La vida de Kitten siempre estuvo llena de dolor y humillaciones, condenada a vivir como una esclava en la casa del alfa. Ella era presa de las burlas de los cuatrillizos, hijos del alfa. Su único consuelo era que pronto tendría a su loba y con ello quizás encontraría a su mate.
Pero el destino se ensaña con ella cuando descubre que no solo tiene un mate, tiene cuatro y son aquellos que han hecho de su vida un infierno. Ante esto, Kitten teme aceptarlos por todo el dolor que le han hecho pasar, mientras que ellos buscan redimirse y ganarse su afecto, aunque sus personalidades arrogantes hacen difícil esta tarea.
¿Podrán los cuatro conseguir el perdón de Kitten y borrar todo el sufrimiento por el que la hicieron pasar?
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17. El Castigo De Luna Ivy
Ante tal petición Kathie inmediatamente se puso tensa, no quería que se supiera que era su compañera, porque no estaba segura de lo que pasaría, pero tampoco quería rechazarlos. Estaban poniendo mucho esfuerzo de su parte, ella también debía poner de la suya.
Kattie se quedó en silencio por un momento, mirando a cada uno de los cuatrillizos. El amor y la dedicación que habían mostrado a través de sus regalos la conmovieron profundamente, pero aún se sentía un renuente. Sentía un nudo en el estómago al pensar en la ceremonia, pero sabía que no podía seguir huyendo de su destino.
Respiró hondo y asintió, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
— Está bien — dijo finalmente, con una voz firme pero suave — Iré a la ceremonia. Pero hay algo que necesito que entiendan.
Los cuatrillizos intercambiaron miradas de preocupación, mientras Ian daba un paso adelante, su rostro estaba lleno de apoyo y comprensión.
— ¿Qué es Kattie? — preguntó suavemente.
Ella tomó otro respiro profundo, tratando de mantener la calma.
— No quiero que me presenten como su compañera, ni como la Luna de la manada — dijo, con su voz temblando ligeramente — No estoy lista para eso. Todavía estoy lidiando con todo lo que ha pasado y necesito tiempo para procesarlo. Iré a la ceremonia, pero no quiero que nadie más sepa sobre nuestro vínculo, todavía.
Los cuatrillizos se miraron entre sí, absorbiendo sus palabras. Alex fue el primero en hablar.
— Entendemos, Kattie — dijo con seriedad — No queremos presionarte.
Sam asintió, aunque con una chispa de frustración en sus ojos, pero se mantuvo en silencio.
— Haremos lo que sea necesario para que te sientas cómoda — agregó Alex, tratando de suavizar la tensión.
Ian le dedicó una sonrisa cálida y tierna.
— Gracias por ser honesta con nosotros. Te apoyaremos en lo que decidas.
Kattie intentó sonreír, aunque todavía sentía un torbellino de emociones en su interior. Sabía que enfrentarse a la ceremonia sería un desafío, pero también era una oportunidad para comenzar a sanar y aceptar su nuevo lugar en la manada, a su propio ritmo.
Con una determinación renovada, Kattie comenzó a prepararse para la ceremonia, sabiendo que, aunque el camino no sería fácil, no estaría sola en su viaje.
Así, con el corazón latiendo con fuerza y un futuro incierto por delante, Kattie se dispuso a enfrentar la ceremonia, bajo sus propios términos.
(...)
Se encontraba sola en la cabaña, cuando de pronto mientras terminaba de arreglarse, recordó que ayer antes de la transformación se encontraba con sus amigos, Lara, Emma y Andrew.
‘ohh dios, los chicos’ pensó, pero no tenía forma de contactarlos, los cuatrillizos le habían dado un teléfono pero aún no tenía línea. ‘ojala estén en la ceremonia’ continuó pensando mortificada.
— Luna Ivy.
Dijo de pronto en voz alta, en ese mismo instante también recordó la última vez que estuvo en la casa, fue cuando ella la castigó, y no había vuelto a ayudar para la fiesta y la ceremonia.
Se levantó de un salto, casi tropezando con sus tacos de diez centímetros que le habían preparado.
