DESPUÉS DE MUCHOS TRAGOS ALEXA Y DAVID TERMINAN CASADOS EN LAS VEGAS ,¿QUE PODRÍA SALIR MAL?
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CAPÍTULO 17
Han pasado siete días desde aquel beso con David. Una semana desde que el mundo parecía haber cambiado, al menos para mí. Aún siento el calor de sus labios sobre los míos, aunque la llamada de Julio esa misma tarde, interrumpiendo lo que pudo haber sido un momento perfecto, sigue retumbando en mi cabeza. Hoy es el día. Hoy tenemos la audiencia por la custodia de Anneliese.
Mientras miro por la ventana, el sol de la mañana entra con fuerza, iluminando la habitación donde todo ha estado tan revuelto. La casa, aunque en silencio, parece reflejar el caos que llevo dentro. Estoy lista, o al menos eso quiero pensar. Anneliese, sigue dormida en su cuna, tan tranquila como siempre, ajena a la tormenta que está por llegar.
Me levanto con cuidado para no hacer ruido y me acerco a ella. La miro un rato, tomando una profunda bocanada de aire. Es mi todo, mi razón para luchar. La custodia. Me pregunto si, con todo lo que ha pasado esta semana, realmente soy capaz de manejarlo todo. Ser su madre, ser abogada, y ahora también enfrentarme a los recuerdos de aquel beso con David. En algún rincón de mi mente, siento que tal vez todo sería más fácil si no hubiera sido tan arriesgada, si no hubiera dejado que algo tan delicado como lo que compartimos nos envolviera tan rápido. Pero ahora ya es tarde para arrepentimientos. No puedo dar marcha atrás.
—Alexandra, ¿estás lista? —escucho la voz de Laura desde el pasillo.
Con Lau ,Nos entendemos, nos conocemos como solo las hermanas pueden hacerlo, aunque nuestra relación siempre haya sido un tanto diferente. Me sonríe siempre que me ve al borde del colapso.
—Estoy casi lista —respondo, levantando la mirada y viendo cómo Laura se asoma por la puerta de mi habitación.
Tiene su mochila al hombro y una ligera expresión de tristeza en su rostro. Hoy es el día en que tiene que regresar a la universidad, y aunque yo también me siento apenada de que se vaya, sé que tiene que hacerlo. Laura no solo es mi hermana, también es mi amiga. El peso de la custodia, las decisiones, la tensión con los abogados, todo eso recae sobre mis hombros, pero ella ha sido mi apoyo constante.
—¿Anneliese sigue dormida? —pregunta Laura, acercándose a la cuna.
—Sí, está tranquila. Tal vez es la última vez que la veo así antes de la audiencia. —Trago saliva, sin saber cómo continuar. La incertidumbre me consume.
Laura se queda en silencio, observándome. No hace falta que diga nada más. Sé que entiende.
Me acerco a ella y nos abrazamos brevemente. Este tipo de despedidas nunca son fáciles, incluso si sabemos que volveremos a vernos en poco tiempo. Pero la situación es diferente ahora. La audiencia, los abogados, David... todo está mezclado en mi mente, y siento como si, en algún punto, la vida estuviera avanzando más rápido que yo.
—Vas a estar bien, Alex —dice Laura con voz suave, como si intentara calmarme. Es lo que siempre dice, pero hoy me lo dice con una seriedad que me hace pensar que ella también sabe lo difícil que es todo esto.
—Gracias, mi corazón. Te voy a extrañar —le digo, aunque ya me siento algo vacía por dentro.
Laura se queda un momento pensativa y luego cambia de tema, como si quisiera darme un respiro, aunque sea momentáneo.
—Por cierto... —Laura me mira con una pequeña sonrisa, como si estuviera algo nerviosa—, hay algo que no te he contado.
La miro con curiosidad.
—¿Qué pasa? —le pregunto.
