Elliot, un omega puro y dominante, se disfraza de un chico feo y humilde para convertirse en sirviente (Asistente personal) de Cassian Lancaster, un alfa dominante y heredero de un imperio empresarial. Lo que comienza como un acto de protección hacia él mismo se complica cuando surge una atracción inesperada entre ellos. Cassian, intrigado por su misterioso sirviente, no sospecha que tras su apariencia se oculta alguien completamente diferente. Ambos terminan enamorándose sin darse cuenta. ¿Qué pasará si Cassian descubre la verdad sobre Elliot?
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📌 BL/Omegaverse (ChicoxChico)
📌Embarazo Masculino
📌 Ocultamiento de Identidad
📌 Omega ¿débil? x Alfa fuerte
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Capítulo 11
Elliot observó la foto que el alfa le había entregado, sosteniéndola entre sus manos con cuidado. Su mirada recorría los detalles de la imagen: Cassian sonreía ampliamente mientras lo abrazaba por los hombros, y él mismo parecía sorprendido, pero no incómodo.
Suspiró y deslizó la foto bajo su almohada.
—¿Por qué el joven amo insiste en cosas como estas? —murmuró, confundido por las atenciones de Cassian, quien parecía no darse por vencido en acercarse más a él.
Se recostó en la cama, una mucho más cómoda que el colchón que usaba en el ático de su antigua casa. Dormir en aquel lugar era un lujo que no había imaginado disfrutar, y cada noche agradecía la posibilidad de descansar sin los dolores que solían acompañarlo.
Cuando estaba a punto de cerrar los ojos, un golpe suave en la puerta interrumpió la tranquilidad.
—¿Quién será a estas horas? —murmuró Elliot, incorporándose de inmediato.
—¡Elliot, soy yo! —La voz inconfundible de Cassian sonó al otro lado, haciendo que Elliot se tensara por completo.
—¿Q-q-qué necesita, joven amo? —preguntó desde detrás de la puerta. No podía abrirle, no cuando aún no había oscurecido su piel como acostumbraba para ocultar su apariencia.
—Abre la puerta primero —insistió Cassian.
—N-no puedo. Si necesita algo, estaré listo en cinco minutos, joven amo —respondió Elliot, intentando ganar tiempo.
Desde el otro lado, se escuchó un suspiro de frustración, seguido de un ruido que indicaba que algo había sido colocado frente a la puerta.
—Hmm... Te dejé algo. Recógelo antes de que alguien más lo vea. —Cassian se alejó sin esperar una respuesta.
Elliot esperó unos minutos para asegurarse de que el alfa se hubiera marchado antes de abrir con cautela. Frente a la puerta, encontró una elegante caja negra. La agarró rápidamente y regresó al interior de su habitación, cerrando la puerta tras de sí.
—¿Qué habrá dejado esta vez? —se preguntó, mientras abría la caja con cuidado. Dentro había un teléfono de última generación.
Antes de que pudiera procesar lo que veía, el dispositivo comenzó a sonar. En la pantalla apareció un nombre que no esperaba: Cassian. Dudó por un momento antes de deslizar el dedo para aceptar la llamada.
—¿H..Hola? —respondió, llevándose el móvil al oído.
—¿Te gusta? Es para ti. Me imaginé que me extrañarías, así que pensé en darte una solución para cuando sientas nostalgia —dijo Cassian desde el otro lado, con una sonrisa evidente en su tono de voz.
Elliot se quedó sin palabras por un instante.
—Joven amo, esto… ¿por qué hace esto? Yo… no puedo aceptar algo tan caro. ¿Me descontarán esto de mi sueldo? —preguntó, preocupado.
—Claro que no. Es un regalo. Considéralo un bono por soportarme —respondió Cassian con un deje de burla. Luego, su tono se suavizó—. Además, no quiero que tengas excusas para no hablar conmigo.
—Aun así, esto es demasiado… —Elliot trató de argumentar, pero sabía que no ganaría contra la insistencia del alfa.
—Por cierto, ¿en qué planeas gastar tu sueldo? —preguntó Cassian de repente, cambiando de tema con curiosidad.
—Eso es algo privado, joven amo. No creo que sea necesario decírselo. — Respondió Elliot, un poco nervioso.
—¿Privado? —Cassian repitió la palabra con tono burlón, pero no insistió.— Lo entiendo...
El silencio que siguió después de eso, hizo sentir culpable al omega. No quería sonar descortés, pero tampoco podía compartir más de lo necesario con el alfa.
—L..Lo siento, joven amo. No quise sonar grosero. Solo pienso que, siendo su sirviente, hay cosas que deberían permanecer privadas —se explicó con torpeza, sintiendo la necesidad de aclarar sus palabras.
Cassian guardó silencio por unos segundos antes de suspirar.
—Elliot, no solo eres mi sirviente. Quiero que confíes en mí. Puedes contarme cualquier cosa, incluso tus secretos —dijo con un tono bajo, pero sincero.
El corazón de Elliot dio un pequeño salto ante esas palabras. No obstante, respondió con cautela.
—Gracias por su amabilidad, joven amo. Lo tendré en cuenta —murmuró, incapaz de comprometerse del todo.
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Mientras tanto, en la oficina principal de la mansión, Demian observaba el collar de Elliot que la señora Rosa le había entregado. El informe que acababa de recibir de sus contactos confirmaba sus sospechas. Su mente trabajaba rápidamente, considerando los próximos pasos con respecto al omega que ahora vivía bajo su techo.
De repente, un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos.
—Papá, soy yo —anunció Cassian desde el otro lado.
Demian, aún sumido en sus cavilaciones, le permitió entrar.
—Adelante, hijo.
El joven alfa cruzó el umbral, cerrando la puerta detrás de él. En el ambiente cargado de tensión, padre e hijo comenzaron una conversación secreta que cambiaría el rumbo de todo.
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