Rowellin sólo quería una familia, un hogar propio y un esposo amoroso, pero, en lugar de eso, se encontró con demonio, el mismísimo diablo llamado; Artemis Winchester.
Atención, esa historia es moralmente cuestionable, no apto para sensibles. Rowellin es la hija de Kendric Maynard (Historia de "Ya no te amo").
NovelToon tiene autorización de Nix Agriche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 15
Esa noche el me llevó a al hotel emperador, el mismo en el que habíamos estado días antes para poder almorzar juntos.
Creí que iba a tratar de aprovecharse de mí, pero, para mí sorpresa, no lo hizo. Todo lo contrario, me dejó quedarme allí por una semana mientras él se encargaba de encontrarme un lugar dónde vivir. Los empleados del hotel me atendían como una reina, me encantaba, pero aún así estaba preocupada por Chris. Además, me causaba ansiedad no saber de Artemis, temía que su esposa llegara al lugar y me viera, afortunadamente, no fue el caso.
Él se encargó de comprarme ropa, zapatos, y hasta maquillaje, lo cuál no sabía para qué porque yo ni siquiera sabía cómo usarlo.
Luego de una semana, Artemis llegó a visitarme.
—Conejito, ya vine.
No pude contener mí emoción, corrí hacia él y me arrojé a sus brazos. Él me sostuvo por los muslos y me besó, cosa que correspondí al instante, ya estaba empezando a acostumbrarme a éste tipo de situaciones.
Cuando el beso acabó, él me miró y sonrió, una sonrisa que sólo me daba a mí, ya que con su esposa siempre estaba serio y aburrido.
—Hoy estás enérgica, conejito –acarició mí mejilla, y lo pude evitar inclinarme hacia sus caricias, estoy segura de que parecía un animalito necesitado de afecto, pero no me importaba–.
—Es que me he sentido sola al estar aquí, ¿Me conseguiste una casa? –Sonreí con emoción, nunca había tenido una casa, mucho menos una pareja, y salir con un hombre que me ofrecía todo lo que nunca tuve me emocionaba–.
Él asintió, repartiendo besos en mí mandíbula, bajando por la curva de mí cuello, lo escuché inhalar profundamente, deleitándose con mí aroma femenino.
—Sí, conejito. Te compré la casa más hermosa y más grande de la ciudad, también te compré un auto, sé que no sabes conducir pero para eso te daré un chófer –explicó con su boca pegada a piel–. No tendrás que hacer nada, tendrás sirvientas que harán todo por ti, porque no quiero que tus preciosas y delicadas manos se hagan daño –besó mis nudillos suavemente, mientras sus penetrantes ojos me atravesaban el alma–.
Mí corazón se derritió ante sus dulces palabras, éste hombre es lo que todas las mujeres lo desean. Él poseía un corazón gentil que nadie podía ver, sólo yo. Froté mí mejilla contra la suya, amaba estar tan cerca suyo, su presencia era un consuelo para mí alma solitaria.
—¿Puedo tener mascotas? –Quise saber, le di tiernos besitos en sus ojos, mientras él soltaba un suspiro, seguido de su perfecta sonrisa–.
—¿Mascotas? Claro que sí, conejito –me dió permiso y me emocioné, me bajé de sus brazos, comenzando a correr a su alrededor con demasiada alegría–.
—¡¡Quiero un conejito!! Uno blanco, que sea un bebé, así puedo ser su mami –Lo escuché soltar una carcajada y tomó mí cintura, alzandome nuevamente en sus brazos, apoyó su frente sobre la mía, mientras acaricia su nariz contra la mía–. —Sí, conejito. Todo lo que quieras, sólo pídelo y será tuyo.
Artemis me sacó de la suite y me llevó al auto, me sentó en su regazo y comenzó a conducir hacia mí nuevo hogar. Estaba bastante alejado de la ciudad, se encontraba sobre una colina, no podía creerlo, ¡Era una jodida mansión! ¿Todo eso era para mí? ¡No podía creerlo! Artemis realmente me amaba demasiado.
Al bajar del auto, unas sirvientas nos recibieron, se inclinaron ante nosotros y la que tenía más edad que las demás, habló.
—Bienvenido, señor Winchester –sus ojos estaban fijos en el suelo, mientras se inclinaba en forma de saludo–. Bienvenida, señorita.
¡Ella me saludó! No podía creerlo, yo estaba en un nivel más bajo cuando de estatus se trataba, pero ella se estaba inclinando ante mí. Miré a Artemis y le sonreí alegremente, él estaba haciendo todo ésto por mí, así como él me respetaba, hacia que los demás me mostraran el mismo respeto.
Artemis me llevó al interior de la mansión, no me aguanté y me bajé de sus brazos, comenzando a correr por el lugar, observando el inmenso lugar en el que ahora iba a vivir, estaba demasiado emocionada.
Él me siguió con paciencia, se recostó sobre el marco de la puerta y se cruzó de brazos, dándome una sutil sonrisa.
—Ésta es tu casa, conejito. Está a tu nombre, porque mí conejito no merece menos que eso. Tu nuevo auto está en el garaje, y ten en claro que todo lo que hay en éste lugar es tuyo, incluyendo a los sirvientes –se acercó a mí, sujetando mí cintura–. Ahora eres mí mujer, por lo tanto, tendrás todo lo que te mereces, y aquéllos que te hicieron sufrir lo pagarán muy caro.
—¡No olvides darme mí mascota! –le recordé y él soltó una risita, asintiendo–.
—Dime si quieres estudiar, te traeré los mejores maestros para que te enseñen.
—¿Chris puede venir a vivir aquí? –Su sonrisa se borró cuando pregunté eso, rápidamente negó–. —No, no, ese niño no estará cerca de ti, conejito. Le pagaré su maldito tratamiento, pero no lo quiero cerca de ti, ¿Entendido?
Un puchero se formó en mis labios, pero no podía decirle nada. Él era el que me estaba dando todo lo que siempre soñé, ¿Cómo podría ir en su contra?
Asentí tristemente, él notó mí cambio de actitud y levantó mí barbilla, besando mí boca.
—No hagas pucheros, conejito. No me gusta verte triste –murmuró contra mis labios–. Haremos ésto, lo pensaré detenidamente por un tiempo, luego, más adelante, te daré una mejor respuesta. Hasta entonces, harás lo que yo diga, ¿Si, conejito?
Eso me dió esperanzas, asentí rápidamente y lo abracé. No podía estar molesta con él, Artemis me daba todo y yo lo amaba demasiado como para ir en su contra. Estaba tan agradecida, que todo lo que podía hacer ahora era estar de acuerdo con su petición. Además, sólo serán unos días hasta que cambie de opinión, no pasará nada malo, ¿Verdad?
La cara de estúpida te la han visto desde siempre !!
Siempre una es la última en enterarse !!
Gracias a q la despediste ,fue q se decidió handar con tu esposo!!
Ella no gusta de Rowellin