Isabell Janssen es una hermosa mujer de 24 años, hija de una importante familia en Nashville y esposa del director de Multinational Bank DN, ha preparado todo para celebrar su aniversario de bodas y darle a su esposo el mejor regalo. Pero su esposo tenía otros planes, dos cuerpos semidesnudos en el sofá, es lo que Isabell encontró cuando se apresuró a buscarlo en su oficina. ‘A veces el amor dura y otras veces en cambio, duele mucho’, ella creyó tenerlo todo, pero esa misma noche lo perdió; se enfrentó a los recuerdos que la aprisionaban en la tristeza y frustración para poder levantarse y darse una nueva oportunidad.
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Capítulo 15. Un completo desconocido.
Capítulo 15. Un completo desconocido.
Parada frente al espejo observaba su look, no estaba convencida de que el atuendo fuera el correcto, en realidad no tenía ni la menor idea de qué usar para una noche de bar, tomando en cuenta el clima frío de la ciudad. Suspiró desganada, se dio la vuelta alejándose del espejo, vio la hora en su reloj, eran las diez de la noche, tomó su bolso y colgó su gabardina en el brazo izquierdo.
En el lobby del edificio esperó pacientemente acompañada del amable guardia que le hacía plática mientras llegaba el taxi de sitio que había solicitado. Tan pronto vieron el auto estacionarse afuera del edificio, el guardia de seguridad la acompañó y abrió la puerta trasera para ella.
- ¡Que se divierta! – Dijo sonriendo cálidamente\, Isabell asintió con la cabeza y agradeció antes de que cerrara la puerta.
Bastaron quince minutos para llegar al bar más concurrido de la ciudad, tan pronto estuvo en la puerta y vio la aglomeración comenzó a arrepentirse, pero no tuvo oportunidad de dar marcha atrás, las chicas acababan de llegar, se acercaron a ella en cuanto la vieron bajar del taxi.
- ¡Que bueno que te animaste! – Dijo emocionada Dalia.
- Luces hermosa amiga. – Dijo Alessandra haciéndola girar para observarla con más detenimiento. Vestido de lana en color gris que llegaba hasta la mitad de las piernas\, un cinturón ajustado a la cintura que acentuaba sus lindas curva y botas altas en color negro. Dejó su cabello suelto y solo maquilló un poco más sus ojos para resaltar su bello color. Una cartera de mano en color negro que hacía juego con las botas y gabardina en el mismo tono del vestido.
- ¿En serio? – Preguntó confusa – En realidad no he ido en años a un bar\, no tenía idea de cómo vestir…
- Lo has hecho bien. – Dijo Dalia tomando su mano para animarla. – Vamos\, hay que encontrar lugar\, hoy es noche de karaoke por lo que suele llenarse más de lo normal.
Todas las mesas en la planta alta y baja estaban ocupadas, por lo que resignadas terminaron sentándose en las sillas frente a la barra del bar. El barman sirvió frente a ellas tres vasos de whisky por petición de Alessandra, la guapa mujer observó con cierta expresión de duda en su mirada, acercó el vaso a su nariz, la cual frunció de inmediato al sentir el fuerte olor. No estaba acostumbrada a tomar y las pocas veces que lo hizo, siempre optaba por preparados dulces y con un suave toque de alcohol.
- Si no te gusta\, podemos pedir otra cosa. – Dijo Dalia.
- Está bien\, tomaré solo este y luego pediré algo más agradable para mí. – Dijo con una media sonrisa formada en sus labios.
Sus amigas demostraban a lo que realmente habían ido al bar, era su sexta ronda de whisky y las dos lucían algo más alegres de lo que solían ser, mientras que ella tan solo iba por su segunda margarita de fresa.
- Es nuestro turno. - Dijo Alessandra jalando del brazo a Dalia hacia el escenario donde estaba el karaoke.
- ¿Vienes? – Preguntó Dalia antes de seguir a Alessandra.
- No, paso, canto horrible. – Se excusó.
Dalia no insistió, tomó de golpe el último trago que quedaba en su vaso y avanzó con Alessandra hacia el escenario, buscaban la canción que cantarían cuando un hombre se acercó a la barra, justo a un lado de Isabell. Pidió un whisky en las rocas mientras tomaba asiento, ella giró su rostro al sentirlo tan cerca, lo observó brevemente y el hombre le sonrió con galantería. Isabell formó una media sonrisa en su rostro mientras en su mente ponía los ojos en blanco.
