Cuando una mujer ama, ¿hasta dónde es capaz de llegar con sus acciones? ¿Puede ser capaz de abandonarse a sí misma para ser el arma de la persona amada y cumplir con todos sus caprichos y deseos? ¿Es esto amor? ¿Y qué pasa cuando esa ilusión se rompe en pedazos?
Elyana, ella tiene todas las respuestas, fue capaz de dar todo por un hombre que dijo amarla, mato y robó, usó todo lo que tenía para darle el trono al hombre que amaba, pero cuando obtuvo lo que quería, este hombre simplemente la desechó como si ella no valiera nada.
Al morir, su alma se transformó en una mariposa que voló libre, pero por el dolor y odio que cargaba su alma no pudo descansar, y siendo atraída por sentimientos similares a las de ella, tomo el cuerpo de una mujer llamada Elizabeth, que al igual que ella murió traicionada.
Ahora con esta nueva oportunidad, ella podrá conseguir lo que más anhela, venganza.
El camino de la venganza para Elizabeth y Elyana, se abre...
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Cap #18
Después de haber tratado el asunto de las dos mujeres, tanto el emperador como Elizabeth y su padre se dirigen al palacio de la emperatriz dónde ella estaba esperando para tomar el té y tratar el compromiso de su hijo Nicolás con Elizabeth.
Cuando llegaron al palacio, Eli se adelanta y le da un abrazo a la emperatriz, para ella era la madre que nunca tuvo. El tiempo que la ha tratado desde que volvió a la vida, se dio cuenta lo amable que era aquella mujer que sinceramente le demostraba un cariño desinteresado.
- madre, que alegría verla de nuevo-, dijo Elizabeth mientras la abrazaba.
- mi querida niña. Tan bella como siempre, siéntate a mi lado. Dijo la emperatriz que ignoró totalmente a su esposo y al gran general y se sentó con Eli.
- mi emperatriz-, dijo el emperador mientras se acercaba, -también estamos aquí-, recalcó.
- claro siéntense, están en su casa-, dijo la emperatriz volviendo su atención nuevamente a Elizabeth y tomando su mano dijo.. -hija tenemos mucho que hacer para la fiesta de compromiso, debe ser la mejor fiesta del imperio-.
Los hombres que ya estaban sentados, escuchaban atentamente hasta que el gran general interrumpió.
- majestades, hay algo sobre lo que debemos hablar y se trata justamente de nuestros hijos. Me gustaría solicitar la presencia del príncipe Nicolás para que estemos todos y podamos tomar una decisión sobre algo que ocurrió en mi casa, en mi ausencia - dijo mirando a Elizabeth quién solo desvió la mirada diciendo;
-padre, eso-… Pero fue interrumpida por el gran general…
- nada de peros Elizabeth, el que no haya dicho o hecho nada anteriormente no significa que esté de acuerdo con ese tipo de comportamientos-, concluyó el gran general, y volviendo su atención a los emperadores volvió a solicitar la presencia del príncipe Nicolás a lo que estos asintieron aún curiosos por lo que había pasado, pero entendían que debían esperar para poder sacarse la curiosidad.
La emperatriz miró a Eli de reojo, ya tenía una leve sospecha sobre lo que pasó puesto que se había dado cuenta de cómo su hijo miraba a Elizabeth durante la boda de Sebastián. Pero nunca pensó que su hijo sería capaz de meterse a la casa del gran general y pasar la noche con ella. Al final solo suspiró y ordenó a las doncellas que agreguen un lugar en la mesa y que sirvieran el té.
El té fue servido mientras otro sirviente ya estaba llegando al palacio del príncipe para solicitar su presencia en el palacio de la emperatriz.
Nicolás se encontraba revisando los papeles que Daniels le había mencionado el día anterior, documentos que fueron encontrados en los dos campamentos de los mercenarios de Sebastián, las que fueron sitiados por los hombres de Nicolás.
Pasaron unos minutos y el príncipe Nicolás se encontraba de camino al palacio de la emperatriz. Rara vez su madre lo solicitaba y tenía curiosidad de saber el por qué. Pero cuando llegó se sorprendió de ver a Elizabeth, quién desvió el rostro a otro lado cuando él la miró, y vio a su suegro sentado con un rostro muy serio y ahí entendió todo. -al parecer mi suegro no pensaba dejar pasar lo ocurrido- pensó para sí Nicolás.
