Minji, una joven de la era moderna, luchó sola para alcanzar sus sueños, a menudo en un camino lleno de sacrificios y soledad. A los 33 años, un giro inesperado la lleva a perder su vida, solo para reencarnar en un mundo de novela romántica como Azusa, una niña que es el centro de amor y cuidado, de sus padres, algo que Minji nunca conoció. Ahora, rodeada de lo que siempre soñó, ¿será capaz de adaptarse a esta nueva vida o se dejará consumir por la trama que la rodea? Un futuro incierto se abre ante ella, y, con su peculiar forma de ser, Azusa podría reescribir la historia de una manera inesperada.
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Capítulo 4
Capítulo 4
Madame Eudora se acercó con un pequeño espejo de mano, el cual tenía un delicado marco de plata. Me lo ofreció con cuidado, y aunque aún sentía una extraña mezcla de confusión y desorientación, no pude evitar tomarlo. Mis dedos, delicados como los de una niña de diez años, sostuvieron el espejo con cautela, como si no me perteneciera.
Lo levanté frente a mí, y lo primero que vi fue mi rostro, una mezcla de familiaridad y extrañeza. Mis ojos, grandes y de un color marrón oscuro, parecían reflejar la misma sorpresa que sentía en mi interior. Pero lo que realmente me sorprendió fue el cabello. Unas largas hebras doradas caían sobre mis hombros, suaves y desordenadas, algo que me resultaba extraño en la piel de una niña, especialmente porque sabía que, en mi vida anterior, mi cabello era de un oscuro castaño.
El cabello rubio, como el de mi nuevo padre, me pareció curioso, como si de alguna manera este cuerpo reflejara las características de cada uno de mis nuevos padres. Mi madre, en cambio, tenía el cabello negro azabache y lacio. Me sentí casi como un híbrido de sus dos mundos, un reflejo de lo mejor de ellos, pero a la vez algo completamente nuevo.
Mientras observaba mi imagen en el espejo, algo surgió en mi mente con claridad. No era una sensación común, sino más bien una revelación repentina, como si mi mente hubiera abierto una puerta cerrada durante mucho tiempo. Recordé mi nombre.
“Azusa de Leyland”
Era un nombre tan elegante y a la vez tan familiar, como si siempre hubiera estado ahí, esperando ser recordado. De repente, también recordé a mis padres: “Marqués Richard de Leyland” y “Marquesa Selina de Leyland”. Eran nombres que me venían a la mente sin esfuerzo, como si los hubiera conocido toda mi vida, y a la vez, como si todo este mundo fuera una historia que mi mente intentaba comprender.
Al ver mi rostro y mi nombre reflejados en el espejo, sentí una extraña conexión con mi nueva identidad, pero también con la vida que había dejado atrás. Mis recuerdos como Minji se desvanecían poco a poco, como si una capa de niebla los estuviera cubriendo. Ahora, mi vida era Azusa, y todo lo que había sucedido antes parecía ser solo un sueño distante.
Mientras me sumergía en mis pensamientos, un sonido suave me interrumpió. El médico, que había estado observando desde el umbral de la puerta, entró con paso decidido. Era un hombre de mediana edad, con gafas redondas que le daban un aire de seriedad, y su bata blanca, ahora algo arrugada por el uso, parecía un tanto desentonada en la lujosa habitación.
—Mi lady, es un placer verla ya despierta —dijo con una voz firme pero cálida, inclinándose levemente en señal de respeto.
—¿Qué ocurrió? —pregunté sin pensarlo, sintiendo una nueva ansiedad en mi pecho.
El médico observó mi rostro un momento, su expresión se suavizó ligeramente antes de hablar.
—No se preocupe, mi lady. Usted sufrió un accidente hace unos días mientras montaba a caballo. La caída fue bastante fuerte, y se golpeó la cabeza contra una piedra. Afortunadamente, no fue un daño grave, pero quedó inconsciente durante varios días, razón por la que estuvo en reposo absoluto —explicó con calma.
Mi mente intentó procesar esa información, pero no podía recordar nada de lo que me decía. ¿Un accidente a caballo? Eso era completamente nuevo para mí. La sensación de haber vivido en este cuerpo, en este mundo, durante días, pero sin tener memoria de lo ocurrido, me resultaba desconcertante.
El médico continuó, notando mi confusión.
—Es comprensible que no recuerde los detalles, mi lady. El golpe fue fuerte, y eso suele causar amnesia temporal. No se preocupe, su salud está completamente estabilizada ahora, y con el descanso adecuado, pronto recuperará todos sus recuerdos. —
Las palabras del médico se desvanecieron lentamente en mi mente, mientras una sensación de desconcierto me envolvía. Ahora era Azusa, una niña noble con una familia amorosa, pero mi mente aún parecía estar atrapada entre dos mundos. Recordaba detalles de mi vida pasada, pero también sabía que esa vida ya no existía. Estaba aquí, en este nuevo cuerpo, con nuevos padres y una nueva identidad.
Miré el espejo una vez más, sintiendo la paradoja de ser alguien y, a la vez, no serlo. Mi cabello dorado, tan diferente al que había tenido, parecía ahora la única pista visible de mi nueva vida. Sin embargo, no importaba cuánto recordara mi antiguo nombre o las circunstancias de mi otra existencia, la verdad era que ahora, lo único que tenía era este nuevo comienzo. Y no sabía si eso era una bendición o una maldición.
La Marquesa Selina se acercó nuevamente, colocando su mano suavemente sobre mi hombro.
—No te preocupes, querida. Estás a salvo aquí. Todo estará bien. —Su voz, aunque suave, llevaba consigo una firmeza reconfortante.
Miré a mí alrededor, asintiendo lentamente, pero en mi mente, las preguntas seguían siendo un torbellino. ¿Qué pasaría ahora? ¿Cómo iba a adaptarme a este nuevo mundo? ¿Qué desafíos me esperaban como Azusa de Leyland, la hija de un marqués?
El futuro estaba lleno de incertidumbre, pero al menos, estaba viva para verlo.