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Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Matrimonio contratado / Amor de la infancia / Equilibrio De Poder
Popularitas:4.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Mel G.

Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.

NovelToon tiene autorización de Mel G. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

MEJOR QUE LO SOÑADO.

...Reachel:...

Estábamos acostados, Santos me abrazó y me acurrucó junto a el.

Me dio un beso en la frente.

— Buenas noches. — Me dijó.

¿Eso era todo? Había estado una hora dentro del baño preparándome mentalmente para estar con el y el señor solo me dice “buenas noches”.

Debia calmarme. No enojarme. Hablar con Calma.

— Santos.

— Si.— Respondió

Yo tenía la cabeza a en su pecho. — Me gustó mucho lo que hicimos antes de que llegara Catalina.

Sentí sus músculos tensarse debajo de mi.

Empecé acariciar su abdomen, no sabía ni cómo seducirlo.

Tal vez si lo tocaba ahí abajo. Comencé a bajar mi mano, pero justo antes de abrirme paso por su pantalón me tomó la muñeca.

— Reachel. — Jamás le había escuchado la voz tan oscura. — Creí que querías dormir.

— Yo… — Se me atoraban las palabras. Lo mire y pude notar que todo su cuerpo estaba tenso, con la mirada oscura. Como pude, desde donde estaba alcancé su boca.

Me atrapó de la cintura ,se dejó llevar por el beso y se puso sobre mi, se colocó entre mis piernas acariciando una de ellas , pude sentir su masculinidad rosarme por primera vez.

Jadeé.

La necesidad comenzó a crecer en mi sona baja y aún tenía la ropa puesta.

— No sabes lo que acabas de provocar. No te dejare descansar si es lo que querías. — Susurró mientras seguía besando mi boca.

El camisón de seda que yo llevaba de algún modo comenzó a dejar mis pechos decubirtos.

Sentí enloquecer cuando lamió suavemente uno de ellos.

— Si te gustó lo de hace rato, entonces te daré más de donde vino eso.

Estaba nerviosa, mi cuerpo temblaba al estar tan vulnerable con el, pero era algo que yo quería. Confiaba en el, más que en nadie.

Cuando dejo de basar mis senos, resbaló el camisón por mi cuerpo despojándome de el, quede solo en bragas, por lo que comenzó a besar mi vientre.

Tenía una pequeña cicatriz por debajo de las costillas, y el, la besaba y acariciaba con fervor.

Cuando comenzó a bajar nuevamente empezó a depositar besos sobre el encaje de mis bragas.

Cruce mis brazos por inercia, el posicionó sus manos en mis caderas, lo cual me hizo voltear hacia abajo.

Mi excitación creció cuando mi vista se enfocó en el anillo color oro en su mano, la cual era grande y varonil. Comenzó a deslizar mis enaguas hacia abajo y cerré mis ojos al sentir como estas acariciaban mis piernas.

Desde el tobillo fue dejando besos, y sin demora undió su rostro en mi intimidad.

Me sentí tan extraña, pero a la vez, se sentía delicioso.

Obviamente ya había escuchado de esto, y en verdad se sentía muy bien.

En segundos colapse, con sensaciones arrasadoras. fue igual o más intenso que hace unas horas.

Santos se inco sobre la cama, se liberó de su playera, pude detayar su cuerpo bronceado y tonificado, en su abdomen, había dos líneas en “V” que se perdían en sus pantalones; aunque no permanecieron ocultas más tiempo, el bajo sus pantalones y ropa interior dejando expuesta su virilidad.

No pude ocultar mi sorpresa, era grande.

Había visto algunos en fotos, tenias amigas que les gustaba presumir a sus chicos por alguna razón, pero el de Santos los sobrepasaba si duda ¿O tal vez por que lo estaba viendo en vivo?

Me tomó de las piernas y me arrastró hacia el, las dejo abiertas, me beso y se posicionó en mi entrada.

Resoplo pesado a través es de su nariz al sentirme.

Me rosaba con la punta y ¡Por Dios! Se sentia increíble.

— Aquí voy. — Me avisó.

— Por favor se dulce, yo no. — Entre jadeos no podía terminar la frase.

— Lo se mi amor, tranquila. — Me dio un tierno beso en la nariz y después en los labios.

Hizo el primer movimiento y el dolor me recorrió.

— ¿Estas bien?

