Michelle se encuentra atrapada en un pésimo matrimonio. Hasta que un día acepta una salida con su mejor amiga, allí conoce un atractivo hombre con un antifaz de cuervo, la joven mujer accede a tener un encuentro de una noche.
Ella está segura que después de todo lo ocurrido, su vida seguirá de forma cotidiana.
Lo que nunca imaginó es que ese encuentro de una noche dará un giro de ciento ochenta grados a su vida.
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Capítulo 20
Michelle comenzó a servir la cena, luego de estar todo listo, le contó a su esposo el horrible episodio de ansiedad que acababa de pasar.
—Creí que para eso eran las citas con la psicóloga. —Ramsés frunció levemente el entrecejo. Su mirada estaba fija en su móvil.
—La psicóloga me está ayudando mucho, solo son ataques 'normales', supongo. —Michelle se encogió de hombros.
—Ok, tú sabes más de estas cosas que yo. ¿Mañana irás al ginecólogo? —Ramsés posó su vista en Michelle.
—No, no creo —respondió Michelle para después soltar un suspiro—. Solo intentaré encontrar algo natural que me ayude con este desequilibrio hormonal.
Ramsés no dijo nada, y siguió comiendo quitado de la pena.
Al siguiente día, la joven mujer se arregló como de costumbre para ir a la empresa Baillerés, pues esta vez fue Harper quien la cito.
—Buenos días, señorita Harper —saludó Michelle cuando entro a la oficina.
Jade la miró de arriba a abajo.
—Le quiero decir una cosa, señora Lacari, no se confunda con Elián, no todos los hombres son como su esposo. Así que no quiera saltar muy alto —advirtió Jade.
—No sé de qué está hablando —Michelle fingió demencia.
—Se lo digo por su bien —dijo Jade, esta vez suavizando su tono de voz—. Usted no sabe lo hijo de puta que puede llegar a ser un hombre.
—Más o menos me doy una idea.
—Me temo que usted vive en una burbuja —Jade miró a Michelle con compasión—. No tiene ni la más mínima idea de lo que es la vida real.
—No entiendo su hostilidad, si está celosa por su 'jefe', no tiene nada que preocuparse, le recuerdo que yo estoy casada. —Michelle apretó las manos.
—No me preocupa mi jefe, me preocupas tú. Él no te está tomando en serio, no quiero que pierdas tu vida de cuento de hadas.
—Usted no me conoce en lo más mínimo —Michelle arrugó el entrecejo.
—Solo es un consejo, no te lo tomes personal —dijo Jade acomodándose un mechón de cabello.
Michelle puso los ojos en blanco. Era cierto que jamás le gustó meterse en problemas, pero esa mujer la estaba acusando de trepadora.
—El señor Baillerés te quiere ver en su oficina. —Después de decir eso, Jade se concentró en los papeles sobre su escritorio.
Michelle resopló y se dirigió a paso rápido a la oficina del señor Baillerés.
En cuanto entró, Elián se dio cuenta de que algo no estaba bien con ella.
—Si no se siente dispuesta, podemos dejar esta plática para otro día.
—No, no, estoy bien —respondió ella, para después comenzar con sus ejercicios de respiración.
—Usted me indica cuando puedo comenzar —Elián se enfocó en su móvil.
—Gracias —contestó Michelle.
Después de cinco minutos, la joven mujer se sintió lista. Entonces, Elián comenzó a hablar sobre extender el proyecto.
—¿Eso lo hace por qué me quiere llevar a la cama? —cuestionó ella en tono serio.
—No, pero aún no pierdo la esperanza —respondió él en tono de burla, dedicándole una mirada llena de deseo.
—Tal vez hoy es su día de suerte.
Michelle busca en otro rumbo 3minutos no va a cambiar