EL ALMA DEL PUEBLO

De regreso en El Zompantle, la vida de Orange y Geovanni se deslizó hacia una nueva normalidad. Los días se llenaban de los pequeños placeres de la vida en pareja: desayunos tranquilos en el porche, paseos por el pueblo, tardes de lectura acurrucados en el sofá. La luna de miel había sido un bálsamo para sus almas, pero el regreso a casa les recordaba que su historia de amor era solo el comienzo.

Un domingo soleado, decidieron dar un paseo por el centro del pueblo. Tomándose de la mano, caminaban lentamente, disfrutando del ambiente relajado y de la compañía del otro. De repente, una voz familiar los sacó de su ensimismamiento.

— ¡Geovanni! ¡Orange! ¡Qué sorpresa encontrarlos aquí!

Era Naomi, una exnovia de Geovanni que había vivido en la ciudad durante varios años. Geovanni se tensó al verla. No esperaba encontrarse con ella en El Zompantle, y menos en un momento tan especial. Orange, por su parte, sintió una punzada de celos, aunque trató de disimularla.

— Naomi, qué gusto verte, —saludó Geovanni, tratando de mantener la calma.

— Igualmente, —respondió Naomi con una sonrisa. — Los felicito por su boda. Me enteré hace poco y quise aprovechar para desearles lo mejor.

Orange, sorprendido por la sinceridad de Naomi, le agradeció. — Gracias, Naomi. Es muy amable por tu parte.

Los tres conversaron por un rato, recordando viejos tiempos y poniendo al día sus vidas. Naomi les contó sobre sus proyectos profesionales y ellos, a su vez, le hablaron de sus planes para el futuro. El ambiente era relajado, pero había una cierta tensión en el aire. Geovanni no podía evitar sentir curiosidad por saber qué la había traído de vuelta al pueblo.

— ¿Y tú, Naomi? ¿Qué te trae por aquí? — preguntó Orange, tratando de romper el hielo.

— Vine a visitar a mi familia, —respondió ella. — Ya sabes cómo son las cosas, uno siempre vuelve a sus raíces.

Mientras hablaban, los tres observaban a los niños jugando en la cancha de fútbol. El sonido de la pelota golpeando contra la red y las risas de los jóvenes creaban un ambiente alegre y festivo. Los pájaros cantaban en los árboles y el aire fresco de la tarde llenaba sus pulmones.

— ¿Quieren tomar algo? Hay una tienda justo enfrente, —sugirió Orange, tratando de cambiar de tema.

Naomi aceptó la invitación y los tres se dirigieron hacia la tienda. Mientras caminaban, Geovanni no pudo evitar preguntarse si Naomi tenía alguna intención oculta. ¿Acaso quería volver a formar parte de su vida? ¿O simplemente estaba siendo amable?

En la tienda, pidieron unos refrescos y se sentaron en una mesa al aire libre. La conversación fluyó con facilidad, y pronto se encontraron hablando de sus sueños, sus miedos y sus esperanzas para el futuro. Naomi les confesó que siempre había admirado su relación y que les deseaba lo mejor.

— Ustedes dos son una pareja increíble, —dijo ella con sinceridad. — Se nota que se quieren mucho.

Orange y Geovanni se intercambiaron una mirada cómplice. Se sentían afortunados de haber encontrado el amor verdadero.

Al despedirse de Naomi, Orange y Geovanni se sintieron aliviados y agradecidos. Habían superado un momento incómodo y habían fortalecido su relación. Caminando de regreso a casa, tomados de la mano, se dieron cuenta de que su amor era más fuerte que cualquier obstáculo.

A medida que los años pasaban, Orange y Geovanni continuaron construyendo una vida juntos llena de amor y felicidad. Superaron juntos los altibajos de la vida, siempre apoyándose el uno al otro. Y aunque el encuentro con Naomi había sido un momento tenso, al final había servido para fortalecer su vínculo.

En cada aniversario, recordaban aquel día en que se habían conocido y se prometieron amor eterno. Y sabían que, pase lo que pase, siempre estarían juntos.

Cuatro años habían pasado desde la boda de Orange y Geovanni. Su vida juntos había sido un tejido de momentos felices y desafíos superados. Sin embargo, una tarde de sábado, una sombra oscura se cernió sobre su paraíso.

Geovanni se encontraba en Ixcateopan, un pequeño pueblo cercano, buscando algunos ingredientes para una receta especial. Mientras caminaba por el mercado, el bullicio y los aromas lo envolvieron en un ambiente familiar. Fue entonces cuando la vio: Naomi, radiante y provocativa.

— ¡Geovanni! ¡Qué sorpresa encontrarte aquí! — exclamó ella, acercándose con una sonrisa.

Geovanni sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había intentado evitarla desde aquel encuentro casual después de la boda, pero el destino parecía tener otros planes.

— Naomi, qué coincidencia, —respondió él, tratando de mantener la calma.

Naomi lo invitó a tomar algo en un pequeño café cercano. Geovanni vaciló, pero la insistencia de ella y el recuerdo de viejos tiempos lo llevaron a aceptar. No sabía por qué, pero se sentía atraído por ella de nuevo.

En el café, la conversación fluyó con facilidad. Naomi le contó sobre su vida en la ciudad, sus éxitos y sus fracasos. Geovanni, a su vez, le habló de sus proyectos y de lo feliz que era con Orange. Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba, una sensación de inquietud crecía dentro de él.

Naomi, percatándose de su nerviosismo, le ofreció una copa de vino. Geovanni, sin sospechar nada, aceptó. Poco a poco, comenzó a sentir una sensación de mareo y confusión. Sus inhibiciones se desvanecieron y se sintió atraído por Naomi de una manera que no había experimentado en mucho tiempo.

A la mañana siguiente, Geovanni despertó en la cama de Naomi sintiéndose mareado y lleno de remordimiento. Se dio cuenta de lo que había sucedido y se horrorizó. ¿Cómo había podido ser tan infiel a Orange?

Mientras se vestía, escuchó los sonidos de la vida cotidiana en el pueblo: el canto de los pájaros, el ruido del mercado, las voces de los niños jugando. Pero para él, esos sonidos eran como una burla. Se sentía pequeño, sucio y avergonzado.

Al regresar a casa, se encontró con Orange preparando el desayuno. La sonrisa de Orange se desvaneció al verlo entrar. Notó la palidez en su rostro y la mirada perdida.

— ¿Qué te pasa, Geovanni? — preguntó Orange, preocupado.

Geovanni no supo qué decir. Las palabras se le atragantaron. Sabía que había cometido un error imperdonable y que había herido a la persona que más amaba.

En ese momento, se dio cuenta de lo mucho que había perdido. Había arriesgado todo por un momento de debilidad, y ahora tenía que enfrentar las consecuencias de sus actos.

¿Quieres que continúe la historia? Podríamos explorar cómo se desarrolla la relación entre Orange y Geovanni después de la infidelidad, cómo reaccionan sus amigos y familiares, y cómo Geovanni intenta reparar el daño que ha causado.