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En Manos Del Mafioso

En Manos Del Mafioso

Status: En proceso
Genre:Mafia / Amor-odio / Romance de oficina / La mimada del jefe
Popularitas:1k
Nilai: 5
nombre de autor: magály Fernández

en manos del mafioso , Emily escapó de una relación mala, cerro su corazón del amor, ahora estaba preparandose para su nuevo trabajo, sin saber lo que el destino le preparó

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capitulo 17

La lluvia caía suave y persistentemente contra los ventanales de la mansión, arrullando la noche con un sonido constante y relajante. Emily, envuelta en un suéter, observaba el agua resbalar por los cristales desde el salón principal. La caja de madera con el colgante estaba abierta en la mesa de centro, el pequeño pájaro plateado brillando a la luz de la chimenea.

No había podido dejar de pensar en el gesto de Luca. Era tan distinto a todo lo que había mostrado antes: no una demostración de poder, sino una ofrenda de vulnerabilidad. Escuchó sus pasos acercarse antes de verlo. Él se detuvo a su lado, siguiendo su mirada hacia la lluvia.

—No puedes dormir —afirmó, no preguntó.

—Demasiado en la cabeza —susurró ella, sin apartar la vista de la ventana.

Luca no dijo nada durante un largo rato. Solo permaneció allí, compartiendo el silencio y la penumbra. Finalmente, se sentó en el sofá, a una distancia respetuosa, pero lo suficientemente cerca como para que su presencia fuera tangible.

—¿Quieres hablar de ello? —preguntó, su voz más suave de lo habitual.

Emily se giró para mirarlo. El fuego de la chimenea jugueteaba con los rasgos de su rostro, suavizando su dureza habitual.

—¿De qué, Luca? ¿De que mi vida fue volcada de cuajo? ¿De que estoy atrapada aquí, sintiendo que al mismo tiempo te odio y… —se interrumpió, tragando saliva.

—¿Y? —insistió él, su mirada intensa y paciente.

—Y que no entiendo por qué tu preocupación no se siente como la de Tomás —confesó en un suspiro, derrotada. —Con él, siempre sentí que era sobre control, sobre posesión. Esto… esto se siente diferente. Y eso me asusta más.

Luca se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas. Miró el fuego como si buscara las palabras correctas en las llamas.

—Tomás era un niño débil que golpeaba para sentirse fuerte —dijo, con un tono cargado de desprecio, pero no por ella, sino por su ex—. Yo… —hizo una pausa, buscando cómo expresarlo—. Mi mundo es violento, Emily. Es brutal y despiadado. Pero la violencia que ejerzo es para proteger lo que valoro, no para dominar por capricho. Tú… eres la única cosa pura que ha entrado en mi vida en mucho, mucho tiempo. La última vez que alguien me mostró bondad sin pedir nada a cambio fuiste tú, en esa calle. Perderte otra vez no es una opción.

Sus palabras, tan crudas y sinceras, le llegaron directo al corazón. Emily se levantó y fue hasta la mesa de centro. Tomó el colgante.

—¿Podrías? —preguntó, dándole la espalda y levantándose el cabello.

La solicitud sorprendió a ambos. Hubo un momento de silencio cargado antes de que Luca se levantara. Sus dedos, grandes y accustomed a la rudeza, fueron sorprendentemente delicados al enganchar el cierre del collar. El frío metal del colgante se posó sobre la clavícula de Emily, y el breve contacto de sus dedos en su nuca le produjo un escalofrío.

Él no se apartó de inmediato. Su aliento le acarició la oreja.

—No te obligaré a quedarte, Emily —murmuró, su voz un susurro grave—. Cuando esto termine, si quieres irte, te abriré la puerta yo mismo. Pero mientras dure la amenaza, te juro que preferiría morir antes que ver un solo rasguño en tu piel.

Emily se giró, encontrándose con sus ojos. La distancia entre ellos era mínima. Podía sentir el calor de su cuerpo, ver las pequeñas chispas de dorado en sus ojos marrones. El muro se derrumbó.

—Ya no sé si quiero irme —susurró, y la admisión le salió del alma.

Fue ella quien cerró la distancia final. El beso no fue una toma de posesión, sino una pregunta. Una exploración lenta y tentativa de todo lo no dicho que había entre ellos. Luca respondió con la misma intensidad contenida, una mano en su cintura, la otra acariciando su mejilla, como si temiera que fuera a romperse.

