30 - ARMY- Melómana- Doramera y Loca.
Rosa conoció a su Bias por casualidad y sin creerse su propia historia estuvo con él.
- ¿Podrá una súper estrella mundial estar con una chica común?
- ¿Encontrará ella una manera de quedarse a su lado sin perderse en el intento?
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Capítulo 17. Paseo rural
Ambiente musical:(Lo Poco Que Tengo - Ricardo Arjona)
Poco más de una semana después, los ejecutivos aceptaron llevarme como equipo médico de apoyo a una grabación Suncheon, entiendo que iremos a algunos pueblos rurales a filmar a los chicos en locaciones exteriores.
Ya el otoño comienza a pintar las hojas de amarillo y el paisaje pasa de una urbe cosmopolita a unas montañas no tan altas y campos de arroz que llegan hasta el horizonte. Obviamente mi trabajo es ficticio, estoy en una van blanca con otro médico y un botiquín de primeros auxilios.
- ¿Segura que tu pie está bien? – Pregunta JK en un intermedio.
- Tan segura como el médico que me quitó la férula. Ve con tus compañeros, no te distraigas.
A penas nos sonreímos de lejos, los ejecutivos fueron muy claros cuando nos pidieron mantener distancia para permitir que yo saliera con el equipo. En general, es bastante aburrido, estamos muy lejos como para ver el rodaje, las horas de grabación son largas y solo hemos tenido un paciente en todo el día, un camarógrafo con un golpe de calor al que le damos agua y acostamos en la camilla para que descanse.
En la tarde algunos miembros del equipo de apoyo nos invitan a ir al pueblo a comprar comida para la cena, mi compañero de oficio no quiere ir porque hay que caminar mucho, pero pide que le traiga algo delicioso para comer. Es agradable que algunos hablen inglés, puedo comunicarme con más personas y hasta me piden el número de teléfono para vernos fuera del trabajo. Parece que algunos cumplen el sueño de sus vidas al trabajar en esta industria y otros solo quieren sobrevivir a otro día de trabajo.
Nos reunimos en frente de la caravana de carros que rodean el set de grabación, esperando a los que faltan de los otros grupos y nos alistamos para salir caminando cuando un agitado Namjoon corre hacia nosotros.
- Espérenme.
- ¿Qué haces aquí? – Le pregunto sorprendida.
- También quiero comer y necesito estirar las piernas.
- ¿Y te dan permiso de ir así a caminar por la calle? – Le pregunto con disimulo porque las demás personas nos ven.
- Ya grabé mi parte y esto es un área muy rural, relájate. – Me encojo de hombros, si él dice que puede, debe ser así.
Seguimos al grupo por un camino junto a la carretera, aunque hay mucho sol es un día de viento que huele a mastranto, a cultivos y a monte, se siente muy bien caminar en un lugar así.
Converso con mis recién hechos amigos y ninguno entiende como conseguí el trabajo ni porque conozco a los artistas.
- Soy buena doctora y buena con los niños también – Bromeo viendo a Nam y mis compañeros fingen entender y siguen caminando adelante.
- ¿Nos estas diciendo inmaduros? – Me dice RM que se queda atrás conmigo.
- No dije eso, pero al que le quede la corona que se la ponga. – Él solo se ríe
- Que hermoso lugar ¿No crees? – Pregunto parándome un momento al lado del camino, y estirando los brazos lo más que puedo.
- ¿Qué haces? Camina, nos están dejando atrás.
- Estoy abrazando la montaña aquella que está allá lejos– suspiro – en serio me encanta la naturaleza. Ya voy – corro un poco para alcanzarlo.
- ¿Ya se curó completamente tu pie? – Arruga la cara preocupado.
- Si, gracias a ti no pasó nada peor ese día. Yo hubiese seguido caminando como loca, hasta llegar a la casa o hasta que se rompiera– exhalo con fuerza recordando mi torpeza- De nuevo gracias.
- ¿Solo gracias? Al menos invítame la comida.
- Claro que sí, no se diga más. Tu hermoso amigo me dio una tarjeta y no la he podido usar.
- Debería ser con tu primer sueldo o algo así, eso no cuenta.
- No creo que me paguen por este trabajo de mentira.
- Entonces cocina algo para mí.
- ¿Quieres morir envenenado? – Nos reímos, él tampoco sabe cocinar, me cuenta de sus desastres y yo de los míos intentándolo.
Llegamos a un restaurant donde se les comprará la comida a los miembros del grupo, pero el resto del staff va a una casa de familia que hace comida típica local.
- Elige lo que quieras comer y lo que le vamos a llevar a los demás – Le digo rápido a Nam, viendo hacia donde caminan los otros.
- ¿Ni siquiera sabes lo que le gusta comer a tu esposo? – Me dice al oído en broma.
- Le gusta picante y bastante, no importa cómo se pronuncie el nombre de la comida.
- Eres observadora- Se ríe.
- Vamos, solo pide para pagar la comida, yo quiero ir a comer con los demás.
- Entonces vamos con los demás. – Dice saliendo del restaurante
- Oye, ¿Quieres que me despidan si te da disentería?
