Objetivo: Venganza

MATEO

Estoy feliz, pero confundido a la vez. Esto nunca sucedió antes de volver en el tiempo. Todo se esta desarrollando de una manera en que no esperé y estoy seguro de una cosa, aunque puede que este influyendo en algo mis acciones, no explican el cambio de actitud de Eli y sus decisiones. 

-Casi creo que retrocedió también y está cambiando su pasado- le digo a mi hermano Noah. 

-Estás tomando demasiado, vamos a detenernos- dice él, tratando de quitar la copa de mi mano. 

-No lo estoy. No me crees, pero lo que digo es real- escapo con mi copa lejos de él, haciéndolo suspirar.

-En serio, tienes mucha imaginación- Noah se devuelve a su lado del sofá y me deja tranquilo- además suena de locos toda la historia- dice sonando algo escéptico, pero también con duda. Él es la única persona a la que le he contado todo lo que sucedió antes de volver a este tiempo y con mucho detalle, tanto de su vida como de la mía y aunque sé que su mente no quiere aceptarlo, él ha hecho algunos cambios en sus decisiones también. 

-Todo es verdad, aunque suene loco y estoy sospechando que ella también volvió. De otro modo, no explica cómo alguien que estaba tan enamorada, ahora pareciera que lo aborrece- sigo, mientras tomo otro sorbo. 

-Porqué en lugar de estarte preguntando y emborrachando en mi casa, no le preguntas directamente a ella- propone Noah. 

Miro hacia él, a sus brillantes ojos azules, mucho más llamativos que los míos. -¿Cómo se supone que vaya y le pregunte algo así de la nada? Pensará que estoy loco. 

-Hermano, no tuviste esa consideración conmigo, cuando llegaste un día y me soltaste todo- se queja él.

-Tú eres tú, Eli es diferente- respondo. 

-¿Así que tu enamorada es más importante que tu lindo hermanito?

-Por supuesto que sí- declaro.

-Eres cruel.

-No te pongas celoso, también te amo- digo, yendo a abrazarlo. 

-Vete de aquí, no quiero abrazos de borrachos- se ríe. 

Esa noche me quedo a dormir en casa de Noah, que es casi como una segunda casa para mí. Puede que no llevemos la misma sangre, porque nuestros padres se casaron cuando ya nos tenían, pero su madre y él son mi familia. Ellos han estado siempre conmigo, en los momentos felices y en los más difíciles. 

Noah, desde que llegó, cuando yo tenía diez años y él nueve, con ese cabello rubio y esos brillantes ojos azules y me sonrió dándome la bienvenida, ha sido la persona más cercana a mí. Mi confidente y mi amigo. 

Antes de volver, él estuvo allí cuando Eli se iba a casar y decidí ser su padrino, porque había una parte de mí que me decía que la única manera de sacarla del altar era estando cerca y otra parte que me recordaba que debía desearle la felicidad.

También estuvo allí cuando a Elisa la encerraron y cuando le dieron la sentencia. Incluso en cada uno de mis dos matrimonios y sus posteriores fracasos. Esos fracasos fueron los dos por la misma razón, ellas se daban cuenta, una vez que pasaba toda la emoción del enamoramiento y matrimonio, que aunque las quería, mi corazón ya estaba ocupado desde el principio. 

Y por supuesto, de igual manera fui de apoyo para él, sobre todo cuando su único matrimonio con el amor de su infancia, se transformó en un infierno, porque ella se metió con su jefe repetidas veces, aun después de que fuera descubierta y al final terminó dejándolo con un pequeño hijo, mi sobrino, por irse con su jefe. 

Ninguno de los dos fue feliz. Espero que termine diferente esta vez. 

Pienso en las palabras de Noah, sobre decirle a Eli de mi experiencia antes de retroceder, pero el miedo de que piense que estoy loco y se aleje, mucho antes de que tenga una oportunidad de conquistarla, es más grande.