Viéndose en esa situación, optó por hacerse del que no pasaba nada. Y saludó a sus padres primero, para luego dirigirse al gran general.
- Gran general, es un honor saludarlo-. Dijo con un rostro un poco serio.
- ¿ya no soy suegro, como me llamó esta mañana?-. Preguntó el gran general con un rostro serio.
Nicolás solamente desvío la mirada con una leve sonrisa fingida.
- por favor, siéntate hijo, necesitamos saber lo que está sucediendo-. Dijo la emperatriz para luego hacerle una señal a las doncellas para que se retiren.
El emperador cuando todos se retiraron, le dijo al gran general que hablara. Y así lo hizo. Empezó explicando que por la mañana cuando llegó a su mansión encontró al príncipe Nicolás casi sin ropa en la habitación de su hija, quién también se encontraba con paños menores.
La emperatriz se tapó la boca con las manos mirando a su hijo visiblemente sorprendida. Y luego solo se le ocurrió agarrar unas galletas y tirarle a Nicolás.
- ¡Mocoso! ¿Cómo te atreviste a tal cosa? ¡Te atreviste a llevar por mal camino a mi pobre niña!- gritaba la emperatriz mientras seguía tirándole los dulces que había en la mesa.
El emperador se levantó y trató de detener a su esposa.
- ya mujer, ¡cálmate! Tenemos que solucionar esto de otro modo y no tirándole cosas a nuestro hijo.
- si fuera alguien más, y no el prometido de mi hija, créame que ya no tendría su cabeza en su lugar, incluso siendo un príncipe- agregó el general dándole una mirada afilada a Nicolás.
Mientras todo esto pasaba, Elizabeth solo permaneció en silencio procurando no reírse. De cualquier manera, esa situación ayudaba bastante para sus planes.
El emperador de repente se levanta y mira a Elizabeth, -¡esto quiere decir que es muy probable que seamos abuelos pronto!
El gran general miró a su hija mientras esta se puso roja escupiendo el té que estaba por tomar. Todos, incluso Nicolás desviaron su mirada a ella.
- bueno, la posibilidad existe, pero tomé precauciones. Un hijo antes del matrimonio no es apropiado-. Dijo con una sonrisa nerviosa.
Nicolás volvió a respirar después de escuchar eso, el emperador se sintió algo decepcionado y la emperatriz estaba que en cualquier momento se desmayaba.
El gran general se levantó y haciendo una reverencia a los emperadores dijo;
-majestades, solicito que en vez de un compromiso se realice la boda. Ambos se pasaron de la raya, tanto mi hija por dejar que suceda y el príncipe por haber incitado a mi hija a algo así.
Nicolás miró a Eli recordando que ella abusó de él estando bajo las influencias de un afrodisíaco. Ella al sentir la mirada de él, sonrió y miró para otro lado.
Nicolás suspiró pesadamente y dijo;
- madre, padre, suegro. La señorita Elizabeth es mi prometida, y como ya se dieron cuenta nos llevamos muy bien, no veo problemas en celebrar una boda en vez de un compromiso. Después de todo, nos encantaría darles nietos lo antes posible-, dijo esto último con una sonrisa mirando a Elizabeth. Quién no estaba muy contenta o convencida con la idea de tener hijos.
La emperatriz volvió en sí, y rápidamente estuvo de acuerdo con todo. Es más, en su cabeza ya tenía todo organizado. Y todo se haría lo más rápido posible.
El emperador estuvo de acuerdo con todo, y mañana mismo se daría a conocer la boda que tendría lugar en dos semanas.
Elizabeth se tocó la frente pensando;
- dios, está bien que todo sea parte de un plan. Pero esto está yendo demasiado rápido. Creo que mi futuro suegro ya tiene hasta los nombres para sus nietos rondando en su cabeza-. Y no estaba equivocada, porque el emperador ya estaba pensando en darle su nombre al primer principe que llegue a nacer..