✨ EL DESEO POR RYLER Y LOS LOBOS ALFA ✨
"Cuando el deseo traspasa las barreras de la predestinación, no hay escapatoria. Aunque intentes resistirte, aunque el destino te obligue a huir, terminas cayendo... en sus brazos, en su poder, en su amor o en su condena."
"Soy Ryler Vaspieris, y así fue como conocí a los lobos Alfa.
Draven, Josh y Cauis... mis tesoros o mis verdugos."
🔥 Un amor prohibido, tres almas marcadas y un destino imposible de evitar.
🐺 ¿Hasta dónde llegarías por un deseo que lo consume todo?
➡️ ¿Te atreves a entrar en su mundo?
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Cap 21. Mía, mia y de nadie más.
Enloquecido.
POV Draven
El vacío no tiene forma, pero se siente como una daga constante en el pecho. No importa cuánto aire inhale, siempre queda un espacio que no se llena.
Su ausencia es eso: una grieta que no cierra, una herida que no deja de doler.
Más de tres años sin hallarla, sin oír su voz o sentir su calor. Mi bruja se desvaneció, y con ella, una parte de mí quedó atrapada en el limbo de la incertidumbre.
He buscado por todas partes: manadas, clanes, ciudades humanas... pero el mundo parece demasiado vasto y, a la vez, demasiado frío para hallarla. Nadie sabe nada. Nadie la ha visto.
Cada día me pregunto: ¿dónde estás, mi bruja Crespa? ¿Qué estás haciendo? ¿Cómo estará mi hijo? ¿Será hembra o varón? La desesperación golpea como un mar furioso, pero me niego a ceder.
Ryler es mía, siempre lo ha sido. Definitivamente comprobé de la peor manera que era mi segunda oportunidad.
Pero fui un estúpido ciego y simplemente la desterré, la eché como si fuese una mujerzuela. Pero la vida no me robará a mi compañera sin luchar.
Hoy, de nuevo, el deber me llama, y el amor por mi hijo me recuerda que hay motivos para sonreír incluso cuando el alma duele.
Josh halló a su compañera hace algunos años y hoy por fin se unen en matrimonio. Aunque ya viven juntos, tanto es así que Josh adoptó a sus cachorros como si fueran suyos.
Yo mismo participé en la elección de uno de sus nombres: "Tharos", el nombre que hubiese puesto a mi hijo, al que ella llevó en su vientre si fuera varón.
Sacudo los pensamientos de mi cabeza y, junto a la gran comisión, despego en mi avión privado hacia el aeropuerto de la ciudad humana donde vive mi hijo.
Ya voy tarde para la boda, pero llegaré a la recepción. Ezra me acompaña, junto con una gran cantidad de guardias reales. No tuve mucho tiempo para cambiarme después de asistir de último momento a una reunión con una manada que fue atacada por oscuros.
Cuando entro al gran salón exclusivo donde se lleva a cabo la recepción, me sorprende el exquisito olor en el aire.
Diviso a Josh a lo lejos y camino hacia él.
Josh me ve y me recibe con un fuerte abrazo, pero Vince se descontrola cuando conozco a su cachorro... o más bien el mío. Lo cargo de inmediato y me doy cuenta:
—Huele a mí. Es mío, mi hijo, mi cachorro y el de ella.
—Padre, te presento a mi cachorro, Tharos —me dice Josh, pero niego.
—Es mío, mi cachorro.
Vince está frenético. Olfateamos el aire. Es ella, mi compañera. Su aroma es increíble. Camino rápido hacia una habitación al inicio del pasillo. Abro la puerta de inmediato, aún cargando a mi cachorro, y ahí está ella...
Despierta, sus ojos se abren de par en par. Todo sucede despacio, cada latido una detonación en mi pecho.
—Draven —susurra mi compañera.
—Mía —la palabra sale antes de que pueda detenerla.
Cruzo la distancia que nos separa, la abrazo fuerte y entierro mi rostro en su cuello. La necesidad arde, mis sentidos se inundan de su esencia. No hay espacio para dudas, solo la certeza de que finalmente la tengo de nuevo.
—¡No, suéltame! —grita, pero no puedo ceder.
Miro al otro cachorro, aún dormido, y lo cargo sin pensarlo. Son míos. Todos ellos. Mi Ryler. Mis cachorros.
—¡Padre, suéltala! ¡Ella es mi esposa! —La voz de Josh es distante, apenas un murmullo frente al rugido interno que me consume.
—Es mía —insisto, la voz rota por la posesión que siento—. Mi Ryler. Mía, mi bruja. Y me la llevaré.
