Melanie fue llevada a la guillotina, junto con su familia, gracias al descubrimiento de sus crímenes. Sin embargo, se arrepentía del ser que fue, ¿tendrá una segunda oportunidad para cambiar sus decisiones?....
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Capítulo 17
Pegué un salto de la cama, tenía que volver al ducado, hoy tenía mucho que hacer
-A di vi na…. Mientras, mira-
Le muestro la canasta que traje y saco los frascos
-Están todos numerados, sigue número por número, si hay algún problema en estas cuatro semanas que me voy, deja de tomarlo y retomamos cuando vuelva-
-¿Dónde te vas?-
-¿No que sabías todo?-
-Eso se pasó…-
-Voy a un viaje con mi hermana, por el ducado para ayudar a los enfermos-
-¿Es seguro?-
-¿Te preocupas?-
-Debo mantener con vida a mi doctora personal-
-Es seguro, va mi hermana y Jim, ellos me cuidan-
-¿Quieres un guardia personal mío?-
-Sería raro que venga conmigo un guardia del emperador…-
-Tienes razón…-
-Antes que me vaya… ¿Sabes quién es Anabela?-
Puso cara de desagrado inmediatamente
-Por tu cara si… ¿Tengo competencia?-
-¿No era que no querías casarte conmigo?-
-Dije que no quiero ser emperatriz, ya que es mucho trabajo…-
Mientras me acerque, aprovechando que se había parado, toque su pecho que estaba al descubierto y bajé mi mano hasta llegar a sus abdominales
-Pero también dije que yo tenía que probar mis propios logros ¿No?-
Antes que pudiera seguir molestándolo, golpea la puerta Lila
-Señor, su desayuno-
-Pasa Lila-
Me alejé un poco de él, hice una reverencia
-Me retiro mi emperador-
-Oye niña-
Cuando levanto la cara para verlo
-No tienes competencia-
Después de decirlo, se dio media vuelta cerrando la camisa que le había abierto un poco, mientras que yo, me retiré contenta, por sus palabras.
Llegué al ducado y me escabullí a mi habitación, cuando entro me preparo para bajar, ya era hora del almuerzo, cuando llega un carruaje a la puerta del ducado
Es mi hermano, por fin llegó, hace tanto que no lo veo. Salí corriendo de mi habitación, con él, más allá que no teníamos mucha relación, siempre me traía regalos y trataba de hablarme, creo que se esforzó más que mis propios padres.
Cuando estaba por bajar las escaleras, me cruzo con mi hermana
-Oye ¿por qué corres?-
-Llegó Marcos-
Salí corriendo del ducado, mientras mi hermano se baja del carruaje, es una versión más joven de mi padre, habrá dejado unos cuantos corazones rotos.
Al llegar donde estaba, salté a sus brazos
-Hermano llegaste-
-Guau, ¿qué sucede?-
Me hundí en su pecho, esperando que me acaricie mi cabeza, como un perrito, ahora ya estamos los cinco reunidos nuevamente.
-Esta hermana menor te extraño-
Atrás venía mi hermana y se tira encima de ambos, haciendo que mi hermano pierda el equilibrio, terminando los tres en el suelo y ambas arriba de mi hermano
-Me tengo que ir más seguido para recibir esta muestra de cariño-
Mi madre venía riendo junto a mi padre
-Vamos chicas dejen a su hermano que debe estar cansado de tanto viaje-
-Déjalas madre, antes que se den cuenta de que crecieron y no quieran que su hermano mayor las abrace-
Mi hermana le echa una mirada afilada contestando
-Solo mayor porque saliste antes que yo-
-Pero mayor al fin-
Los miro con los ojos llorosos, por fin me relajé un poco
-Nunca más me voy a quejar de tus abrazos-
-¿Qué sucedió desde que me fui?-
Mi padre habla
-Bueno, chicos, vayamos a comer algo, así charlamos un poco-
Entramos al comedor, me despegué recién allí de mi hermano, nos sentamos y las doncellas nos sirvieron. Pasamos por todos los estados, desde risas, hasta llantos, incluso mi hermano quiso ir el mismo a hacer justicia por mí, ejecutando a Paula.
Mi padre lo calmó, diciendo que el emperador mismo se encargó del castigo de la mujer. Mejor no pregunto por qué el emperador se encargó personalmente, mi hermana me echo una mirada acusadora. Yo solo la esquivé y seguí molestando a mi hermano.
Durante la tarde iría a comprar ropa, por fin ropa cómoda. Mis hermanos insisten en ir conmigo, así que iré por primera vez de compras con ambos.
Salimos en un único carruaje, mis hermanos hablaban de todo, mientras yo parecía una anciana que escucha su charla, sonriéndole a ambos, hasta que mi hermana me mira fijo
-Tengo que preguntarlo-
-¿Qué pasa?-
-¿Cuál es tu relación con el emperador?-
Mi hermano se sobresaltó
-Espera ¿qué paso? De gustarte el idiota ¿te gusta ese sádico?-
-Todos sabían que era un idiota, menos yo… ¿Soy más idiota que ese mocoso acaso?-
Mi hermana entre risas responde
-Ese mocoso es más grande que tú, pero el emperador, ese no es ningún mocoso-
-Oye, no le digas esas cosas a nuestra hermanita-
-Pero hermano lo viste al emperador, entre los
dos, voto por el emperador sin dudarlo, él si se merece ser mi cuñado-
-Si entre los dos yo tambie.. espera no estamos viendo quien de los dos es mejor candidato, el príncipe es un idiota y el emperador un sádico-
-Pero imagina las cosas que puede hacer ese sádico-
-Ay hermana deja de soñar ya conoces los rumores…. Espera un segundo, capaz sea el hombre perfecto, para nuestra hermanita, nunca le va a hacer nada-
-Que hermano más aburrido que tenemos-
Mientras escuchaba la discusión reía, no me imaginé nunca que estos dos fueran así, cada vez me siento más a gusto, pero sabía que no iba a salir libre de esto, mi hermana siguió insistiendo
-Vamos dinos, no le diremos a nuestros padres ¿tienes algo con ese sádico?-
-Digamos un contrato de palabras-
-¿Un contrato?-
-Primero debo curarlo-
-¿Está realmente enfermo?-
-Sí, pero es un secreto-
-¿Y qué te dará a cambio?-
-Eso es otro secreto, entre el emperador y yo-