A veces no podemos sumergir tanto en una historia, en una persona, que se nos olvida por completo nuestro mundo y obligaciones.
Este es el caso de benjamin, un chico de 25 años obsesionado con la perfección. Adicción que lo llevara al límite de sus límites mentales.
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Cap 6
La abuela terminó de limpiar mi herida, como pude me levante y fui a mi habitación, no quise bajar las maletas del auto, solo quise acostarme, me sentía cansado, como si todo aquello hubiera drenado toda mi energía
Pasaron tres días en los que me quede en la casa, tratando de recuperarme, caminaba a medias, aún me dolía la espalda y la comida se había terminado, tenía que salir, quise pedirle el favor a mi abuela de que fuera por mi despensa, pero luego del garrotazo que me dieron. trataba de evitarme, Sofía a veces me traía almuerzo a escondidas de la abuela, pero no quería meterla en problema y que el próximo garrotazo fuera para ella.
Me coloqué una pantaloneta con una camisa fresca y una gorra negra, no quería salir a enfrentar el mundo, con todo el desmadre que formó mi hermano, no me quedaron ganas de volver a socializar.
Fui al supermercado, compre comida para un mes entero, planeaba encerrarme todo ese tiempo, al volver a la casa, casi llegando, sentí un golpee en la frente por poco llego al ojo izquierdo
-¡secuestrador!
Vi a un chico alejándose en su bicicleta luego de arrojarme una piedra a la cara,
Lo maldije en silencio, me quedaron bien grabadas sus facciones en la mente, para luego, para luego maldito mocoso
-tío ¿está bien?
Sofía se acercó a mí, en sus manos traía un delicioso plato de chilaquiles con una riquísima salsa roja
Se me hizo agua la boca y por un momento olvidé el golpe.
-tío...
Volví a ver a Sofía, me había concentrado en el plato de comida
-¿es para mí la comida?
-tío, la cabeza le está goteando sangre
-ah, si, entonces ¿la comida es para mí?
-a, sí, si, vamos y le curo la herida
Entramos a la casa, ya empezaba a sentir la sangre bajando por mi mejilla.
-y ¿cómo le pasó eso? Tío
Estaba comiendo, comía como si me la fueran a quitar.
-un mocoso que paso por ahí
Sofía se quedó en silencio y yo seguí comiendo, curo mi herida, coloco gasa y yo terminé de comer, lave el plato, se lo entregue y ella volvió a la casa de la abuela, antes de que ella llegara de la iglesia, a veces iba a ayudar con la limpieza o solo a hablar con el padre.
Paso una semana, no hacía más que alimentarme mal, excepto cuando Sofía me traía comida, veía películas o me dedicaba a reparar algunos relojes que tenía en la casa, un viejo arte que me enseñó mi difunto abuelo.
Paso otra semana, y hasta ese lunes a las 9:00 am cuando serví dos platos de cereales, me di cuenta de que mi hermano no estaba en casa, desde la vez que me dio el garrotazo en la espalda, ignore el hecho de que el maligno no estaba, me senté en la mesa y comí los dos platos de cereales.
Dos días después, me levante temprano, me bañe después de casi tres semanas largas de estar encerrado en casa,
Salí, me subí al auto y conduje directo a la escuela en la que enseñaba arte.
Abandone el trabajo luego de que me arrestaron como un animal, no lo pensé, no paso por mi mente el trabajo y con todo el escándalo con justa razón me olvidé de mis alumnos.
Llegué a la escuela, fui directo a hablar con el rector de la escuela, necesitaba hablar con él para saber en qué iba a quedar mi puesto en la escuela.
Espere un rato en la sala de espera fuera de su oficina, la secretaria me vio con cierto miedo en sus ojos y me dejó saber que estaba en una reunión
Unos 20 minutos después me hizo pasar
-¿cómo has estado? Benjamín
El director, un señor regordete llegando casi a los 60 años, con la cabeza casi calva, los ojos nerviosos y la frente sudada, se pasó la mano por la cabeza, estaba preocupado, nervioso y angustiado
-bien, bien señor Luca, quería saber si puedo volver a dar clases
-verás Benjamín, como te lo digo...
Hay venía, él lo siento mucho, pero no podemos dejar que sigas dando clases en esta institución, tu sabes la reputación que tiene la escuela y no podemos darnos el lujo que manchar esa imagen con un, secuestrador
Las palabras retumbaron en mi cabeza mucho antes de que salieran, de su boca temblorosa.
-es que...Benjamin...sabes como esta la situación
-pero señor luca, la chica retiro los cargos, se equivoco de sujeto y ella lo reconoció
-pero la gente no lo ve así, Benjamin, lo siento, usted es uno de los mejores profesores que hay o hubo en esta institución, pero usted sabe la reputación que tiene el cole...
No lo deje terminar, ¿para que? Ya era más que suficiente haberlo escuchado en mi mente mucho antes, salí de la oficina, pero antes de que abandonará por completo la sala de espera, en la cual la secretaria al parecer ya respiraba mejor por mi salida del lugar, escuche una noticia en el televisor que está frente al escritorio de la señora,
La voz de mi hermano acaparaba toda la maldita sala
-si, si, como ya les dije, atrape al verdadero secuestrador.