- No te importa que me haya sentado justo aquí\, ¿cierto? – Preguntó\, un hombre alto de tez apiñonada\, cabello negro y ojos oscuros que lucía atractivo.
- No\, está libre de sentarse donde quiera. – Respondió Isabell con un movimiento de su mano indicando que no le importaba.
- ¿Puedo invitarte un trago? – Preguntó el hombre.
- Isabell observó la copa que tenía frente a ella\, por un momento pensó en rechazar al hombre\, pero\, las palabras de Elaine invadieron nuevamente sus pensamientos. – Claro\, me gustaría. – Respondió con una sonrisa.
El hombre pidió un vaso de whisky, ella observó brevemente al barman para luego fijar su mirada al vaso frente a ella, no le apetecía tomar más nada, hacía mucho que no lo hacía y el simple olor del whisky le resultaba desagradable pero no quería ser descortés. Levantó el vaso y brindó con el hombre mientras en voz baja le agradecía y en su mente se maldecía por haber aceptado.
El hombre sonrió complacido al verla tomar de un solo trago el contenido del vaso, la observaba con frecuencia, lucía interesado en la hermosa mujer. Al cabo de unos minutos comenzó a sentirse mareada, cerró los ojos intentando recobrar la lucidez, pero eso no resultó, observó hacia el escenario donde Alessandra y Dalia continuaban cantando animadamente, tomó su bolso de mano de la barra, se disculpó con el hombre y se puso de pie caminando en dirección hacia el baño.
Se sujetaba de las paredes y algunas sillas que estaban a su alcance, tan pronto llegó al baño humedeció sus manos bajo el chorro de agua fría, agitó dentro del lavabo para quitar el exceso de agua y puso sus manos sobre su rostro y cuello para refrescarse. Se tomó su tiempo dentro del baño, pero nada daba resultado, tomó su bolso y salió decidida a tomar un taxi que la llevara de regreso a casa. Tan solo se alejó unos cuantos pasos del baño cuando sintió que alguien rodeaba su cintura por la espalda, intentó alejarse, extendía sus manos para mantener su distancia, pero en su estado le era imposible.
- Tranquila\, solo sígueme la corriente. – Dirigió la mirada hacia donde escuchaba la voz\, su rostro le parecía conocido\, pero la cabeza le daba tantas vueltas que era incapaz de poder recordar dónde lo había visto antes. - ¡Cariño! Te estuve buscando desesperadamente\, te dejé solo unos minutos para poder atender la llamada y cuando regresé ya no estabas. ¿Te sientes bien?
- Isabell no tenía ni la menor idea de qué estaba pasando ni el por qué ese hombre estaba diciendo tal cosa\, pero por alguna razón decidió seguirle la corriente. – Sí\, yo… me sentí un poco mareada y quise venir al baño a refrescarme\, perdona si te preocupé cariño. – Dijo reposando su cabeza sobre el pecho del hombre.
- Bien\, déjame llevarte a casa.
El hombre rodeó con más fuerza su cintura mientras se hacían paso entre la multitud, murmuraba hacia el rostro de hombre, estaba preocupada por sus amigas, en su condición, era incapaz de pensar en ella misma.
- Mis amigas\, ellas\, aún están dentro. Yo… ¿a dónde me lleva? – Preguntaba con insistencia.
El hombre que la sostenía la ayudó a sentarse en una de las bancas que estaban en el exterior del bar, se paró frente a ella y se puso en cuclillas.
- Tus amigas estarán bien\, ya le he pedido a uno de los meseros que se encargue de ellas. En cuanto a ti\, ¿a dónde se supone que debo llevarte? – Preguntó pacientemente.
- No tengo ni la menor idea\, solo vine porque mi mejor amiga insistió\, según ella\, debo dejarme llevar. Si no fuera por ella\, ahora estaría en casa\, durmiendo o leyendo algún libro. – Dijo con una sonrisa tonta que lo hizo sonreír divertidamente.
- Y tú\, ¿qué es exactamente lo que quieres? – Preguntó con curiosidad\, no estaba seguro de que ella respondiera\, su estado de ebriedad a penas y le permitía estar sentada erguidamente.
- Yo… no estoy segura. – Dijo arrastrando las palabras. – Es probable que me quede dormida. – Sonrió mientras su cabeza se balanceaba de un lado a otro. – Pero… si no hago esto ahora\, ¿cómo sabré que estoy lista si no lo intento?