—Estoy conociendo a alguien en la universidad. —Su rostro se ilumina con la mención del tema, y no puedo evitar sentirme un poco sorprendida.
—¿En serio? ¿Quién? —pregunto, aunque mi mente sigue ocupada con la idea de la audiencia que se acerca. Aun así, no puedo evitar interesarme por lo que mi hermana tiene que decir.
Laura se ríe nerviosamente y se pasa una mano por el cabello.
—No es nada serio, pero... es un chico nuevo en el campus. Se llama James. Es... diferente, y... no sé, me hace sentir viva.
Sonrío, feliz de ver que ella también tiene a alguien la distrae un poco de la vida tan caótica que hemos tenido. Quizás yo también debería encontrar una forma de desconectar, aunque ahora no tengo cabeza para nada más que Anneliese y lo que pueda pasar en la audiencia.
—Me alegra escuchar eso. Es bueno que encuentres a alguien que te haga sentir viva pero eso no quita el hecho que quiera conocerlo y saber que vas a estar bien con el , Laura —le digo, aunque mi voz suena un poco apagada, la seguridad y felicidad de mi hermana siempre va a ser mi prioridad.
Laura me observa por un momento, como si notara mi tono de voz, y luego se acerca a mí, poniendo una mano en mi hombro.
— Lo se,algun día te lo presentaré si se dan las cosas,pero se que no sol estas preocupada por mi,Sé que estás preocupada por lo de Anne , Alex, pero todo va a salir bien. No dejes que esa audiencia te consuma. Tienes todo para ganar.
Asiento, aunque no puedo quitarme el miedo de encima. La idea de que nos quiten a Anneliese me persigue desde que recibí la llamada de lucia . La posibilidad de que la niña termine en manos de su madre biológica, Amaya, me llena de pavor. ¿Qué clase de madre abandona a su hija cuando tiene solo unos meses? Yo nunca lo entenderé. Amaya no ha mostrado interés en ella desde el día en que la dejaron en brazos de David y ahora aparece, como si fuera la persona más adecuada para cuidarla. No me puedo permitir pensar que Anneliese pueda vivir con ella.
—Es que, Laura... ¿y si nos quitan a Anneliese? ¿Y si la entregan a Amaya? No puedo imaginarla con ella... —mi voz tiembla, pero intento mantener el control.
Laura me mira, y en su mirada se refleja una mezcla de preocupación y comprensión. Ella también sabe lo que está en juego.
—No va a pasar, Alex. Tú eres su madre. No hay nada más importante que eso. Amaya... no merece ser parte de su vida, no después de todo, después de que la abandonará,y se que me has enseñado que no debemos juzgar a nadie sin saber todo lo que han pasado,no puedo entenderla.
Siento un nudo en el estómago, pero sus palabras me dan algo de consuelo. David salió temprano esta mañana para cuadrar todo con Julio ya que Lucía no va a poder estar en la audiencia. Después de todo, Anneliese es su hija, y sé que va a luchar por ella tanto como yo. Aún así, me resulta difícil imaginar cómo será todo cuando estemos en ese salón de juicios, enfrentándonos a la posibilidad de perder lo que más amamos.
—Tienes razón. Es solo... no quiero que le pase nada malo —confieso, apretando los puños para calmarme.
Laura no dice nada más, solo me abraza con fuerza, y eso es todo lo que necesito. En este momento, su apoyo es lo único que me da algo de esperanza.
—Vamos, tenemos que irnos. David debe estar esperando —dice ella, con una sonrisa que intenta disimular la ansiedad en sus ojos.
Asiento y, por un segundo, me olvido del miedo que llevo dentro. Camino hacia la puerta, pero antes de salir, me detengo un momento y miro a Anneliese una vez más. Mi pequeña. Es todo lo que tengo, y no voy a dejar que nadie nos arrebate nuestro futuro.
—Vamos a luchar por ti, princesa —murmuro para mí misma, saliendo de la casa con Laura a mi lado y dejando a Anne con la señora Constanza.