La Emboscada

...NARRADORA...

La pelirroja se encontraba mirando su jardín sin ningún tipo de flores, tan solo con una fuente de agua que antes le daba paz pero después no lo hizo.

El testamento de ese viejo quien fue su padre la llenó de rencor y resentimiento. No comprendía por qué ella no podía tomar el control, ¿Por qué su hermana si? La odiaba. Ella era mejor en todos los sentidos, solo ella y nadie más que ella. Ella se había aliado a mafiosos por dinero para salvar esa compañía que tampoco era tan honesta.

Ella sabía que su padre era un desgraciado que tenía las manos manchadas de sangre de inocentes, nada diferente a ella. Lo único en lo que podían diferenciarse era que su padre mandaba a eliminar quien le estorbaba mientras que ella no dudaba a la hora de dispararle a alguien entre medio de las cejas.

Todo por lo que trabajó se lo quedó su hermana porque el viejo maldito antes de morir así lo estipuló en un testamento. Ella se mantuvo cerca de la familia pero fue en vano al fallecer su padre. Su hermana le dió dinero pero no compartió su poder con ella. Se llenó de rencor y se vengó, claro que sí.

A su idiota hermana le dió justo donde más le dolía y no sólo una vez, le causó muchísimo daño y no sólo a ella pero no se arrepiente.

Ella sabe que el marido de su hermana le pondría precio a su cabeza si supiera todo lo que hizo pero no le importaba. Ahora debía destruir lo que quedaba pero no sabía cómo hacerlo aunque desesperadamente buscaba la forma.

Dos cabezas habían pagado su error con sangre, habrían varios más si no cumplían sus mandatos. Su hermana no se enteraría de nada. Eso no podía suceder.

-¿Novedades?- pregunto a su mano derecha

-Ninguna señora, tampoco hay pistas para buscar, ¿Qué sugiere que hagamos?- ella le pegó un puñetazo a la pared

-Contrata investigadores, soborna al mismísimo ejército, la CIA, lo que sea- ella volvió a perder la calma

-Veré que puedo hacer señora, con su permiso- hizo un asentimiento de cabeza y salió del lugar apresurado

Gritó como una loca, estaba histérica, las uñas de sus manos se rompieron, su maquillaje se corrió dándole un aspecto más aterrador y su cabello prolijamente peinado estaba convertido en un desastre.

-No se saldrán con la suya, tendré lo que me arrebataron. Tendré todo lo que me pertenece- se juró a si misma

Lastimosamente los días pasaron y no hubo resultados. Contrataron los mejores investigadores pero fue en vano, cada uno buscó distintas pistas, fechas, pero no había nada. Y después de tantos años era demasiado difícil seguir un rastro que gente astuta se encargó de borrar.

Hubo gente involucrada y planes trazados meticulosamente pero todo cambió en un descuido, en un momento donde no debía. Ahora buscaban respuestas.

Dos importantes poderes necesitaban a la misma persona pero era inalcanzable, tenía mucha protección. Un poder desconocido no sabía la situación pero la calma no era más que un volcán que estallaría al saber la realidad buscando la sangre de los culpables.

La paz se altera cuando nos arrebatan lo que amamos, la necesidad de respuestas llega de inmediato y se satisface rápidamente pero la venganza es el siguiente paso, es lo necesario para obtener paz en muchos de los casos.

(......)

Quienes cubrieron el rastro están investigando por su cuenta todo lo que pueden. Quienes son potenciales peligros, quienes no lo son. Viajarán a supervisar y ajustar sus planes. Meterán una mujer de ser preciso y tienen la indicada, de ser necesario harán lo que sea pero obtendrán lo que necesitan. Dinero, poder y territorio para poder seguir con su clan y ganar aún más fortuna de la que tienen. La ambición no tiene límites...

Aunque cuando se tiene gente muy leal se puede conseguir lo que uno se proponga infiltrando gente en las más peligrosas organizaciones pero hay un lugar donde nadie puede ingresar y del que se desconoce quien lo dirige y eso están por descubrirlo...