Destino intergaláctico: Encuentro en Zorlaxia (Libro 1)

El sonido del viento que susurraba entre los árboles siempre era un consuelo para Emma, pero hoy no podía concentrarse debido a la sensación de inquietud que la acompañaba desde la mañana. Algo estaba a punto de pasar, y aunque no sabía exactamente qué, lo sentía en cada fibra de su ser.

Emma acababa de regresar de una reunión con líderes interplanetarios en la ciudad. Mientras se dirigía a su oficina, recibió una llamada inesperada. Era de su asistente, informándole que un miembro de la realeza Zorlaxiana estaba en la Tierra y solicitaba una reunión urgente con ella. Su corazón dio un vuelco. ¿Quién podría ser?, ¿Qué podría haber traído a un miembro de la realeza Zorlaxiana a la Tierra de manera tan repentina?

Sin perder tiempo, Emma se dirigió al lugar de la reunión, un salón privado en un elegante hotel del centro. Al entrar, se encontró con una figura imponente, vestida con los ropajes ceremoniales de Zorlaxia. Era el Príncipe Tharon, hermano de Zanar y futuro líder de Zorlaxia. Lo reconoció de inmediato porque Zanar le había hablado mucho de él y le había mostrado unas fotos cuando de ambos cuando eran más jóvenes.

 Sin embargo, nunca había tenido la oportunidad de conocerlo en persona. Aun así, sentía una conexión inmediata debido a las historias que Zanar le había contado.

— Emma, es un honor finalmente conocerte en persona — dijo Tharon, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Emma asintió, aún procesando la sorpresa de ver al príncipe en la Tierra.

— El honor es mío, Alteza. Zanar me habló mucho de usted. Me mostró fotos de ustedes juntos y me contó historias de su infancia, siempre quiso que nos conociéramos. ¿Qué lo trae a nuestro planeta?

Tharon sonrió con una melancolía palpable.

— Zanar solía hablar de ti con tanto amor y admiración, me alegra saber que compartió nuestras historias contigo. Pero hoy estoy aquí por un asunto urgente que debemos discutir. Asuntos que afectan no solo a Zorlaxia y la Tierra, sino a todo el futuro de nuestra alianza.

Emma percibió la gravedad en su voz y se preparó mentalmente para lo que vendría. Se acercaron una mesa cercana y se sentaron, Tharon comenzó a explicarle la situación. Había surgido una nueva facción en Zorlaxia que se oponía a la cooperación con la Tierra.

Esta facción estaba ganando mucho poder y amenazaba con deshacer años de trabajo diplomático. Tharon estaba allí para pedirle a Emma que regresara a Zorlaxia, no solo como embajadora, sino como una figura clave para mantener la paz.

— Necesitamos tu liderazgo, Emma — dijo Tharon con urgencia. — Eres una figura respetada tanto aquí como en Zorlaxia. Tu presencia puede ser la clave para convencer a nuestra gente de continuar el camino de la cooperación y que no pierdan la esperanza. Se que es muy doloroso para ti regresar, pero de verdad te necesitamos.

Emma sintió el peso de sus palabras. La idea de regresar a Zorlaxia, el hogar de Zanar, le trajo una mezcla de emociones y de recuerdos dolorosos. Sería que tenía una oportunidad para honrar su memoria y continuar su legado, pero también significaba que debía dejar atrás la vida que había comenzado a reconstruir en la Tierra.

— Entiendo la gravedad de la situación, Alteza — respondió Emma, con su mente llena de pensamientos y dudas. — Pero esto no es una decisión que pueda tomar a la ligera. Necesito tiempo para considerar todas las implicaciones, puede esperar un poco mientras lo analizo detalladamente.

Tharon asintió comprensivamente.

— Por supuesto. Tómate el tiempo que necesites, pero te ruego que consideres la importancia de este tema. Nuestro futuro depende de las decisiones que tomes.

Esa noche después de la reunión, Emma caminó sola por el bosque, buscando claridad en medio de la confusión. Recordó las palabras de Zanar, su amor y su sacrificio, y cómo siempre había creído en un futuro de paz entre sus mundos. Se detuvo junto a un árbol viejo y miró las estrellas, buscando respuestas en el cielo.