- Es un trabajo falso ¿recuerdas? No van a despedirte– Sus palabras no me consuelan. - Vamos, yo asumiré la responsabilidad. Esperen – le grita a los demás en la calle.
La casa es un Hanok tradicional un poco desgastado por el paso de los años que en la sala tiene una gran mesa larga para recibir a los comensales, adentro huele a especias y a leña.
Pedimos mucha comida para llevarle a todos, la señora que cocina es una mujer de mediana edad, muy enérgica, nos habla conforme va sacando los pedidos y los envuelve identificando el grupo de trabajo al que pertenece, tal y como se lo pedimos. Me pongo el auricular traductor para escucharla, está muy contenta de tenernos ahí y nos invita a comer bien y disfrutar la comida.
En eso, un hombre entra al comedor trastabillando y la mujer suelta lo que hace para ayudarlo.
- ¿Tienes dolor otra vez? Pregunta ella asustada. El señor se ve realmente pálido y cuando la señora se le acerca se desmaya en medio del lugar. Me levanto sin pensarlo demasiado a ayudar a la señora que sostiene la cabeza del hombre, no está inconsciente, pero si tiene cara de dolor, luce deshidratado y pálido.
- Entrega la comida – Le grita a su hija y entre varios ayudan a levantar al señor y llevarlo a un pequeño cuarto, en un momento de dolor el señor se orina y mancha la cama con sangre.
- ¿Esto ya ha pasado antes? – le pregunto, pero ninguno entiende el inglés – Nam ayúdame – le pido y el me hace de traductor.
- Sufre de cálculos en los riñones y el dolor es fuerte antes de expulsarlos.
Los demás nos avisan que debemos irnos, tenemos que regresar antes del anochecer. Nam me mira serio sin saber que hacer.
- No podemos irnos así, tenemos que ayudarlo. – Le digo
- Vayan adelante, nosotros regresamos después.
La señora trae un té. E intenta limpiar el lugar, porque ahora el señor no deja de vomitar.
- Debemos llevarlo a un hospital – Dice Nam preocupado.
La señora explica que el hospital más cercano está a más de una hora y que no tienen dinero para pagar los tratamientos.
- ¿Puedes ir a una farmacia?
- ¿Qué?
- Puedo atenderlo aquí, pero necesito algunas cosas, un yelco, antiséptico, solución fisiológica, analgésicos, antiespasmódicos y un antiemético.
- ¿De qué hablas? – Sigue sin entender.
- Ve a la farmacia y trae esto – le anoto todo en una lista y el sale corriendo.
Cuando regresa, puedo canalizarle una vía periférica para hidratarlo y pasarle los medicamentos. Es un momento estresante, hasta que el dolor del señor se calma después de expulsar un cálculo.
Si le tienes miedo a la sangre, puedes esperar afuera – Le digo a Nam que tiene cara de trauma como si él mismo hubiese expulsado la piedrita.
- Ya debemos irnos – le digo a la Señora Cha, que está muy agradecida sujetando mi mano, mientras salgo del lugar. Con ayuda de Nam le explico la importancia de tomar mucha agua y comer saludable, además debe ir al médico cada tanto por un chequeo.
Frente a la puerta de casa hay una gran parcela de verduras con papas, maíz, berenjenas, pimientos y lechuga; la señora recoge en una gran cesta un poco de todas para llevarnos, también nos envuelve una comida en unos trapos. Ella me aprieta las manos e instintivamente le doy un abrazo.
- Deberías haber visto tu cara – Me burlo de Nam de regreso, mientras caminamos por la carretera oscura y solitaria.
- Disculpa si nunca había visto a nadie orinar sangre, fue horrible.
- Pero lo ayudamos y mira todo esto que nos regalaron, voy a llegar a comer hasta que explote.
- ¿Cómo puedes pensar en comida si te estoy hablando de orina y sangre?
- Peores cosas he visto, como una vez cuando era estudiante un hombre llegó eviscerado…
- Cállate, cállate, no quiero oír – me interrumpe y me hace gracia su expresión de asco.
- Tenemos que comer, así agradecemos lo que nos regalaron – Alzo la cesta.
- Dame eso, debe estar pesado. – Me la quita de un tirón
- Creo que podría vivir en un lugar así y ser la curandera o el chamán del pueblo, tú podrías ser mi asistente si decides dejar la industria – nos reímos.
Nam recibe una llamada y su expresión se endurece de una vez y aprieta la mandíbula.
- Entiendo – Dice al teléfono
- Era el equipo de producción, vendrán por nosotros
Ni bien cuelga, me llega un mensaje en coreano que luego viene en inglés.
- Tuvieron la delicadeza de traducirlo esta vez – Guardo el aparato.
- ¿Qué te dijeron?
- Que hay una reunión de emergencia en la empresa. – Suspiro- Espero que sea una emergencia médica.
Nos recoge una camioneta negra a mitad de camino en la que van dos personas de la caminata de la tarde, cuando nos subimos se mantienen en silencio.
- La gente humilde siempre es la más agradecida, a otros les compramos comida y ni saludan– Le digo quitándole la cesta a Nam.
/Facepalm/ No me cuadra, pero cuadra.