MI VECINA, MI OBSESIÓN

Después de lo sucedido hace unas noches atrás no he vuelto a ver a Amanda, su casa está en penumbras constantemente, aunque las cortinas estén abiertas, puedo notar que no hay ningún movimiento. Más de una vez he tenido el teléfono en la mano para escribirle o llamarla, sin embargo, he optado por no hacerlo. Cuando tuvimos la última discusión parecía que todo estaba muy mal entre los dos y luego comenzamos a tener esta especie de encuentros tácitos, donde la energía sexual era lo único que fluía entre nosotros, pero a la distancia.

Acabo de llegar de una reunión con los dueños de un hotel que va a abrir una nueva sucursal y requieren mis servicios, ya son clientes, por lo tanto, solo fue ajustar el contrato que tenemos para incluir el nuevo edificio y las cláusulas de nuestro acuerdo. Desajusto la corbata que me está ahogando, mientras me acerco a la ventana.

Con este día ya van 8 sin verla ni saber nada de ella. Quizás se haya ido de viaje, no lo sé, de igual manera me siento inquieto, como si algo me faltara.

Camino a la cocina para prepararme un café, pongo la máquina a andar, afuera ya casi anochece y considero que lo mejor es darme una ducha, pedir al delivery de siempre y dormir, pero una luz fugaz que se cuela por la ventana llama mi atención, apago la luz de mi cocina y me acerco más a la ventana, desde este ángulo no tengo buena visión porque del otro lado está todo completamente oscuro. Corro a mi cuarto en busca de unos binoculares, los compramos con Fernando cuando éramos adolescentes para espiar a un tipo que vivía llevando mujeres a su casa y las follaba sin pudor, ya saben las hormonas de la juventud, en fin, todavía los conservo y ahora los necesito más que nunca.

Vuelvo con sigilo a la ventana y con los binoculares enfoco a la casa de Amanda, veo movimiento, un hombre con una linterna rebuscando por la sala, ajusto bien la mira para ver si logro ver su rostro, me sorprende que sea Santiago. Algo me huele muy mal aquí, por qué está husmeando en la casa de su ex. Si ella le hubiera dado la llave no tendría necesidad de usar una linterna, reviso los otros departamentos de esa torre y casi todos tienen luz por lo que descarto que haya algún desperfecto eléctrico. Definitivamente, el tipo no quiere ser descubierto.

Lo veo irse por el pasillo hacia las habitaciones y decido actuar. Mi primera opción es llamar a la policía aunque lo descarto porque bien puede decir que Amanda lo ha enviado o inventar algo como eso. Lo mejor será llamarla a ella. Busco el contacto y espero que atienda.

📲Hola ¿Quién habla? — la voz del otro lado me fulmina el alma, borró mi contacto.

📲Amanda, soy Christian — trato de no sonar herido, esto es más importante. Se genera un silencio que me hace dudar — ¿Estás ahí?

📲 Eh... Sí, sí, solo me sorprende tu llamada.

📲 Disculpa, no quiero ser entrometido, bastante mal me ha ido ya por eso — esto último lo digo más bajo, como si estuviera hablando conmigo mismo — ¿Estás en tu casa?

📲No, Chris, no estoy en casa, sé que deberíamos hablar de lo que pasó pero...

📲 Amanda, escucha —la interrumpo — hay alguien en tu departamento, puedo ver la luz de una linterna y la figura de un hombre. —evito mencionar que sé perfectamente quién es.

📲¿Qué? ¿Cómo es posible?

📲¿Tienes las cámaras encendidas?

📲Emm... Sí claro. — puedo notar el nerviosismo en su voz.

📲Accede a ellas como te enseñé, vas a ver todo blanco y negro por el sistema infrarrojo, pero así podrás saber quién ha entrado a tu casa.

📲De acuerdo, pero... Pero no tengo mi laptop conmigo.

📲Puedes hacerlo desde el teléfono, no cortes la llamada, solo ponlo en altavoz y accede a la aplicación. —espero un momento para que lo haga.

📲Listo, pude ingresar ¿me oyes?

📲 Sí, te escucho bien, dime lo que ves.

📲Veo el reflejo de una luz en el pasillo nada más ¿estás seguro que hay alguien?

📲Lo estoy, lo vi hace un momento, está buscando algo.

📲No veo que haya roto ni tirado nada —comienza a dudar — quizás te confund...— enmudece al ver lo mismo que yo, pero en primera plana, Santiago viene por el pasillo cargando algo bajo el brazo.

📲¿Lo ves? ¿Sabes quién es? —la sorpresa la ha dejado sin palabras. — ¿Amanda, estás ahí?

📲 Sí, sí, aquí estoy, ese es... No puede ser... ¿Por qué?

📲Dime si quieres que llame a la policía o vaya yo mismo.

📲¡No! No vayas, Chris, ni llames a la policía, esto es... Es muy complicado, no quiero involucrarte.

📲¿Qué? ¿No piensas hacer nada? ¿Sabes quién es ese hombre? —ella suelta un suspiro.

📲 Chris, por el momento lo mejor es dejar que se lleve lo que quiera, no puedo explicarlo por teléfono. — saco el aparato de mi oído y lo miro desconcertado, como si ella pudiera verme, ¿qué carajos?

📲No te entiendo, ¿vas a dejar que te robe así sin más?

📲En dos horas espérame en tu casa, solo personalmente puedo explicarte lo que sucede.

Sin decir nada más y sin esperar mi respuesta cuelga la llamada. ¡¿What the fuck?! No entiendo nada. Accedo desde mi teléfono a sus cámaras porque quiero ver bien qué se está llevando.

Lo veo caminar de un mueble a otro corriéndolo con cuidado y volviendo a dejarlo en el lugar, levanta adornos y mueve cuadros hasta que encuentra lo que parece estar buscando: un sobre pequeño, del tamaño de la palma de la mano, pegado con cinta detrás de un cuadro, el desgraciado sonríe como si hubiera encontrado una mina de oro solo para él. Toma la laptop de Amanda, esa que traía bajo el brazo desde la habitación, da una mirada en general, como asegurándose de que nada esté fuera de sitio y sale del departamento.

Suelto el aire contenido, tengo unas ganas perras de correr tras él y exigirle que me entregue esas cosas, pero si la dueña de casa no acciona es por algo.

Todo esto debe tener una muy buena razón.