Isabell se incorporó en la banca, intentaba mostrarse sobria pero su mirada la delataba, observó fijamente al hombre frente a ella, le intrigaba su rostro, aún no lograba recordar dónde lo había visto antes, pero sabía que ya lo había hecho, extendió su mano en dirección a él, acarició su mejilla y sin pensarlo acercó sus labios a los de él. El hombre se sorprendió por un momento, pero no la alejó, por el contrario, con una mano tras su cabeza la acercó aún más a él, su aliento, una mezcla de alcohol con un suave toque a fresa solo lo motivaron a profundizar el beso. Con la respiración agitada se alejó de ella para ayudarla a ponerse de pie, la tomó entre sus brazos y la llevó hasta su Bugatti Veyron rojo que estaba en el estacionamiento del bar. La acomoda en el asiento trasero y se sube de prisa, enciende el auto y se pone en marcha, dispuesto a detenerse en el primer hotel que encuentre.
Era medianoche cuando Isabell empezó a recobrar la sobriedad, intentaba reconocer el lugar, pero tan pronto se sintió aprisionada reaccionó de inmediato. Fijó su mirada sobre el hombre que estaba sobre ella, esos hermosos ojos oscuros la observaban con deseo y lujuria, se sintió intimidada y rápidamente esquivó su mirada mientras intentaba alejarlo, pero sus fuertes brazos la aprisionaron. Bajó la cabeza sin percatarse de las mejillas sonrojadas de la hermosa mujer que ahora poseía debido a la poca luz en la habitación, besó suavemente su lóbulo derecho dejándola escuchar el sonido de su respiración agitada.
Ella no tenía idea de cómo había llegado ahí, mucho menos el por qué estaba bajo el cuerpo de ese guapo hombre; lejos de preocuparse por obtener respuestas se dejó llevar. Ahora estaba completamente lúcida, por alguna razón se negaba a apartarlo, su cuerpo no lo estaba rechazando, se sentía tan bien, estaba reaccionando a cada caricia de ese hombre, sus manos comenzaron a buscarlo, acariciaba su espalda de arriba abajo hasta enredar sus finos dedos entre su cabellera, levantó la cabeza en busca de sus labios que no se hicieron esperar.
Para ella era un completo desconocido, aún tenía la sensación de haberlo visto antes, pero se concentró en disfrutar del placer que le estaba provocando sus embestidas. Él nunca fue gentil con ninguna otra chica, pero esta mujer por alguna razón extraña lo incitaba a ser genuino, nada mecánico e insensible, estaba lleno de deseo por ella, su cabeza era un completo desastre, no entendía por qué quería esforzarse por hacerla sentir bien, pero sacudió todos esos pensamientos que lo estaban agobiando. Aumentó el ritmo de sus movimientos con cada sonido que salía de su boca, él se deleitaba con cada una de sus reacciones, sus gestos, sus sonidos y movimientos propios en busca de placer, verla curvar la espalda lo hacía explotar, pues lo estaba disfrutando tanto como él.
La vio por primera vez unos días antes, su mirada ingenua y triste lo cautivaron de inmediato, pero ahora, esa mujer derrochaba sensualidad con cada movimiento. Él aun mantenía el control sobre ella, entraba profundamente a la vez que sus manos recorrían su cuerpo hasta detenerse en sus pechos. Isabell escucha el sonido de su teléfono móvil, comienza a buscar su bolso con la mirada, pero él sostiene su barbilla indicándole que lo deje pasar.
- Mis amigas… deben ser ellas. – Dice intentando sonar natural pero los gemidos escapan por su boca al mismo tiempo que logra terminar la frase.
- Ellas están bien\, me aseguré de que las embarcaran en un taxi de sitio. - Dijo besándola apasionadamente. – Olvida todo lo demás\, ahora\, solo somos tú y yo. – Susurró cerca de sus labios.
Él se acercó nuevamente a ella en busca de sus labios, la besaba apasionadamente intentando mantener su concentración en ese bello acto entre los dos, pasaban de las dos de la mañana, pero su debilidad por el cuerpo de esa hermosa mujer lo hacían querer disfrutar lentamente de ella, satisfacer su necesidad, no deseaba dejarla ir, sabía que tan pronto amaneciera, los dos tendrían que marcharse.
te agradezco no poner fotos de referencia, cada le da forma a los protagonistas y eso es valorable