Rebecca Holter es una mujer cuarentona que tuvo que terminar de criar sola a sus hermanos.
Antoine Dumont es un hombre lobo sexy y vanidoso que tendrá que aprender a amar, más allá de las apariencias.
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Almas gemelas
La naturaleza suele revelar misterios que están fuera del alcance de nuestra imaginación, o eso nos empeñamos en creer. Becca observaba con intriga al hombre envuelto en una toalla que se hallaba frente a ella. Sabía que toda esa belleza era casi irreal, no solo su rostro, eran también su cuerpo, su estatura y esa energía dominante que lo rodeaba.
- ... entonces ¿me dices que existen muchas más criaturas mágicas? ¡Dios! Creo que estoy alucinando... seguro que el té que me tomé esta mañana tenía marihuana - susurró, pero debido a su oído agudo la escuchó y soltó una risilla. Sí que le había tocado una mate muy particular - explícame eso de los mates, por favor - pide - no puedo creer que hasta James consiga al amor jejejejeje... ¿y yo? Sola como un árbol en pleno desierto.
- De hecho, tú y yo somos destinados - ella lo mira como si le hubiera salido un tercer ojo, aunque ya nada podía ponerse más raro - hace más de 500 años encontré a mi destinada, era mujer lobo, como yo - los ojos de la rubia estaban en expectativa - por un mal entendido - carraspeó - ella se fue corriendo al bosque, pero unos vampiros la atacaron, en ese entonces los territorios aún no estaban bien establecidos y por ende, esos asquerosos hacían y tomaban lo que les daba la gana de los territorios licanos más débiles - su mirada se pierde, una punzada de tristeza se instala en el corazón de Becca, no entiende por qué le duele que él haya amado a alguien - ... esos malditos cazadores, la asesinaron sin contemplaciones, así que me dediqué a cazarlos para que pagaran mi sufrimiento.
Para cuando dejó de hablar, las lágrimas de la mujer caían en cascadas, no sabía bien por qué lloraba, si porque esa pobre chica murió o porque el corazón de ese lobo no tenía cabida para ella.
- No, no llores mon petit - sus dedos quitaron un poco las lágrimas - mírame, la diosa Luna me ha bendecido nuevamente - la mujer lo miró confundida - ¡Si! Tengo una segunda oportunidad, no es común que suceda, muchos de nosotros perdemos la cabeza o morimos al perder a nuestra media mitad, pero yo al ser un alfa real, pude soportar el dolor y me mantuve cuerdo, aunque solo era un cascarón vacío hasta que cierta rubia de piernas largas apareció corriendo detrás de un pobre chico... - hace una pausa - Rebecca Holter, tú eres mi segunda oportunidad, eres el complemento de mi alma.
Una extraña fuerza la impulsó a abrazarlo, no quería soltarlo. Él era suyo, solo suyo, esa diosa Luna los había bendecido a ambos.
- Cada cosa que sientas, yo la sentiré como si fuera mía - sujeta su rostro en el hueco de ambas manos - Eon y yo estamos felices de que seas tú, porque eres una gran mujer y sobre todo, no has bajado la guardia pese a todo lo que has vivido - besa suavemente, enviando descargas eléctricas por todo su cuerpo - eres mía y yo soy tuyo. Y sé que va a sonar machista, pero agradezco que nadie haya ganado tu corazón, porque los lobos somos territoriales.
La vuelve a besar, esta vez pegándola más a su cuerpo, quería sentirla más.
- Preciosa, para las almas gemelas es importante estar juntos, en algún momento debo regresar a mi manada - el corazón de Becca se compungió - ¡Ey! Tú debes estar conmigo; no me mires así, el lazo no nos deja estar mucho tiempo separados, es decir, nacerá en nosotros una necesidad de sentirnos y estar uno al lado del otro. Te necesito y me necesitas mon cheri.
- Pero tengo una vida aquí... - le sella la boca con un dedo índice.
- Todo lo solucionaremos, no te preocupes por nada, solo ámame que yo te amaré hasta mi último aliento.
- Debo hablarlo con mis hermanos, ellos no aceptarán que me vaya así de pronto a otro país y con un hombre al que apenas conozco. Comprende por favor.
- Está bien, pero prométeme que hablarás con ellos pronto, debo volver a Francia en menos de un mes, y quiero que tú vengas conmigo como mi mujer y mi luna.
- Está bien, lo haremos esta semana, te lo prometo.
Volvieron a besarse de manera que la adrenalina los tomó a los dos. Él estaba deseando poseerla, y ella quería por primera vez, arder en esa hoguera.
- Te deseo mon cheri, y si no me detienes te haré mía ahora - su voz era ronca.
''Hagámosla nuestra'' - dice Eon que antes estaba callado.
Rebecca tenía miedo, pero las ganas de sentir por primera vez ese contacto que nunca había experimentado.
- Hazme tuya! - se atrevió a decir, entregada al placer - quiero saber que se siente amar completamente.
Aquellas palabras fueron suficiente para que el lobo se enloqueciera de deseo.