Al regresar a su casa, Emma encontró a Laura esperándola. Le contó todo sobre la reunión con Tharon y la difícil decisión que debía tomar. Laura la escuchó atentamente, ofreciendo su apoyo y comprensión.

— Sé que esto es difícil para ti — dijo Laura suavemente. — Pero recuerda, hagas lo que hagas, Zanar estaría orgulloso de ti. Porque siempre has hecho lo mejor para que ambos mundos estén en paz.

Emma asintió, sintiendo una oleada de gratitud por la amistad de Laura, mientras se preparaba para dormir, Emma tomó la foto de Zanar y la colocó junto a su cama. Cerró los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz con la decisión que debía tomar.

La mañana siguiente, Emma se reunió nuevamente con Tharon. Con una determinación renovada, le dio su respuesta.

— Acepto regresar a Zorlaxia — dijo con firmeza. — Pero con una condición. Necesito que se garantice que esta misión será verdaderamente para la paz y el entendimiento entre nuestros mundos. Ya no quiero más derramamiento de sangre, ni que los más vulnerables sufran.

Tharon sonrió, aliviado y agradecido.

— Tienes mí palabra, Emma. Juntos, continuaremos el legado de Zanar y trabajaremos por un futuro mejor para todos.

Con esa decisión tomada, Emma se preparó para un nuevo viaje, una nueva misión que llevaría consigo no solo su experiencia y su conocimiento, sino también el amor y la memoria de Zanar, guiando cada uno de sus pasos.

Antes de partir, Emma organizó una reunión con sus colegas y amigos más cercanos en la Tierra, quería asegurarse de que el trabajo que había comenzado continuara en su ausencia. Durante la reunión, compartió sus planes y delegó responsabilidades a quienes confiaba plenamente.

— Sé que esto puede parecer repentino — dijo Emma, mirando a cada uno de sus amigos. — Pero es una oportunidad que no puedo dejar pasar. La paz y la cooperación entre nuestros mundos están en juego, y necesito su apoyo para que todo siga funcionando aquí.

Laura fue la primera en hablar.

— Siempre te apoyaremos, Emma. Tu visión nos ha guiado hasta ahora y seguiremos adelante con ella.

Sus palabras resonaron entre los demás, quienes asintieron y prometieron continuar con los proyectos que Emma había iniciado. Se sintió reconfortada al ver cuánto apoyo tenía y cuánto había logrado construir en su tiempo en la Tierra.

Finalmente, el día de su partida llegó. En el puerto espacial, una pequeña multitud se reunió para despedirla. Emma abrazó a Laura y a sus otros amigos, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza.

— Volveré tan pronto como pueda — prometió Emma, con lágrimas en los ojos. — Esta no es una despedida definitiva.

Laura asintió, sonriendo a través de sus propias lágrimas.

— Lo sabemos, Emma. Cuida de ti misma y de nuestro futuro.

Con esas palabras, Emma subió a la nave que la llevaría de regreso a Zorlaxia. Mientras el planeta Tierra se hacía más pequeño en la distancia, Emma sintió una sensación de propósito renovado. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba lista para enfrentarlo con valentía y determinación.

Con esas palabras, se subió a la nave que la llevaría de regreso a Zorlaxia. Mientras ascendía por los cielos, el planeta Tierra se hacía más pequeño en la distancia, Emma sintió una sensación de propósito renovado. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba lista para enfrentarlo con valentía y determinación.

Mientras observaba el vasto espacio a su alrededor, su mente se llenó de recuerdos y expectativas. Pensó en Zanar y en lo que él habría querido para ambos mundos. Este viaje no solo era una misión diplomática; era un tributo a su amor y a todo lo que habían soñado juntos.

Pero lo que no sabía era lo que estaba a punto de descubrir. En su regreso a Zorlaxia, no solo se enfrentaría a desafíos políticos y sociales, sino que también se encontraría con secretos ocultos, revelaciones inesperadas y una verdad que cambiaría todo lo que creía saber sobre su propio destino.

Emma tomó una profunda respiración, sintiendo la mezcla de emoción y temor. Ella sentía que estaba lista para enfrentar todo lo que viniera, sabiendo que llevaba consigo la memoria y la fuerza de Zanar. La aventura apenas comenzaba, y con cada latido de su corazón, Emma se preparaba para enfrentar lo desconocido.