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PUERTO DE AMOR, DESEO Y VENGANZA

PUERTO DE AMOR, DESEO Y VENGANZA

Status: Terminada
Genre:Completas / Venganza / Reencuentro / Matrimonio arreglado / Esclava / Sirvienta / Amor-odio / Ascenso de clase social
Popularitas:1.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Cecilia Ruiz Diaz

Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.

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capitulo 18:"UN PLAN NO TAN PERFECTO”

 A la mañana siguiente, en el desayuno solo estaban Raúl y su esposa, el ambiente estaba muy tenso. Ella estaba allí, inmóvil, mirando un punto fijo.

-No come?- pregunto Raúl al ver qué Margarita no probaba bocado.

-No tengo apetito.- respondió ella muy fría -¿Por qué Esperanza y Henry no nos acompañan?-

-Han preferido desayunar en sus aposentos está mañana.- respondió Raúl metiéndose una uva en la boca.

Ella asintió con la cabeza y quedó en silenció. Raúl solo la miro.

-No debería ser tan descortés con los cocineros, trabajaron muy duro para elaborar su desayuno.- comento él con ironía.

-Mi descortesía no es para con ellos.- respondió su esposa viéndolos con soberbia.

-Entiendo.- dijo Raúl en un suspiro -No la obligaré.-

-¡Gracias! Por lo menos no me obliga a comer.- comento margarita con sarcasmo.

-Yo no la he obligado a casarse conmigo si a eso se refiere.-

-No ¡Solo pidió mí mano en matrimonio!- dijo ella enfada.

Raúl soltó el tenedor con brusquedad y la miro con desagrado.

-Si me disculpan...- dijo Magui parándose -Iré a recostarme. Tengo... Jaqueca.-

Por la tarde Raúl se encontraba en su barco "Águila Dorada”. Le habían avisado que los tres apresados habían escapado.

-La búsqueda es intensa...- comento Henry.

-Esto no es nada bueno y no quiero tomar culpables.- respondió tras un suspiro Raúl, se notaba agotado -Extraño mucho estar en el mar.-

-Am... De eso quería hablaros. Nuestros hombres están ansiosos de... zarpar ya. Llevan mucho tiempo... "Quietos”.- se animó a mencionar Henry -Raúl, sé que tienes otras preocupaciones, pero debemos saber la ruta de la emboscada.-

-Lo sé, lo sé... Es solo que no puedo visitar tan pronto a mí... mí suegro.- respondió Raúl -Se supone que estoy recién y felizmente casado.-

-Pero tiene que ser pronto, el tiempo pasa...-

-Si lo mencionado por "Nuestro amigo Italiano” es verdad y "El emperador” se prepara para invadir a Italia, Alfredo y Ruiz de la Garza aprovecharán está distracción para concretar su plan. Debemos interceptarlos en camino, entonces.-

En la noche siguiente, en la comida, estaban presentes ambas parejas. En esas últimas horas no se habían cruzado mucho con sus esposas, ya que el tema de los fugitivos los mantuvieron muy ocupados.

Estaban todos sentados a la mesa, y como siempre, Margarita no comía.

Tratando de disipar tanta tensión, Esperanza, el tema de la nueva escuela de arte en donde enseñaban dibujo y arquitectura.

-Estoy muy interesada en el tema. su merced podría invertir.- sugirió la señora Churchill a Raúl, quien escuchaba con mucha atención -Está claro que no podré asistir por ser mujer, pero hoy por la tarde hemos ido a hablar, junto a Margarita, para saber si alguien nos puede dar clases aquí, si usted lo permite.- decía entusiasta.

-Claro que si, usted puede hacer lo qué desee aquí.- respondió su hermano, que por momentos observaba a su esposa, quien permanecía callada y sería.

-Es una nueva iniciativa de este caballero...- continuo ella.

-¿De quien hablas Esp...? ¿A quien se refiere señora Churchill?- se corrigió Raúl.

-Si, a mí también me gustaría saber a quien te refieres con tanto ímpetu, querida.- la miro su esposa, algo celoso.

-Al señor Manuel Belgrano.-

-Oh, si, lo recuerdo...- respondió Raúl -Ese joven a participado en algunos eventos.-

-¿El que tiene modales algo... amanerados?- pregunto pensativo Henry.

-No se si es así, pero dice que es mujeriego, querido amigo.- bromeo y su cuñado lo miro serio.-

-He hablado con él.- dijo Raúl -Tiene interesantes ideas revolucionarias.-

-Yo también he platicado con él.- continuo Esperanza y su esposo suspiro Hondo -Todo criollo siente deseo de independizarse de España y a mí me importa, después de todo, yo lo soy.-

Esperanza había sacado el tema de ma independencia, con la ilusión de que su amiga cambie de ánimo, ya que ella pensaba que con esto, quizás se podría abolir, al fin la esclavitud, pero nada, de mantenía quieta y sin expresión.