— Si, continua.

Nuevamente empujó y sentí mi interior expanderse. Una pequeña lágrima salió de mi, pero no fue solo el dolor, era también por que estaba emocionada de que esto estuviera pasando con el hombre que yo amaba.

— Voy detenerme.

— No. — Le pedí.

Sabía que iba a doler.

— Por favor no me castigues por esto. — Me pidió, el sabía que me dolia y lo intolerante que yo era al dolor.

— Entonces hazlo más rápido. — Exigí.

— ¿Segura? Aun me falta.

— Si.

Tomo mi lagrima con sus labios.

El dio otra embestida y rasguñe su espalda.

Volvio a embestirme un par de veces más hasta que estuvo por completo dentro de mi.

Comenzó a mover sus caderas adelante y atrás.

Empecé a sentir que el placer me abrumaba de nuevo.

— Se siente bien. — Dijé con la respiración entrecortada.

Me sonrió

— ¡Tu te sientes tan bien! Eres perfecta.

Tomo mi boca con posesión, no pude evitar bajar mis manos a sus glúteos, sus movimientos ya me parecian demasiadosido suaves, por lo que lo aprisioné contra mi.

Comenzó a moverse más rápido y fuerte.

El también gimió y me pareció que se detuvo un momento, pero siguió.

No pude evitar gemir por todo lo alto.

Sus embestidas me volvían loca mientras me tenia pegada a él.

La sensaciones me estaban rebasando.

— ¡Santos!

Solo pude gemir cuando mi cuerpo se convulsionó ante la ola de placer.

Los sonidos gruturales de su garganta, hicieron eco en mi odio.

Me sentia genial. Yo sin duda lo amaba.

...****************...

...Santos:...

Es tan irreal para mi. Me esta costando demasiado no dejarme llevar por los impulsos.

Quería hacerlo duro, pero yo sabía que podía lastimarla si lo hacía de esa forma ahora.

Me encontraba moviendodome dentro de ella una vez más.

Su interior estaba tan apretado, que no podía salir de él. Estaba sintiendo lo que nunca con ella.

Podia ver en su piel blanca el sonrojo, provocado por mi, la estreches y humedad en su intimidad hacia que todo se sentiera tan bien.

— ¿Te gusta? — Preguntó debajo de mi.

— ¿Bromeas? Estoy delirando.

Lo estaba haciendo despacio quería disfrutarla, tanto tiempo deseándola, no la dejaría ir tan rápido.

Sus hermosos gemidos me ponían aun más duro.

— ¡Oh! Reachel, no sabes cuanto te había deseado. — Dijé contra su boca.

Comenzó a mover sus caderas debajo de mi, dándome entender que quería que aumentara el ritmo.

— Si quieres más, entonces tienes que pedirlo. — Yo tenía que hacer que ella expresara lo que quería, aún cuando se trataba de esto. — Dilo Reachel.

— ¡Quiero más!

Atrape su boca en un beso apasionado, rodeándola con mis brazos debajo de mi, empecé a embestirla con tal frenesi, que sus gemidos se hicieron más fuertes.

— Eso es mi amor córrete conmigo.

Nuestras miradas se conectaron pero se vio interrumpida por el blanco en sus ojos, mientras debajo de sus manos apretaba la sábana.

Su interior se contrajo aún más y ante esta sensación y esta imagen, termine estallando dentro de ella llenándola de mi.

Continué acariciandola para recuperarme, no iba a dejar que se enfriara, yo iba a disfrutar de ella hasta sáciarme.

...****************...

Era la quinta vez para mi está noche, pero no se cuantas para ella.

— Estoy cansada, no puedo mas.

Yo estuve mucho tiempo en abstinencia por sus culpa, de unos años para acá ya no lograba tener erecciones con otras mujeres, incluso llegue a preocuparme, hasta que un día, en casa de su madre, hubo una reunión, la mujer aprecio en bikini, mi entrepierna dio un respingo y desde ese instante supe que solo con ella podría continuar haciendo esto.

— Solo cuando me pidas que me detenga lo haré. ¿Me detengo?

— No ¡Por Dios! Se siente tan bien.

Hoy mismo descubrí lo flexible que mi esposa era, la tenía con una de las piernas levantada, mientras la penetraba.

El olor del sudor nuestros cuerpos y lo que habíamos estado haciendo, embriagaba la habiatacion.

