Un mundo fantástico, lleno de seres que jamás creíste poder ver, a excepción de los libros, las películas y relatos. Ahora has llegado a este sitio, donde no solo puedes verlos, tocarlos y hablar con ellos, sino que estás dentro del cuerpo de uno de ellos.
Mi nombre es Dagny y está es mi historia. Entré al cuerpo de un ser místico y mágico, nunca entendí por qué, pero no pude tener mejor suerte que esta, al amar todo tipo de historias de fantasía, intentaré vivir bien y vivir feliz.
¿Podré hacerlo?, ¿Tendré dificultades como en el pasado?, ¿Deberé cambiar mi forma de ser para que me acepten?
Sigue mi historia y entérate del final.
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Aún no está muerta.
Pronto se supo todo lo que había pasado. La nueva princesa, se había ido con la gran sabia, nadie sabía exactamente a qué, pero claramente todos sacaron su propia conclusión.
A pesar de todo, el castillo era un caos total. Los reyes estaban muy preocupados y no podían hacer nada para ayudar a su hija y Hope estaba cayendo en un tipo de depresión, al igual que Yafar, pues su culpa no lo dejaba siquiera dormir por las noches.
—¿Por qué son tan pesimistas?, ni que la princesa ya hubiera muerto, deberían darle el beneficio de la duda y por lo menos pensar que si puede lograrlo—
La persona menos esperada había llegado al comedor, donde estaban todos a punto de tratar de comer algo. Era el príncipe, aquel chiquillo egocéntrico y mal educado, fue el que les hizo abrir los ojos a todos los presentes.
Era verdad que ni siquiera han pensado que Dagny puede lograr su cometido, solo asumieron que ella no lo lograría, enseguida se sintieron tan tontos por no darle la confianza que se merecía Dagny.
Sin más que decir y al ver qué su cometido se logró, el príncipe se retiró del lugar, no se sentía capaz de convivir y hablar sobre aquella persona que tanto despreció, pero que ahora admiraba por el sacrificio que estaba haciendo para poder encajar en su nuevo mundo. Al menos para él eso significaba lo que Dagny estaba haciendo.
En un lugar muy lejano, había llegado la caravana de Neferet, era maravilloso poder admirar un lugar que estaba sobre pequeñas montañas suspendidas en el aire y cayendo cascadas de ellas.
—Son las tierras sagradas, no cualquiera puede entrar aquí— le sonrió a la albina.
Dagny bajó del carruaje y caminó con mucho cuidado, observando todo a su paso, nunca imaginó poder pisar un lugar tan hermoso.
—¿Cómo cruzan de una montaña a otra?— preguntó
—Hay pases con magia sagrada, te ayudan a transportarte a dónde tu quieras, siempre y cuando lo pienses— resolvió su duda
Así mismo, un pase le fue entregado a la albina, pues debía ir a un lugar junto a Neferet.
—Espero no le temas a las alturas—
Dagny solo pudo mirar el vacío a las orillas de la montaña donde estaba, sintió un ligero mareo y mejor se alejó.
—No recuerdo que le tema a las alturas, pero esto es totalmente diferente— suspiró resignada.
—Sígueme, solo debes pensar en el gran templo, aunque no lo hayas visto nunca—
Le demostró como se hacía y en un segundo, Neferet desapareció. No pasó tiempo para que Dagny también lo intentara, dando como resultado, aparecer junto a la sabia, dentro de un gran salón, rodeado de estatuas de dragones.
—¿Aquí se lleva a cabo el proceso?— estaba ansiosa.
—Eso mismo, estás no son simples estatuas, son la forma física de los grandes y poderosos ancianos, aquellos que fueron creadores de los dragones, dieron cada uno su corazón y con ellos se formaron los primeros huevos, dando a luz a los primeros dragones de Athel—
Algo parecido había leído Dagny, estaba feliz de que lo que se decía en los libros fueran verdades y nada inventado.
—¿Cuándo podemos comenzar?— de los nervios hasta estaba sudando.
—Comenzaremos mañana, pero por cualquier cosa, debes escribir una carta para los que más amas, ellos recibirán tus últimas palabras si no llegas a lograrlo— quizás era la última oportunidad para hacerla cambiar de opinión.
Dagny asintió y pidió que le proporcionaran algo para escribir. Neferet solo suspiró y comenzó los preparativos para comenzar el proceso.
Por ahora se marchó a una pequeña habitación ahí mismo, pues era donde descansaría. También decidió comenzar a escribir.
“Mamá.
Ojalá pudiera decirte esa palabra, a ti, la mujer que ha confiado en mi para ser su hija. Eres la persona que me ha cambiado la vida, por eso quiero pagarte de la misma manera. Mi intención no es hacerte sufrir con mis decisiones, pero quiero ser una de ustedes por completo, no quiero que exista nada más que me una a los elfos, por eso lo hago. Me siento tan honrada y feliz al ser elegida por ti, aunque esté puede ser el final, espero volverte a ver en alguna otra vida. Gracias por todo, tu me cambiaste la vida, mamá.
Atentamente: Dagny Tudor, primera princesa de Athel “
La carta fue terminada después de ser pedida. Dagny no tuvo que pensarlo demasiado, ella solo quería a una persona en ese lugar, esa era la reina, quién la había tratado mejor que nadie en sus dos vidas, no tenía más que agradecimiento hacia ella.
Un día nuevo llegó y Dagny fue llevada al centro del salón ceremonial, con solo un camisón, pues por lo que estaba a punto de hacer, su cuerpo sufriría ciertos cambios.
—Dagny, estos son los corazones que tenemos de algunos dragones, en su mayoría son de machos, solo tenemos uno de hembra— señaló Neferet
—Por mi está bien, siempre y cuando sea de dragón— miró la gran caja de cristal que contenía el corazón de la dragona, gracias a un hechizo de suspensión, por lo que relativamente, ese corazón aún estaba vivo.
—Se llamaba Perl, era una dragona con magia de hielo, fue asesinada, así que espero puedas ayudarla a adaptarse si todo sale bien—
—Hare todo lo que me diga— se expresó
Todo estaba listo. Dagny sentada como flor de loto, en una alfombra sagrada, en medio del gran salón. Las estatuas comenzaron a brillar y así Dagny entró en trance, junto a ella, el corazón también comenzó a brillar y posteriormente a latir.