La Esclava Del Virrey

Yasí: —¿Qué significa esto?

Felipe se despertó sobresaltado al ver a Yasí en la puerta con una expresión confusa. Al voltear su mirada a su costado derecho ve a Cecilia durmiendo desnuda a su lado, y al mismo tiempo se percata que también él lo estaba. Era una situación verdaderamente confusa, él no comprendía lo que sucedió.

Cecilia: —¡Tú tienes que explicar por qué entras sin permiso, invadiendo nuestra privacidad!. Siempre estuvo en claro que tú solamente eres un pasatiempo de Felipe. No eres nada ni nadie para él.

Felipe se levantó y comenzó a vestirse rápido.

Madre: —¿Qué es todo este alboroto? ... ¡Oh, madre mía! Dijo simulando estar sorprendida ante lo que sus ojos veían.

Padre: —¿Qué está sucediendo aquí?... ¡Oh, Dios mío!.. ¡Supuse que algo así iba a acontecer! Tú planeaste esto, ¡¿verdad Amanda?!

Madre: —Pablo, ¿Estás dudando de mi integridad?

Padre: —¡Acaso no hay motivos suficientes! Felipe ven conmigo al despacho y tu también Yasí. Y tú Cecilia vístete y prepara tus cosas, tú también Amanda, nos regresaremos a España en el primer barco que salga del puerto.

Madre: —Pablo, querido, reflexiona, estás equivocado y te vas a arrepentir de lo que estás haciendo.

Felipe: —Madre lo siento mucho, pero tú y Cecilia deben irse...

Madre: —Hijo por favor, escúchame, nosotras no hicimos nada malo...

Felipe: —¿Qué estás tratando de decir madre?... ¿Qué yo dañé la reputación de Cecilia y en compensación debo casarme con ella?

Madre: No, hijo sé que no eres capaz...

Felipe: —¿Entonces madre, cómo es?...

Madre: —Quizás tú lo hiciste inconscientemente...

Felipe: —Madre fue suficiente. Vete ahora mismo con Cecilia.

El padre de Felipe, Yasí y Felipe fueron al despacho.

Padre: — Les traje aquí porque tenemos que hablar. Felipe tengo entendido que se aman y se conocen lo suficiente como para saber la verdad. Además, saben la posición de Amanda respecto de su relación al ver su reacción cuando se enteró. Anoche después de cenar supuse que Amanda había planeado algo para destruir la relación de ustedes, por lo que me quedé hasta altas horas de la noche en la sala terminando mi postre, leyendo un libro, y tomando un café. Cuando de pronto escucho la puerta de una de las habitaciones y alguien que caminaba con pasos suaves, me acerco discretamente a ver de quién se trataba y era Cecilia entrando a la habitación de Felipe. Después de un momento, Amanda entra a la habitación de Felipe y cuando se percata que yo aún estaba despierto, va a buscarme, yo simulo salir del baño y me encuentro con ella en el pasillo, le reclamo por qué Cecilia iba a la habitación de Felipe, a lo que ella me respondió que Felipe no se sentía bien y le pidió a Cecilia que lo cuidara.

Después de saber esto necesito saber qué piensas tú niña, respóndeme primero.

Yasí: — Señor gracias por tomarse la molestia de intervenir a nuestro favor.

Quiero que sepa, que yo confío en él, porque conozco bien al hombre del cual me enamoré no solo por su atractivo sino por sus virtudes y una de ellas es la lealtad y su amor genuino, él es un hombre decidido y enteramente responsable de sus acciones y decisiones, lo ha demostrado muchas veces, sus valores e ideales no los cambia ni por su vida. Sé que él me ama y confía en mí, y él sabe que lo amo y confío en él. Nuestra confianza es un cimiento difícil de romper porque no está fundada en un enamoramiento inmaduro y ciego, si ambos podemos confiar con los ojos cerrados es porque antes hemos visto hasta la profundidad del corazón del otro. Somos uno.

Felipe: —Sabía que tú entenderías... De hecho intuiste esta situación y te pido perdón por ser un poco imprudente al saber que mi madre era capaz de hacer algo semejante. Te amo mucho.

Yasí: —Yo también te amo.

Felipe y Yasí se abrazaron con fuerza.

Padre: —La verdad estoy sorprendido gratamente contigo Yasí, eres una mujer sabia, tu cautela te ha permitido discernir acertadamente. Actúas con madurez y determinación siendo tan joven. Bueno, queridos míos, me alegra mucho que se haya aclarado la situación. De tí Felipe no tengo nada que decir, has caído en una trampa evidentemente. Ten más cuidado. Deseo que Dios los siga bendiciendo con un amor tan comprensivo y leal como el que tienen. Cuenten con mi absoluto apoyo.

Felipe: —Muchas gracias padre. Felipe abrazó a su padre con satisfacción y alegría.

Yasí: —Muchas gracias, Señor. Yasí también lo abrazó con cariño.

Padre: —Bueno, creo que es hora de partir. Ustedes tienen muchas cosas que hacer juntos, batallas que ganar y alegrías que vivir. Tu madre y yo iremos de vuelta a España, llevaremos a Cecilia de vuelta a su casa y seguiremos con nuestra vida allí. Escríbanme cuando realicen la boda, vendré yo solo.

Felipe: —Gracias padre por lo que has hecho por nosotros y por tu apoyo. Te avisaré cuando hagamos la boda y el bautizo de Felipe.

Yasí: —Lo esperaremos para nuestra boda.

El padre y la madre de Felipe regresaron a España junto con Cecilia.

Felipe y Yasí se quedaron solos en la mansión unidos más fuerte que nunca.

Llegó la noche, luego de un largo y estresante día...

—Arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón...

La voz dulce y suave de Yasí inundaba la casa de ternura y amor como un poder casi mágico. Felipe la admiraba mientras ella mecía al niño en sus brazos acurrucado en sus pechos... Felipe se acercó y la besó suavemente en su cabello, que caía brillante y sedoso por su espalda hasta su cintura como cascada.