Analia al saber de la dolencia que sufría su hija Lorena de 13 años, busca desesperada a su esposo para que la ayude, descubriendo su infidelidad al llegar sin avisar, estando ahí recibe la dolorosa noticia del deceso de su hija. Ante él torbellino de emociones que la atormentan, no se puede darse el lujo de decaer, tiene a su hijo de 15 años que está lidiando con él duelo de perder a su hermana querida y los cambios repentinos en la vida de su familia. Juntos, madre e hijo, emprenden un camino de superación y resiliencia. Analia busca reconstruir su vida, encontrando fuerza en el amor por su hijo. Angel buscará la manera de que su madre sea feliz impulsando a que se de una oportunidad en el amor. Analia se siente en Jaque mate en el amor. ¿Encontrará quien la valore?
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Capitulo 11 ALEJANDRO MOTTER
ALEJANDRO MOTTER
Soy Alejandro Motter, tengo 36 años de edad, mido 1.90 metros de estatura, soy de piel clara, cabello castaños claros, ojos azules oscuros.
En mi juventud fui jugador de básquet, hasta que una lesión en la rodilla izquierda, que requirió una operación, terminó mi carrera en el deporte, mi sueño de estar en las grandes ligas terminó de la noche a la mañana, y no fue jugando, sino saltando una verja para ver a la chica que me gustaba.
No aprendí mi lección, siguiendo a esa chica estudie la carrera de ingeniería en la construcción, hasta arme una casa para vivir con ella, planeaba todo en torno a ella, la consideraba mi pareja, sin que ella lo sepa. Al ser tímido, no me animaba a confesarle, suponía que al terminar la casa, le propondría matrimonio y ella caería rendida en mis brazos, me hice la película.
Pero la vida real no es como las películas, una mañana ella no fue a clases, me preocupe porque nunca faltaba. Cómo siempre hacia para verla, por la ventana de su cuarto, salte la verja, ojalá nunca lo hubiera hecho. Ella estaba en pleno acto con otro, esa imagen se me quedó grabada, mi corazón se destrozó en pedazos.
Era muy bueno en la carrera que elegí, pero ya no podía seguir, no podía volver a verla, me cambié a la docencia, me volví profesor de ingles, qué ironía de la vida, más que nada estudiaba idioma planeando irme a vivir a otro país.
Mi padre enfermó, al ser único hijo me ocupe de él, suspendí mi viaje, seguí aquí, me capacitaba constantemente para tener la mente ocupada, hasta me converti en director.
Este era mi último año, mi padre debido a su estado de salud, prefirió estar en un asilo de ancianos y no interferir en mi vida, para que pueda conseguir una pareja y formar mi propia familia. La verdad me había cerrado a las relaciones, a ninguna mujer la consideraba como para que sea mi pareja de la vida, pasaron más de una, que solo fueron algo pasajero, no duraban, siempre se quejaban que soy frío, que no soy atento, que solo vivo para trabajar. La verdad poco me importaba.
Parecía que solo seguía la corriente, hacia lo que se debía hacer, no tenía a nadie que me impidiera irme de aquí, si aún permanecía en este lugar, solo era por mi padre.
Las mujeres siempre se sentían atraídas por mi imagen, no le ponía atención, usaba un libro como barrera para que nadie se me aproxime, usaba lentes para que crean que soy un nerds y con eso repelerlas. De manera inconsciente esperaba el milagro que la chica que me gustó hace años, aparezca un día y diga siempre estuve enamorada de ti.
Hasta que una mañana como cualquier otra, debía hablar con la madre de nuestro chico estrella en las olimpiadas matemáticas. Las administrativas comentaban que la señora Jean era a la que el marido engañaba, que por ser tan descuidada en su imagen, él la cambio por una más joven, que ella en su despecho lo culpo por la muerte de su hija, siendo que él siempre fue un padre amoroso, que al no saber tener contento al marido paso lo que pasó.
Por la edad de Angeles Jean Cánepa imaginé a una señora mayor. La verdad no la conocía, casi no tenía contacto con los padres, siempre fue el vicedirector que trato con ellos, él es un hombre mayor que tiene más labia para relacionarse con los padres.