Declaro firmemente. La cargo sobre mi hombro de manera brusca y, con mi otro brazo, tomo fuerte a mis dos cachorros.
Ella grita asustada, pero no me importa. Es mía y la llevaré a casa. Josh intenta detenerme.
—Guardias, reténganlo. —La desesperación acumulada de tres años toma forma. Ellos obedecen mientras retienen a mi hijo. Mi bruja lucha, grita, pero su resistencia solo me impulsa a aferrarme más fuerte.
No puedo dejarla ir. No de nuevo. No cuando finalmente la he encontrado.
Camino rápidamente con mi mujer y mis hijos. Un centenar de guardias me siguen, y llego rápidamente al auto.
— ¡Suéltame, suéltame! — Mi bruja grita desesperada y hasta asustada, pero respira profundo e intenta calmarse cuando mis cachorros lloran intensamente, también asustados por su mami.
— ¡Aah... buaa... buuuu! — Eryan llora.
— ¡Hic... buaaa... mmmh! —Ahora es Tharos. Ella respira entrecortada, y yo la suelto un momento. Toma a sus cachorros en brazos y los abraza fuerte.
— Ya, ya, chiquitos, estamos bien... ya pasó... — Los calma, aunque aún me mira asustada, y puedo sentir su corazón a mil.
Mi chófer rápidamente nos lleva al aeropuerto, detiene el auto, y cuando bajo y abro la puerta para que ella salga, intenta razonar conmigo. Sé que está tan asustada que ni siquiera se ha dado cuenta de que es mi compañera, que me pertenece, y que simplemente la estoy reclamando.
— Draven, ya, por favor. Déjame ir... por favor. Mis chiquitos están asustados.
No puedo calmarme. Vince está frenético y solo quiere llegar a casa y marcarla...
Cargo a Tharos y se lo entrego a mi guardia. Hago lo mismo con Eryan, y luego tomo a Ryler nuevamente en brazos, aunque grita fuerte y trata de resistirse.
El sonido de los motores del avión retumba en mi pecho, pero es lo último en lo que pienso.
Mi mente está fija en una sola cosa: Ryler, mi bruja.
Me levanto tan rápido que apenas siento el suelo bajo mis pies cuando el avión aterriza.
Ella abraza fuerte a mis cachorros, que duermen en su regazo. Pero noto que está llorando en silencio.
Mark y Flix toman a mis cachorros en sus brazos, pues están profundamente dormidos. Ya avisé, y hay una nana lista para cuidarlos.
Esta noche solo tengo la necesidad de tenerla de nuevo, de sentirla cerca. Es más fuerte que todo lo demás.
Salimos del aeropuerto y llegamos a la manada en nada.
La sensación de urgencia se intensifica. Cada paso que doy hacia la casa me acerca más a lo que siempre he deseado, pero también me recuerda lo que he perdido.
La había perdido, pero ahora la oportunidad estaba frente a mí. No iba a dejarla escapar nuevamente.
Ella, un poco más serena pero igual o peor de asustada, me habla:
— Draven, ¿a dónde llevas a mis hijos? —
Logra hablar cuando, al entrar en la mansión, aún con ella cargada, volteo hacia el área de la habitación que había mandado hacer para ella y para mis hijos con sus nanas.
— Estarán bien... Vamos.
— No, no. quiero ir con ellos.
Pero Vince niega y nuevamente toma el control. Está enloqueciendo con su olor de compañera, y nos urge marcarla.
Entramos a la habitación, y la bajo suavemente en nuestra cama. Cierro la puerta con seguro, y ella está totalmente espantada.
— Eres mía, mía, mía, y de nadie más — declaro firmemente, quitándome la camisa, los zapatos y mis pantalones.
— No, Draven... no. Por favor, Josh es mi...
No la dejo terminar y llego a ella. La beso fuertemente, y aunque grita, rompo su hermoso vestido blanco de boda.
Saco mis garras y lo desgarro en segundos junto con su ropa interior, dejándola desnuda para mí.
Me abalanzo sobre ella y beso su cuerpo. Aunque ella opone firme resistencia y no lo desea, la tomo y entro en ella. Mi lujuria está al máximo. Ella lucha, pero estoy enceguecido...
Cuando siento cómo mi cuerpo está a punto de llegar a su punto máximo, Vince brota y clava sus colmillos en ella, dejándole una marca, mi marca, y declarándola mía por una eternidad.
Ella no tarda en desmayarse, y sonrío cuando me anudo a ella.
...⋆⋆⋆✾ ⋆✪⋆ ✾ ⋆⋆⋆...
a la fuerzas