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EL APRENDIZ DE LA MUERTE

EL APRENDIZ DE LA MUERTE

Status: Terminada
Genre:Completas / Escena del crimen / Leyenda sangrienta / Casos sin resolver
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: José Luis González Ochoa

Haniel Estrada un hombre de 22 años lleva 1 año de aprendiz para detective su más anhelado sueño.

Cuando creía que todo iba a ser de lo más normal, empieza a recibir pistas que lo llevan a lugares extraños para solamente quedar en shock al descubrir cadáveres de mujeres adolescentes o jóvenes.

¿En que tipo de juego macabro estará involucrado y por qué a sido el el elegido para jugarlo?

NovelToon tiene autorización de José Luis González Ochoa para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

UN PASADO ESTREMECEDOR

Haniel entró en la casa, rodeado de oscuridad y misterio. La mujer que lo había encañonado lo condujo a la sala de estar, donde una figura esperaba en un sillón de cuero. Los aplausos resonaron en el aire, y la luz cegadora hizo que Haniel parpadeara. Cuando sus ojos se adaptaron, vio a Marco, su padre, sonriendo con sadismo y burla.

La mujer lo empujó hacia otro sillón, frente a Marco, y Haniel se sintió atrapado. El ambiente era tenso y lleno de anticipación, y Haniel sabía que algo terrible estaba a punto de suceder.

Marco se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Haniel. "Bienvenido, hijo", dijo, su voz llena de ironía. "Me alegra que hayas podido unirte a nosotros esta noche".

Haniel se sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Qué planes tenía Marco para él? ¿Y qué había pasado con Sofía?

Haniel permaneció callado, su mirada fija en Marco, mientras su mente procesaba la información. Marco sonrió, sabiendo que tenía el control de la situación.

"Ya conoces la situación, Haniel", dijo Marco, su voz calmada y segura. "Sofía, la hija del detective Rodríguez, y Lucía están bajo nuestro control".

Haniel se levantó impulsivamente, pero la mujer apuntó su arma hacia él, moviéndola frenéticamente para que se sentara de nuevo. Marco levantó una mano, pidiendo calma.

"Lo siento, Haniel. Fui descortés al no presentarte a mi esposa", dijo Marco, con una sonrisa irónica. "Ella es la psicóloga de la secundaria donde estudia tu hermana. ¿No es así, mi amor?"

La mujer asintió, su mirada fría y distante. Haniel la miró, intentando encontrar algún rastro de humanidad en ella, pero solo vio vacío.

"¿Qué quieres de mí, Marco?", preguntó Haniel, su voz baja y tensa.

Marco se rió, un sonido que hizo que Haniel se estremeciera. "Oh, Haniel. Quiero mucho de ti. Pero sobre todo, quiero que sepas la verdad".

Marco se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Haniel, y dijo: "Haniel, hijo mío, te voy a contar la verdad sobre mi supuesta muerte. Te voy a decir por qué fingí morir en aquel accidente de coche y cuál fue el propósito de todo".

Marco se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Haniel, y comenzó a hablar con una voz llena de odio y resentimiento.

"Cuando era joven, me fascinaba la muerte, todo lo relacionado con morir y matar. Y cuando conocí a tu madre, al principio sentí algo por ella, pero pronto me di cuenta de que tener una familia sería el escudo perfecto para mis verdaderos planes. La sociedad, los policías, los detectives... jamás sospecharían que un padre de familia amoroso y dedicado podría ser un asesino, un psicópata. Tu madre, tu hermana y tú eran mi escudo, mi cobertura para matar a todas esas jóvenes, para divertirme con sus muertes, para deleitarme con su sufrimiento".

Haniel se estremeció al escuchar las palabras de su padre, su mente llena de horror y repulsión.

"Cuando tu madre nos abandonó, me quitó ese escudo, me lo robó. Ya no podía seguir matando, ya no podía seguir con mi rutina. Pero con mis conocimientos, habilidades y contactos, pude fingir mi muerte y desaparecer. Y ahora, después de todos estos años, he planeado cada uno de tus pasos, cada una de tus decisiones. Tu vida, la de tu hermana y la de tu madre... ahora son mías. Y no hay nada ni nadie que me podrá detener, porque los voy a hacer sufrir de la misma manera que ustedes me hicieron sufrir a mí al abandonarme".

Haniel clavó su mirada en su padre, Marco, con una mezcla de miedo y determinación. "¿Qué planes tienes con Sofía, con Lucía y la hija del detective Rodríguez?", preguntó, su voz firme pero llena de emoción. "¿Para qué las quieres en todo esto?"