Cuando la ví me quedé impactado, es una belleza de mujer, más joven que yo, mi corazón se aceleró, como si recobrará vida y dijera aquí estoy. El esposo la dejo a ella, la otra espero sea miss universo, porque no imagino alguien más hermosa que ella. Su trato es cordial, no tiene esa manera de ser de las mujeres que saben que son hermosas y se las dan de aires, tratando mal a todos.
Mi día era nublado como todos los días, ella es el sol que corrió esas nubes oscuras.
Más me atrajo que no se mostró interesada en mi, solo piensa en su hijo, y tiene la delicadeza de no hablar de su exesposo, como tantas divorciadas que viven recordando al ex tirándole tierra.
No quería perderla, quería conocerla más, pero no podía ser tan obvio de entrada, por lo que le propuse que instruya en matemáticas a los candidatos a las olimpiadas matemáticas, me venía como anillo al dedo, era como si los planetas se alinearan para mi.
Su belleza era impactante, del ángulo que se la mire, su sonrisa, su trato, toda ella era una belleza no solo físico sino también en su manera de ser.
Desde el día uno en que empezó a enseñar llamo la atención de los estudiantes, como nunca todos estaban decididos en aprender, jamás tuvimos tanta convocatoria por esa materia.
Siempre se vestía elegante, su fragancia se sentía a distancia, no necesitaban verla para saber que ella llegaba.
Después de meses de tratar con ella, me animé a invitarla a comer, usando como escusa que era un modo de disculpa por el mal rato que le hizo pasar una madre celosa.
Por su fisonomía creí que no comía casi, pero no era así. La pena de la ausencia de su hija le quitaba el apetito. Fue agradecida por lo que le prepare, la charla con ella se da tan fluida, como si nos conociéramos de toda la vida.
A la noche tenía una cita a ciegas que me organizo mi padre, me dirigía obligado solo para darle el gusto a él, siempre me buscaba una pareja, quería verme casado antes de morir, pero se que es un hueso duro y eso no pasará, hace años dice que se muere, pero no es así.
Al llegar al bar donde me encontraría con la chica, me encontré con Analia. Estaba muy hermosa, su amiga me invitó a que festeje con ellos él cumpleaños de ella. No lo dude, decidí enviarle un mensaje a la chica avisando que surgió una urgencia.
Llegamos al bar, las amigas de Analia son muy divertidas, armaron una ronda de bebidas. También estaba Angel, se lo ve muy protector hacia su madre.
Después de unas horas todas estaban muy alegres, se empezaron a despedir, por suerte vinieron con sus parejas que se ocuparon de ellas, salvó Mari que quedó junto a Analia y a Angel.
Cómo casi no tome me ofrecí en llevarlas.
-Vamos a casa. Me dijo Angel.
Con Analia llevamos a Mari colgada de nuestros hombros, hasta el auto, el de ella dejamos estacionado, para que mañana lo busquen.
"FUE DIVERTIDO", gritaba Mari.
Llegamos a su casa, olía a jazmín, estaba todo muy ordenado, en tonos claros.
-Gracias director. Me dijo Angel.
-La acomodamos en el cuarto. Me indico Analia.
-ANGEL... QUE SUERTE TE ENCUENTRO... PODES QUEDARTE CONMIGO... MI PADRE TIENE TURNO EXTRA... PODEMOS JUGAR A LA PLAY CINCO. Apareció su amigo.
-Ve hijo... Vamos a estar bien. Le dijo Analia.
-SEGUIREMOS FESTEJANDO. Grito Mari.
-A vos te llevamos a descansar. Le dijo Analia a su amiga.
-Llamame. Le pidió Angel a la madre.
-No te preocupes... Tu madrina va a estar bien. Le dijo Analia.
-Yo me quedo con ellas. Le dije a Angel, que me miro serio asintiendo.
"OTRA RONDA", grito Mari.
-Si... Vamos por más. Le mintio Analia.
La llevábamos a dejar en un cuarto, que era todo rosa, note que Analia al ingresar ahí suspiro hondo contrayendo la cara. Acostamos a Mari en la cama y salimos de ahí.
-Te invito pastel y café como agradecimiento. Me dice Analia.
-Claro... Escuché que te salen muy bien. Le digo.
Nos encaminamos a su cocina, tenía todo bien ordenado, limpio, cada estante tenía un cartel que indicaba lo que guardaba en ellos.
Ella se quitó los zapatos, puso la cafetera y saco un pastel de la heladera.