Raúl poso su mirada sobre ella muy disgustado ya.

-Veo que mí esposa sigue sin apetito.- comento Raúl, lo que llamó la atención de todos.

-No me apetece.- respondió Margarita.

-¿Pretende morir de hambre o que?- pregunto él de muy mala manera.

-¡Y eso le haría feliz!- exclamó Magui desafiante.

Raúl se enojo y golpeó la mesa, todos se alarmaron.

-¡NO ENTIENDO ESA ACTITUD!- elevo la voz Raúl.

Esperanza y Henry se exaltaron sin saber cómo reaccionar.

-Señor Buffont...- trato de decir Esperanza.

-¡AHORA NO!- grito Raúl.

-¡NO LA TRATE ASI!- grito Margarita defendiendo a su amiga, ignorando la verdadera relación que los unia -Esperanza, ¿Sabías que en nuestra vida "Mí esposo" beso a mí hermana en el despacho?-

Raúl la miro sorprendido.

-Si, lo vi, "Señor".- continuo arrogante la joven -Cuando buscaba la cocina porque... me sentía mal.-

-Magui, trata de tranquilizarte...- decia Esperanza.

-La señora aquí, no sabe lo que está hablando. Sería mejor si cierra la boca ¡Y COME DE UNA VEZ!- grito nuevamente Raúl.

Margarita se levantó del asiento para marcharse, pero él también y la tomo de la muñeca. La otra pareja se alarmó y también se paró.

-¡Come!- ordenó Raúl.

-¡NADIE ME DICE QUE HACER!- grito Margarita y de un fuerte tirón se soltó. Acto seguido, de retiro lo más rápido que pudo.

Esperanza atinó en salir detrás de su amiga.

-¡No!- ordenó Raúl, pero ella lo miro con una sonrisa irónica y se marchó del lugar.

En la mañana siguiente, Esperanza ayudaba a Eduviges a bajar por las escaleras. En cuanto las vio, Raúl se acercó a saludarlas. Le dio un dulce beso a su nana y relevo a su hermana.

-¿Margarita no bajará contigo?- pregunto.

-He ido a su alcoba y no quiere bajar... ni comer.- Dijo su hermana mientras le daba la mano de Eduviges a una joven para que la cuide -Hace más de dos días que no come, Raúl.-

Raúl la miro con esa expresión que ella ya conocía. Se dio la vuelta y subió las escaleras a toda prisa.

-¡Raúl, no! ¡Ra... Pier!- exclamaba esperanza mientras lo seguía.

Henry, que apenas estaba llegando, se dio cuenta de inmediato e intento frenarlo. Pero cuando llego al cuatro de Margarita entro y cerro la puerta dejándolos fuera. Esperanza pateó la puerta por rabia.

Ya dentro, Raúl fue directo al ventanal y abrió las cortinas.

-¿Qué sucede?- pregunto Margarita sobresaltada.

-¡Prepárate! ¡Vamos a visitar a tu padre!- dijo él en un duro tono.

-¿Qué?- pregunto su esposa sin entender.

-¡A ver si así comes de una vez!- continuo Raúl -Y no estoy preguntando.-

Margarita solo lo miro asombrada. Él abrió la puerta y se topó con su hermana que lo esperaba preocupada.

-Ayúdala a vestirse.- ordenó -¡Henry vamos!- finalizo.

En el carruaje camino a lo de su suegro no cruzaron palabra. Al llegar, como para empeorar la situación, los recibió Catalina.

-Bienvenidos...- dijo muy amable.

Margarita la saludo sin disimular su mal humor.

-Voy a mí antigua habitación.- dijo -Les dejo solos.- continuo con ironía.

Al quedar a solas, Raúl trato de respetar cierta distancia, pero ella se acercó a él.

-Ni entiendo los motivos, pero no me interesan las explicaciones.- dijo tratando de apoyar su mano en el rostro de él.

Raúl tomó la mano y la apartó con delicadeza.

-Usted tiene familia y recuerde que yo soy el esposo de su hermana.- dijo fríamente Raúl.

Catalina se apartó sonroja. En ese momento entro Diego al cuarto.

-¡Amigo mío!- exclamó Raúl agachándose -Te he traído otro obsequio.- continuo sacando una espada de madera de un saco de tela.

El pequeño la miro con una expresión de notable alegría.

-Es para que practiques vuestros movimientos.- comento Raúl.

-¡Oh! ¡Muchas gracias, señor Buffont!- exclamó él niño con una sonrisa y lo abrazo -¡Le diré a mí tía que me ayude a practicar!- exclamó y salió corriendo.

Así, se quedaron de nuevo solos con Catalina, Raúl pensaba en como salir de esa situación.

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