Marco se recostó en su silla, una sonrisa cruel en su rostro. "¿Qué buena pregunta me acabas de hacer, Haniel?", dijo, disfrutando del momento. "Recuerdas la llamada que tuvimos después de que terminaste asesinando al detective Rodríguez? Necesitas acabar el juego que te impuse. ¿Podrás ganar este juego, Haniel? ¿Podrás superar al maestro de la muerte? ¿El aprendiz podrá terminar ganándole al maestro?"

Haniel se sintió un escalofrío recorrer su espalda al recordar la llamada. Había sido un momento de locura, de desesperación. Pero ahora, enfrentando a su padre, se daba cuenta de que todo había sido parte de un plan más grande. Un plan que involucraba a las personas que más quería.

La habitación parecía cerrarse sobre él, la atmósfera se volvía más tensa. Haniel sabía que tenía que hacer algo, pero no sabía qué. Su padre parecía tener todo bajo control, y él solo podía esperar y temer por el futuro.

"Vamos al grano", le dijo Haniel a su padre, impaciente. "¿Cuál es ese juego que tengo que jugar?"

Marco sonrió, disfrutando del momento. "Todavía no, Haniel. Antes de que comiences a jugar, necesito explicarte algo. Necesito explicarte cómo fue que los atormenté a tu madre, a tu hermana... y a ti".

Haniel se sintió un escalofrío recorrer su espalda. No sabía qué esperar, pero sabía que no iba a ser nada bueno.

"¿Por qué?", preguntó, su voz llena de miedo.

"Porque hay una persona que es parte de este juego, y tú todavía no la has conectado con todo esto", respondió Marco, su mirada glacial. "Pero después de que te cuente todo, entenderás algo muy importante. Algo que cambiará todo".

Haniel se sintió intrigado, a pesar del miedo que sentía. ¿Quién era esa persona? ¿Y qué tenía que ver con el juego? Se preparó para escuchar lo que su padre tenía que decir, sabiendo que su vida nunca volvería a ser la misma.

Marco se rió, disfrutando del momento. "Evidentemente, yo fui el que envió el correo electrónico a la computadora del hora muerto, detective James. Ahí comenzó el juego, Haniel. Y como ya sabes, el detective Rodríguez asesinó al detective James".

Haniel se sintió un golpe en el estómago. No podía creer lo que estaba escuchando.

"Yo fui el que te tomó la foto cuando estabas cerca de la preparatoria", continuó Marco. "Y con tus investigaciones, creíste que estabas cerca de la verdad. Pero yo no trabajé solo. Mi mujer, aquí presente, fue parte del plan".

La mujer sonrió, disfrutando del momento.

"Ella estuvo fastidiando y atormentando a tu hermana Sofía con todo lo que sabía que eran sus debilidades", dijo Marco. "Ella fue la que asesinó al hombre en el centro comercial, salvándola. Ella fue la que dejó la carta cifrada para que ella la descifrara".

Haniel se sintió un mareo. No podía creer lo que estaba escuchando.

"Pero hay una tercera persona", continuó Marco. "Una persona que atormentó a tu madre, que estuvo a punto de envenenarla cuando mezcló sus medicamentos con una dosis letal. Te acuerdas de Carlos, verdad? Aquel joven que interrogaste en la sala de interrogatorios, el joven que te provocó con cada una de sus palabras, el joven que no pudiste hacerle nada porque no había nada que lo incriminara".

Haniel se sintió un escalofrío recorrer su espalda. No podía creer lo que estaba escuchando.

"Así es", dijo Marco. "Aquel joven es mi hijo, tu hermano. Y aunque no está aquí en este preciso momento, él va a ser mi sucesor. Él va a continuar con el legado de lo que yo soy ahora".

Inmediatamente después, Marco se levantó de su silla y le dio una señal a su mujer. Ella se acercó a Haniel y lo encañonó por la espalda, dirigiéndolo hacia el sótano.

"Ha llegado el momento, aprendiz de la muerte", dijo Marco, su voz llena de emoción. "Muestra tus dotes y tu capacidad. Muestra de qué eres capaz para salvar a las tres chicas que están allá abajo".

Haniel se sintió un miedo intenso al ser empujado hacia el sótano. No sabía qué lo esperaba allá abajo, pero sabía que no iba a ser nada bueno.

La mujer lo empujó hacia las escaleras y Haniel comenzó a bajar, su corazón latiendo a toda velocidad. Marco lo siguió, sonriendo de oreja a oreja.

"Recuerda, Haniel", dijo Marco. "El juego ha comenzado. Y solo hay una regla: sobrevive".

Haniel llegó al final de las escaleras y se encontró en una habitación oscura y fría. Y allí, en el centro de la habitación, vio a las tres chicas: Sofía, Lucía y la hija del detective Rodríguez. Estaban atadas, amordazadas, totalmente desnudas, con miedo en sus ojos, mientras 3 rifles le apuntaba a cada una de ellas sostenidas por un mecanismo.

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