Siendo Esa Princesa

-Di... ¡despierta!- Ashlan susurró mientras miraba el hermoso rostro que estaba inconsciente.

Mientras esperaba la llegada del gran mago, Ashlan caminaba incesantemente como un hierro.

Esta fue la primera vez que el hombre parecía realmente asustado. Su comportamiento normalmente tranquilo simplemente se evaporó cuando se enfrentó a Diana, a quien no le estaba yendo bien.

De hecho, Ashlan se ha enfatizado repetidamente a sí mismo que no debe preocuparse por Diana. Sin embargo, su corazón parecía negarse a cooperar.

Aún así, la parte más sensible de él sentía cosas que no debería. Poco después, finalmente llegó lo que estába esperando.

El gran mago llegó junto con el médico real. Inmediatamente, el sanador comprobó el estado de la Reina bajo la supervisión de Ashlan y el gran mago.

-No hay heridas graves. Parece que Su Majestad la Reina está un poco conmocionada y cansada- el sanador explicó en detalle el estado de Diana.

-¿Pero por qué está consciente todavía?- Ashlan preguntó con impaciencia.

No estaba satisfecho con la explicación del médico en ese momento.

-Esperemos, Su Majestad. En un momento a otro despertará la reina- respondió el médico.

-¿Cuánto tiempo tomará?- El curandero se rascó la nuca.

Miedo de responder mal y enojar mucho al Emperador.

-Tenga paciencia, Su Majestad. Simplemente crean en las palabras del gran Mago que se hace cargo del bienestar de la reina.

-¿No se puede despertar a la Reina mediante magia?

El archimago se rió entre dientes ante la pregunta de Ashlan.

-¿Por qué no lo hiciste antes?- Ashlan resopló molesto. En realidad, ya había intentado hacerlo.

Pero lamentablemente la magia no funciona en absoluto. Tal vez, porque estaba demasiado asustado, el hechizo no funcionó.

-Lo intenté pero parece que no estoy lo suficientemente concentrado y no funciona- El gran mago volvió a reír.

-¡No es por falta de concentración, Su Majestad! Es solo que no funcionará en alguien que tiene magia de tipo curativo como Su Majestad la Reina.

-Todos sabemos que la magia curativa también tiene una especie de escudo que es capaz de detectar y protegerse de la magia extraña desde fuera del dueño del cuerpo.

-¿Magia curativa?- El gran mago asintió.

-Sí. Su Majestad la Reina tiene la magia más rara del mundo. Magia que solo posee alguien que nace una vez cada 100 años.

-Eso también debe provenir del linaje del Rey del Reino del Este. Y nosotros.

-Tenemos suerte de tener a Su Majestad la Reina a nuestro lado. Esto ciertamente hace que el Reino Occidental sea aún más fuerte.

Ashlan quedó atónito al escuchar las palabras del gran Mago. El hombre no reaccionó de ninguna manera.

Simplemente guardó silencio mientras miraba a Diana con una mirada difícil de interpretar.

-La Reina sólo se despertará si quiere despertar.

-Entonces, ¿tengo esperar?- A Ashlan pareció importarle.

-Sí, ¿qué más?- El archimago arqueó las cejas.

-Es una gran fortuna para nosotros tener a Su Majestad la Reina a nuestro lado- El anciano de larga barba negó con la cabeza.

Demasiado incrédulos de la suerte que tienen ahora.

-Pero parece que la Reina todavía no puede usar su magia a voluntad, Su Majestad. ¿Debería enseñarle?- Ashlan sacudió la cabeza rápidamente.

-No. ¡yo mismo le enseñaré, Sr. Vernand!- Respondió Ashlan con confianza.

Al escuchar la firme respuesta de Ashlan, el gran mago sonrió levemente. Hay un sentimiento de felicidad al ver a Ashlan volver a preocuparse por alguien después de vivir en la soledad y el vacío durante mucho tiempo.

El trauma de la pérdida en el pasado cambió por completo la figura de un niño pequeño que alguna vez fue alegre en uno sombrío que casi nunca volvió a sonreír.

El gran mago lo comprende. Ashlan se vio obligado a madurar antes de tiempo. A la edad de 13 años los niños todavía deberían divertirse jugando, Ashlan tuvo que aprender rápidamente muchas cosas para poder cumplir con sus deberes como Rey.

