Después de 7 años de matrimonio, Valeria descubre mensajes comprometedores entre su esposo Lucas y su amante, lo que lleva al divorcio. Decidido a recuperarla, Lucas rompe con Julia y se esfuerza por reconquistar a Valeria. Mientras tanto, Julia resentida, hará todo lo posible para sabotear su felicidad.
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Capitulo 16: Aceptación Y Perdón
Después de meses de lucha y esfuerzos para reconstruir su relación, Valeria y Lucas comenzaron a comprender que el verdadero camino hacia la reconciliación no solo implicaba cambios externos, sino una profunda transformación interna. La aceptación y el perdón se convirtieron en los pilares fundamentales de este proceso, y ambos se dieron cuenta de que sin ellos, cualquier avance sería superficial y efímero.
La aceptación comenzó con el reconocimiento de sus errores y limitaciones. Valeria, en su búsqueda de comprensión, tuvo que enfrentarse a sus propias expectativas y a la realidad de su relación con Lucas. Entendió que aferrarse a las heridas del pasado solo perpetuaba el dolor y que la aceptación no significaba justificar el daño, sino reconocerlo y decidir conscientemente avanzar.
Una tarde, mientras Valeria y Lucas paseaban por el parque, Valeria decidió expresar sus pensamientos.
—Lucas, he estado reflexionando mucho sobre nosotros —dijo Valeria, mirando los árboles que empezaban a cambiar de color con la llegada del otoño—. Me he dado cuenta de que, para poder seguir adelante, necesito aceptar lo que pasó. No puedo cambiar el pasado, pero puedo decidir cómo enfrentar el futuro.
Lucas, tomado por sorpresa por la franqueza de Valeria, respondió con sinceridad. —Valeria, aprecio mucho lo que estás diciendo. Yo también he estado trabajando en aceptarme a mí mismo y mis errores. Sé que no ha sido fácil para ti, y quiero que sepas que estoy aquí, dispuesto a hacer lo necesario para que podamos sanar juntos.
El siguiente paso crucial fue el perdón. Valeria comprendió que el perdón no era un acto de debilidad, sino una liberación del peso del resentimiento. Perdón no significaba olvidar, sino dejar de permitir que el dolor del pasado controlara su presente. Decidió hablar con su terapeuta sobre cómo podía llegar a un lugar de perdón genuino.
Durante una sesión de terapia, la terapeuta la guió a través de un ejercicio de perdón.
—Valeria, quiero que imagines que estás frente a Lucas y le hablas desde tu corazón —dijo la terapeuta—. ¿Qué le dirías?
Valeria cerró los ojos y respiró profundamente antes de hablar. —Lucas, te perdono por el dolor que me causaste. No porque lo que hiciste esté bien, sino porque quiero liberarme de este peso. Quiero que podamos construir algo nuevo y dejar atrás el pasado.
La terapeuta la animó a compartir estos sentimientos con Lucas en la vida real, cuando se sintiera lista.
Cuando Valeria finalmente decidió hablar con Lucas sobre su perdón, lo hizo en un momento de tranquilidad, en casa, después de que Sofía se hubiera dormido. Sentados en el sofá, Valeria tomó la mano de Lucas y le habló desde lo más profundo de su corazón.
—Lucas, quiero que sepas que te perdono —dijo Valeria, con los ojos llenos de sinceridad—. No ha sido un camino fácil, y aún tenemos mucho trabajo por delante, pero quiero dejar atrás el dolor y enfocarme en lo que podemos construir juntos.
Lucas, conmovido por las palabras de Valeria, sintió una mezcla de alivio y gratitud. —Gracias, Valeria. No sabes cuánto significa para mí escuchar eso. Prometo que seguiré trabajando en mí mismo y en nuestra relación. Te amo y quiero que construyamos un futuro mejor juntos.
A partir de ese momento, Valeria y Lucas comenzaron a experimentar un cambio significativo en su relación. La aceptación y el perdón les permitieron dejar atrás el pasado y concentrarse en el presente y el futuro. Encontraron una nueva manera de conectarse y de entenderse, fortaleciendo su vínculo y construyendo una base más sólida para su familia.
Aunque aún había desafíos por delante, Valeria y Lucas sabían que juntos podían enfrentarlos. La aceptación y el perdón no fueron actos únicos, sino procesos continuos que requerían esfuerzo y dedicación. Pero con cada paso, descubrieron que el amor y la comprensión podían sanar incluso las heridas más profundas.