Cuando se separaron, jadeantes, la lluvia seguía cayendo fuera, pero el silencio dentro ya no era incómodo. Era esperanzador.

—Esto es una locura —murmuró Emily, apoyando la frente en su pecho. Su corazón latía con fuerza, acompasado al de él.

—Lo sé —admitió Luca, enterrando su rostro en su cabello

La mañana siguiente amaneció con una luz diferente. El sol se filtraba por las cortinas de la habitación de Emily, donde ahora no dormía sola. Luca estaba a su lado, durmiendo con un brazo rodeándola, su rostro relajado y juvenil en la placidez del sueño.

Emily lo observó, estudiando cada detalle: la cicatriz casi imperceptible en su ceja, la línea firme de su mandíbula, la sorprendente suavidad de sus pestañas. El hombre más temido de la ciudad, vulnerable ante ella. Se sintió abrumada por una oleada de ternura y posesividad que la tomó por sorpresa.

Él abrió los ojos, como sintiendo su mirada. No hubo sorpresa en ellos, solo una profunda satisfacción. Una sonrisa lenta y genuina se dibujó en sus labios.

—Buenos días —susurró, su voz ronca por el sueño.

—Buenos días —respondió ella, sonriendo también, sintiendo un rubor inesperado.

El mundo exterior, con sus amenazas y sus deberes, parecía muy lejano en ese momento. Durante unos minutos, solo existieron ellos dos, en la burbuja de intimidad que habían creado.

—Tengo que ir a resolver unos asuntos —dijo Luca finalmente, con pesar—. Asuntos Moretti.

El nombre actuó como un balde de agua fría, pero no congeló el nuevo calor entre ellos, solo lo matizó con seriedad.

—Ten cuidado —dijo Emily, y esta vez la preocupación en su voz era auténtica, no una cortesía forzada.

Él se inclinó y le dio un beso suave y prometedor.

—Siempre.Ahora tengo una razón mucho más importante para hacerlo.

Esa tarde, Sophia fue a visitarla a la mansión. Al ver a Emily, con el colgante plateado en el cuello y una luz nueva en los ojos, supo de inmediato.

—Dios mío —exclamó, con una sonrisa que mezclaba la incredulidad con la alegría—. Te lo dije. Te lo dije que ese hombre te miraba como si fueras el sol y la luna.

—No es tan simple, Soph —dijo Emily, aunque no pudo contener su propia sonrisa.

—¡Claro que no! Es un mafioso, Emily. ¿Y ahora qué? ¿Eres la novia del jefe? —preguntó Sophia, solo medio en broma.

—No lo sé —admitió Emily—. Solo sé que ya no le tengo miedo. O… no el mismo miedo. Ahora temo por él.

Esa noche, cuando Luca regresó, algo en su expresión era más oscuro, más grave. Pero cuando vio a Emily esperándolo en el salón, la tensión en sus hombros pareció disiparse un poco. Se acercó a ella y, sin decir una palabra, la abrazó con fuerza, enterrando su rostro en su cuello, inhalando su aroma como si fuera un antídoto.

—Está empeorando, ¿verdad? —preguntó Emily en un susurro, acariciando su espalda.

—no—confirmó él, sin soltarla—. Pero es complicado, mañana saldre

Se separó lo justo para mirarla a los ojos. El amor y la ferocidad en su mirada eran abrumadores.

—Eres mía, Emily Jones —declaró, y esta vez las palabras no sonaron a posesión, sino a un juramento— Y yo soy tuyo Por completo.

Y esta vez, ella no quiso corregirlo. Por primera vez, sentía que pertenecía a alguien, y que alguien le pertenecía, no por obligación o miedo, sino por una elección mutua y profunda que había nacido en medio del caos. Asintió, sellando su destino con un beso que sabía que era solo el principio de todo.

1
mar
me gusta mucho, la trama
Cuquy De Cristofano
termina acá???
M: holaa, no aun falta 🥰
total 1 replies
Cuquy De Cristofano
interesante trama.
mar
Luca debe vengarse por Emily
mar
hay mucha tensión aquí... quiero que se besen
braian
se lo tiene merecido ese bastardo
braian
me gusta hasta ahora
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