza es ser malo—contestó simplemente.

The King finalmente pareció darse cuenta de dónde estábamos, pues levantó su espada y saltó al aire, flotando. The King parecía estar parado en el aire con la misma facilidad que si estuviera en el suelo. Se dirigió hacia nosotros, espada en mano.

De repente, un perro negro saltó detrás de nosotros y mordió el brazo del capitán. The King no tuvo problemas para quitárselo, pero aun así aprovechamos la oportunidad para atacarlo todos juntos.

Capricornio levantó la mano al cielo, haciendo que una enorme planta brotara del suelo y envolviera las piernas del capitán. Leo juntó sus manos y varias bolas de fuego salieron de ellas, golpeando la cara de The King. Sagitario voló por el aire cerca del chico, con Aries agarrada a su cintura. Aries tomó la espada de The King antes de lanzarla muy lejos con su poder, enviándola seguramente al otro lado de la Sociedad de Poder. Escorpio se unió a la pelea, descargando una enorme cantidad de electricidad sobre el capitán, mientras Cáncer rescataba al pequeño perro de caer con su telequinesis.

—¡Ha sido genial!—gritó Sagitario, posando con Aries en el suelo—. ¡Seguro que lo hemos vencido!

Una risa maligna surgió del humo que envolvía al capitán, sorprendiéndonos al ver la dirección del chico. El hombre desapareció, y mi corazón dejó de latir al ver el estado en que se encontraba The King: a pesar de los múltiples ataques combinados, solo tenía una pequeña herida en la mejilla.

La herida sangró por un par de segundos antes de detenerse.

—Son muy interesantes—comentó—. Durante años, nadie con una espada logró herirme. Pero ustedes… son los primeros en herirme solo con sus poderes. Tienen mi respeto. Me pregunto qué tan poderosos serán en unos meses o años.

El chico se acercó con pasos cortos, la mirada llena de curiosidad. Todos retrocedimos un paso, pero el chico simplemente levantó los brazos y sonrió.

—Los dejaré ir, pero algún día tendrán que enfrentarse a mí. Cuando sean más fuertes, tendré la mejor pelea de mi vida.

—Estás loco—susurró Cáncer con una mirada de terror.

—¿Sabes que si nos das unos meses o años seremos capaces de matarte?—añadió Libra, visiblemente perdiendo la cabeza.

El capitán se dio la vuelta y sonrió antes de responder: —La cordura es inútil en el mundo en que vivimos. Recuerden, en un mundo de locos, tener sentido común no tiene sentido.

Tras decir eso, desapareció, dejándonos más confundidos que antes. No me detuve a pensar más. Salí corriendo en dirección al perro, deseando saber si estaba bien. Pero justo cuando estuve a pocos metros de él, un humo negro lo envolvió.

Al poder ver con claridad, en lugar del perro, había un chico de cabello oscuro como la noche, con una gran herida en la cabeza.

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