Se corrió por última vez, sali de ella y culmine justo en la entrada de su hermosa flor rosada pintándola de mi escencia.

— Por favor. Ahora si ya no más.

— Está bien.

Tal vez me había aprovechado de ella, pero es que no podia evitartarlo.

La dejaría descasar solo un poco, por que al despertar la haría mía de nuevo.

Todo esto superaba por mucho las veces en que soñaba que pasaba esto con ella.

...****************...

— ¡Santos levántate! — Seguido de eso sentí una almohada golpearme la cabeza.

— ¿Que pasa? — Me quejé

— Es medio día, no llegamos a la oficina y le dije a mi madre que la acompañaría al ministerio público.

— Tranquila, podémos acompañarla más tarde. — Tenía una sábana envolviendo su cuerpo.

Me pusé de pie, yo estaba desnudo. La cama estaba hecha un desastre.

Reachel desvió su vista hacia mi erección y tragó con fuerza.

— ¿Que rayos haces?

— ¿No puedes adivinar lo que hago? — Dijé acercándome.

— Tenemos que bañarnos. — Dejó escapar un pequeño grito agudo cuando arrebáte la sabana de su cuerpo.— Después. — Dijó viendodome directo a los ojos.

— Ahora.

— Después. — Sentenció.

Por primera vez hice caso omiso a sus órdenes.

La cargué sorprendiéndola.

— ¿Que?

— Haremos ambas.— Dijé caminando con el ella hacia el baño.

Se empezó a reír. — Bájame.

Eso hice. Caminé hacia enfrente haciendo que ella retrocediera hacia el interior del baño.

Comence abrir la llave, y el agua fría nos golpeó.

— Está fría. — Se quejó.

Pronto comenzó a tener mejor temperatura.

La besé pegando su cuerpo al mío, apretando sus hermosos glúteos con mis manos. Presionándola contra mi dureza.

El agua comenzó a envolvernos.

Me agache bastante para colocarme en su entrada. Ella no era tan alta sin tacones.

— Ya es tarde.

— Dime que no quieres y me detendré. — Dijé contra su cueyo.

— No, por favor. Hazme tuya de nuevo.

Sus palabras se encajaron en mi y una vez que me posicione, la embestí de una.

Dejó escapar un gemido.

Volvi a embestirla otra una y otra vez con fuerza.

Estaba enloquecido por el placer.

Ella tembló bajo mis brazos, y sentí mi hombría palpitar, mientras nuestros gemidos eran callados por la boca del otro.

...****************...

— Señor hemos llegado.

Dijó Javier por la ventanilla del auto.

Reachel y yo nos sobresaltamos.

Comenzamos a reír avergonzados.

Íbamos en el auto camino a casa de Elena y de la nada Reachel se me había subido encima besandome.

El moviento de su caderas me hizo endurecer de imediato.

Nos habíamos olvidado de donde estábamos y cuando Javier nos informó de la llegada volvimos a la realidad.

Menos mal por que habíamos comenzado a despojarnos de nuestras ropas.

Nos acomodamos la ropa.

Baje y rodeé el auto para abrirle la puerta.

La besé — Te veó mas tarde. — Dijé mientras aún la tenía tomada de la cintura.

— Mas tarde te explicaré como me fue.

— Bien. — Ella me besó de nuevo.

No me fui, espere a que subiera las escaleras, mi mirada se quedó hipnotizada fijamente en el meneo de sus caderas.

Tocó el timbre y justo antes de que la dejaran pasar me dirigió un mirada juguetona.

Una vez que entro subí al auto, suspiré ante el mar de emociónes que sentía.

Una vez que llegue a la empresa, fui directo a la oficina de Reachel a tratar de avanzar con los pendientes como ella me lo pidió.

Una sorpresa desagradable me recibió, cuando el rostro de Edgar Bolat se posó frente a mis ojos.

¿Que carajo hacia este hombre en la oficina de mi esposa?

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Noemi Rios
me falta el el final
Mel G.: Hola buen día querida lectora, así es, aún esta en emisión, si gustas puedes leer ¿Tu eres mi esposa? Que es una novela antes de esta.
total 1 replies
Yolanda Fuentes
me encanta seguir con la historia de Rachel y santos 👏🏻👏🏻
Rossana Centeno
excelente
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