-Esa urna contiene las cenizas de Lorena. Le pregunto al ver en un estante.
Analia suspiro mirando.
-Si... Con Angel quedamos en ir al camping donde solíamos ir a acampar, para dispersarlas, pero no lo hemos hecho aún. Me comenta con pena.
-Lo llevas bien dentro de todo. Le digo.
-No... No creas lo que vez... Por dentro tengo el alma en pedazos y trato de ir reponiendo cada parte... Pero las piezas no encajan. Me comenta.
-Disculpa... Fue insensible de mi parte. Le digo.
-No, está bien, eso quiere decir que mi fachada funciona. Me comenta sirviéndo el café.
-Esta delicioso... Si te visito de seguido voy a engordar. Le digo, sacándole una sonrisa.
-Es tentar a la diabetes. Me dice divertida probando su porción.
Vi que le quedó crema sobre el labio.
-Permiteme. Le dije sacándole con el dedo y comiendo.
-Vamos al sofá... Te gustan las películas. Me consulta.
-La verdad... No suelo mirar... No tengo donde conectar. Le digo, recordando que acampó en mi patio.
-Se me olvidaba que sos un campista comprometido. Me dice divertida.
-Ja...Ja. Me rio por cómo me llamo.
Ella se dirigió con su taza a acomodarse ante la pantalla gigante, justo que apoyo la taza y tomo el control para prender la tv, se cortó la luz.
-Es una broma. Exclamó.
-No te preocupes... Alumbró con mi celular. Le digo.
-Tenia ganas de ver una película. Ella suspiro frustrada.
-Podemos ver... Tengo datos ilimitados... Solo debo buscar un aplicación. Le digo.
-Genial. Ella exclamó animada.
Me senté a su lado realice los pasos hasta tener la app en mi celular para ver películas.
Nos acomodamos en el sofá, ella se sentó con los pies arriba.
-Ok... Que te gustaría. Le pregunto.
-Una cómica. Me dice.
-Bien... Aquí hay una. Le digo.
-Si... Está bien. Me responde animada.
Miramos juntos la película, teníamos las cabezas juntas, el corte de luz duro. Escucharla reír era un deleite, al terminar la película la ví más animada.
-Me dio sueño. Le comento al sentir el cansancio.
-Gracias por tu compañía. Me dice.
-Gracias por el café y el pastel. Le digo dandole un beso en la mejilla.
-Lo lamento... Solo me salió. Le digo.
-No hay problema. Me respondió.
Le di otro beso en la otra mejilla y me detuve un poco más.
-Me divertí... Y disculpa por el beso... Que dure más de lo considerado. Le digo.
-No hay problema... Conocí uno de Holanda que daba tres. Me dice divertida.
-Me faltó uno. Le digo posando en sus labios un leve beso, no pude aguantar la tentación.
-Tengo sangre Rusa. Me dice posando un intenso beso en mis labios. -Y acostumbran dar seis. Susurro sobre ellos.
-No hay que faltar a las raíces. Le digo regresándole el beso.
Sentir sus labios, la calidez de sus besos y estrujarla contra mi cuerpo prendió una llama que creí extinta.
-Es tarde para que te vayas... Puedes quedarte en la habitación de invitados. Me dice al retirarse.
-Eso me gustaría. Le respondí.
Me llevo de la mano y al cruzar esa puerta me arrebato en un intenso beso.
-Debo confesar que no práctico hace mucho. Me dice.
-Lo haces bien. Le respondo regresando a besarla, le desaté el nudo de su camisa en la espalda dejando expuesta lo de ella, las sentí naturales, suaves. Al sacarle los pantalones tenía una tira como ropa interior, era todo de ella, no tenía relleno, ni ropa que le hacía parecer tener más volumen en sus duraznos.
Mire al cielo dando gracias por el monumento de mujer que tenía en frente.
La claridad de la luna ingresaba por un ventanal que había en el techo, se veía radiante.
Saboree cada parte de su cuerpo, disfrute sentir su calidez envolver mi hombría. La palpe de arriba abajo, saboreando sus labios y sumergiéndome en ella más de una vez. Toque el cielo con las manos, más perfecta esa noche no podía ser.
Es una mujer apasionante, cálida, fue un idiota él que la cambio por otra, pero a la vez le doy gracias, ahora yo puedo tenerla.
(bello: bonito)