Estaba lista para salir por la puerta y regresar a la casa de la manada para cumplir con el castigo de Luna Ivy, cuando la puerta se abrió y entró Axel.
— ¿Lista para irnos? — preguntó Axel, llenó de entusiasmo, porque le había tocado ir a buscarla.
Ian había sido acaparado por su madre, Alex se había visto obligado a ir con su padre a una reunión de último momento y a Sam no le quedó de otra que quedarse a la espera del rey Alfa y sus hijos, ya que Axel se había escapado para buscarla.
Cuando Axel entró quedó maravillado con el atuendo de Kattie. La seda negra se ceñía a sus curvas con elegancia, resaltando su figura en todos los lugares correctos. El escote en V profundo mostraba un atisbo de sensualidad sin ser vulgar, mientras que la espalda descubierta añadía un toque de audacia. El vestido caía en una línea fluida hasta el suelo, con una abertura lateral que dejaba al descubierto su pierna al caminar, otorgándole un aire de misterio y sofisticación.
Su cabello, recogido en un moño desordenado, dejaba algunos mechones sueltos que enmarcan su rostro, dándole un aspecto desenfadado y sexy. Unos pendientes largos de diamantes colgaban de sus orejas, brillando con cada movimiento, y un par de tacones de aguja plateados completaban su atuendo. Con un maquillaje impecable que destacaba sus ojos y un toque de color rojo en sus labios.
Algo no andaba bien, estaba asustada. ‘¿Me tendrá miedo otra vez?’ pensó Axel con el corazón apretado.
— ¿Qué pasa cariño? — preguntó con la voz en un hilo
— No puedo ir — Dijo Kathie asustada
Axel frunció el ceño, su entusiasmo se desvaneció al instante.
— ¿Por qué no puedes ir? — preguntó, acercándose a ella con cautela.
Kattie miró a Axel a los ojos, sintiendo una mezcla de miedo y desesperación. Sus manos temblaban ligeramente y se llevó una al corazón, como si intentara calmar los latidos frenéticos.
— No he cumplido con el castigo de Luna Ivy — respondió, casi en un susurro. — Si no lo hago, podrían haber consecuencias peores.
Axel soltó un suspiro aliviado. Se acercó más a Kattie y le tomó las manos con suavidad, su toque era cálido y firme al mismo tiempo.
— Cariño, no habrán más castigos, no habrá más trabajo —dijo con una sonrisa tranquilizadora. — Hablaré con mamá. Las cosas cambiarán desde hoy. Le explicaré la situación y tendrá que aceptarlo. Pero ahora es importante que estés en la ceremonia.
Kattie dudó por un momento, mirando a Axel a los ojos, buscando alguna señal de que realmente podía confiar en él. Finalmente, asintió, dejando que el alivio se filtrara en su expresión.
— Está bien — dijo, soltando un suspiro. — Confío en ti.
Axel le dio un apretón suave en las manos antes de soltarla y ofrecerle su brazo.
— Vamos. No queremos llegar tarde.
Kattie tomó el brazo de Axel, sintiendo una pequeña chispa de confianza crecer dentro de ella. Juntos salieron de la cabaña, dejando atrás las dudas y los miedos, al menos por un momento.
El viento nocturno acarició su piel mientras caminaban hacia la casa de la manada. Los nervios aún estaban presentes, pero Kattie se permitió un pequeño destello de esperanza. Axel parecía genuinamente dispuesto a ayudarla, y eso era más de lo que había sentido en mucho tiempo.
Con cada paso que daban, el sonido de la ceremonia se hacía más fuerte, llenando el aire con una mezcla de voces, música y risas. Kattie apretó el brazo de Axel, recordándose a sí misma que no estaba sola.
Al llegar a la entrada, Axel se detuvo y la miró con seriedad.
— Vamos a enfrentar esto juntos, Cariño. No estás sola, ¿de acuerdo?.
Kathie asintió con la cabeza, apretando un poco su brazo para tomar fuerzas y enfrentar lo que estaba a punto de venir.