Para recaudar dinero para las cuotas escolares, Melissa consiguió un trabajo como limpiadora. Mientras limpiaba la sala de conferencias, tomó en brazos a un bebé que lloraba y, aún más inesperadamente, cuando Melissa lo levantó, el bebé dejó de llorar y sonrió. Tras la muerte de su esposa, el CEO, Adams Mancini, se volvió muy distante. Su empresa era muy exitosa, pero no tenía ni idea de cómo cuidar de su hija de un año. Su mayor problema era cómo manejar las situaciones cuando su hija lloraba, hasta que un día conoció a Melissa.
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capítulo 17
Me acuesto en el suelo frío durante mucho tiempo, alguien llama a la puerta pero no quiero ver a nadie. Me quedo callado pero la persona sigue llamando.
yo: vete
Maria: Mel tiene una persona que quiere verte
Yo: No quiero ver a nadie María, por favor.
Zoe: ¿Yo tampoco?
Escucho la voz de Zoe y rápidamente me levanto y abro la puerta. Ella entra y luego me abraza, es así todos los años.
Zoe: Sabía que ibas a ser así, así que vine a quedarme contigo.
Yo: Gracias 😭
No se como hacer para que pare este dolor..
Zoe: Xiiii pasará mi amor, quédate tranquila, él te está protegiendo desde el cielo junto con tus padres. Imagínate que está bien, está feliz, está en un lugar de paz y rodeado del amor de sus padres y papi del cielo. Pero imagina que él está triste al verte así, tienes que ser fuerte y vencer, claro que no es para que olvides, sino para ser feliz por tener un angelito protegiéndote y sabiendo que donde está está bien.
Yo: E-Estoy intentando pero es muy difícil, sabes por lo que pasé, solo lo quería aquí conmigo ahora con mis padres.😭
Zoe: Lo sé, cálmate vale, deja de llorar, ven acuéstate aquí, estoy aquí a tu lado y nunca me iré.
Yo: Gracias Zoe por estar aquí conmigo.
Zoe: Cálmate mi amor, respira y trata de no pensar, ¿de acuerdo?
Me acuesto en el regazo de Zoe y ella me acaricia y poco a poco me calmo.
toque toque toque...
Yo: no quiero ver a nadie Zoe
(Hablo desesperadamente)
Zoe: Oye tranquila, aquí nadie se queda solo tú y yo. Abriré la puerta y vuelvo enseguida.
Ella se pone de pie y la tomo del brazo.
Zoe: Está bien, solo veré quién es, podría ser importante.
(al otro lado de la puerta)
María: Cariño, ¿estás bien? Vine a traerte un poco de té.
Zoe: Mira, soy María, traeré el té, ¿de acuerdo?
Suelto su brazo y ella va hacia la puerta y María entra con una bandeja de té y la pone sobre la cama.
María: Mi niña, te hice un té de manzanilla que te ayudará a mejorar.
No se que paso pero confía en Dios, el sabe lo mejor para cada uno de nosotros. Él no te abandonará. Está bien, estoy cuidando a Lavinia y ella está durmiendo, no te preocupes.
María habla y no puedo responder, solo lloro, me da un beso en la frente y se va.
Zoe: Tómate el té, él te ayudará.
Yo: no quiero
Zoe: Sí, lo harás, ven levántate.
Levanto la cabeza, bebo un poco de té y me vuelvo a acostar.
Me pregunto cómo sería mi vida si ellos estuvieran aquí. Lloro con los recuerdos de mis padres, mi pancita... Ah, Zoe canta y de alguna manera me duermo en su regazo.