A partir de ahí su vida cambió mucho. De hecho, el gran mago que solía vivir en el palacio decidió mudarse a la cima de la montaña porque no podía soportar ver a Ashlan, que era como un muñeco viviente controlado por alguien bajo la apariencia de alguien que lo amaba.

Sí, el gran mago eligió el camino seguro. Cambia su residencia a la cima de una montaña para idear un plan para que Ashlan pueda volver a ser como el niño que una vez conoció.

Y parece que ahora el anciano tiene el aliado potencial adecuado: la Reina.

-¡Ojalá con la ayuda de la Reina realmente pueda abrirte los ojos, hijo mío! Que no todas las personas que te rodean son sinceras. Especialmente... el hombre que pretende ser el mejor amigo de tu padre.

......................

4 horas de espera. Varias veces Ashlan casi se tambaleó porque se quedó dormido de pie.

Afortunadamente, Diana finalmente recuperó el conocimiento a pesar de que su estado aún era muy débil.

-¿Su Majestad?- susurró mientras intentaba sentarse.

El mareo en la cabeza sigue siendo insoportable. Parecía que todo estaba a punto de ponerse patas arriba.

-¡acuéstate!- prevenio Ashlan.

Volvió a recostar la cabeza de Diana sobre la almohada con cuidado. Diana no pudo hacer más que obedecer. Su visión todavía estaba borrosa.

-¿Rey? ¿Qué esta Rey?- De repente Diana se acordó del niño. Diana realmente quiere saberlo.

-Rey, ¿quién es?- Los ojos de Ashlan se entrecerraron.

Un poco celoso al escuchar a su esposa mencionar el nombre de otro hombre frente a él. Es más, Diarna llamó con mucha atención.

-El niño que también resultó herido por la explosión. Él está... bien, ¿verdad?- La mano de Diana sostuvo el brazo de Ashlan con una mirada esperanzada.

Tratando de recordar, Ashlan finalmente pudo adivinar a quién se refería su esposa con Rey. Respira un poco más tranquilo porque Rey no es un hombre adulto.

-Está bien. De hecho, está sano otra vez.

-¿En serio? ¿Su Alteza no miente?- Diana apretó con más fuerza el brazo de Ashlan.

Levantó un poco la cabeza para poder ver claramente la expresión facial de Ashlan a pesar de que todavía estaba bloqueada por la máscara.

Al ver el rostro de Diana demasiado cerca del suyo, Ashlan también se puso tenso. Todo el oxígeno a su alrededor pareció agotarse.

De hecho, los pulmones ya están congestionados y piden oxígeno fresco.

-N-no podría mentir- respondió Ashlan mientras miraba hacia otro lado.

-¡Gracias a Dios!- dijo Diana, llena de alivio.

-Entonces, ¿qué pasa con las otras víctimas?- Ashlan pareció suspirar.

-Algunos pueden recuperarse por completo inmediatamente. Algunos otros todavía necesitan tratamiento y... los que ya no pueden salvarse ya están en el gran templo.

-Se esta preparando para celebrar una ceremonia de duelo y un funeral masivo mañana.

-¿Alguien murió?- La voz de Diana temblaba.

-Sí. 45 personas- Ashlan miró hacia abajo. Honestamente, también se sentía muy culpable porque era incompetente a la hora de cuidar de su propia gente.

De hecho, él también estuvo allí.

Diana se dio cuenta del arrepentimiento de Ashlan.

La mujer de cabello castaño le dio unas ligeras palmaditas en el hombro a su marido. Él sonrió.

-Esto no es culpa tuya. Porque, no importa cuánto se esfuercen los humanos, la voluntad de Dios se seguirá cumpliendo.

Ninguna respuesta. Ashlan permaneció perdido en sus propios arrepentimientos.

-Al menos, lograste salvar a los demás y curarlos- Diana trató de brindar consuelo.

-No soy yo quien los curó- dijo Ashlan.

-¿Entonces?- preguntó Diana confundida.

-¿Fue el gran mago?- Ashlan volvió a negar con la cabeza.

-¿La Reina no recuerda lo que hizo allí?

-¿Entonces qué hice?- preguntó Diana confundida.

-La Reina los curó.

-¿Y-yo?- Diana se señaló a sí misma con expresión incrédula.