Así que por ahora seré feliz con el hecho de que ella haya terminado, por su propia voluntad con Rodrigo y la reputación de este esté por los suelos en la empresa, además de que Carolina fue despedida.

Al día siguiente, cuando llego al trabajo, después de haber pasado por mi casa, lo primero que veo, incluso antes de entrar a la empresa, es a Carolina, Mariana y Carla, rodeando a Elisa. Me apresuro porque sé que son problemas y no me equivoco.

-Me jodiste la pega, acusándome con enviar el video- Carolina está diciendo, mientras empuja a Elisa. 

-¿Y qué quieres? ¿Qué me disculpe? Tienes que estar bromeando. Nadie te mandó a meterte con el novio de otra- responde Eli, tomando los dedos de Carolina, concentrándose en uno en particular, torciéndolo. Me detengo en el acto de llegar hasta ella al ver eso, pero por sobre todo, porque su expresión y mirada son unas que recuerdo demasiado bien haber visto de cuando estaba en la cárcel.

Ella volvió igual que yo. No cabe duda en mi mente en este momento, porque esa parte dura de ella, nunca estuvo antes de que la condenaran. Carolina grita, mientras Elisa sigue doblando su dedo. –No me vuelvas a molestar o te arrepentirás de haberte metido conmigo. 

-¡Suéltala! Loca. Le estás haciendo daño- intenta intervenir Mariana, pero una mirada de Eli la detiene en seco, haciendo que dé un paso atrás.  

Tomo gentilmente el brazo de Eli, haciendo que me mire. –Es suficiente, más y le romperás el dedo. Además, están llamando la atención de todos. 

Eli me mira mientras le hablo y luego mira a Carolina, como dándole una última advertencia, antes de soltarla. 

-Vamos- le digo y me la llevo de allí. La llevo primero a una de las salas de descanso, para que se calme y le doy un vaso de agua. 

-Gracias- dice ella. –Y lamento que hayas tenido que ver tal espectáculo, temprano en la mañana- se disculpa, sin mirarme, como si estuviera avergonzada de mostrar su lado duro y cruel.

Ella no sabe que la conozco mejor que nadie y que su modo alegre y luminoso, inocente, fue el que me enamoró, pero que también amé a la Elisa que tuvo que cambiar en la cárcel, porque no le quedó de otra.   

-Eli…- quiero preguntarle si también ella retrocedió en el tiempo, porque esa actitud de antes, no tiene otra explicación para mí, pero recuerdo que estamos en el trabajo y me detengo. 

-¿Sí?- pregunta.

-No pienses mal, pero ¿te gustaría ir a mi casa después del trabajo? Prometo hacerte una cena que te dejará pidiendo por un segundo plato- digo en su lugar, decidiendo preguntar esta tarde. -¿Puedes?

-Sí, voy- responde ella, mirándome como la vi muchas veces mirando a Rodrigo y no puedo creer lo afortunado que soy de por fin ser el objeto de esa mirada. 

Debo de gustarle. Por más que suene pretencioso, estoy seguro de ello. Debo aprovechar la oportunidad y conseguir que se enamore de mí. 

-Ahora que estás más calmada, vamos a trabajar- digo, deseando que ya llegue el final del día. 

El resto del día se arrastra lentamente, con comentarios y rumores por el despido de Carolina y el video que terminó con la relación de Rodrigo y Elisa. Algunos tomaron el lado de Rodrigo, porque el idiota utilizó todo su carisma para convencerlos de que fue Carolina y no él, el culpable y que sólo fue una víctima más, pero afortunadamente la mayoría de los compañeros de trabajo, pensaban que era un desgraciado. 

-Él terminará dando vuelta a la situación a su favor pronto- dice Alicia, mirándose preocupada. Ella volvió a su puesto a mi lado, ya que Carolina ahora no está para incomodar a Elisa. 

-Él lo hará- estoy de acuerdo. Es ese tipo de persona que puede manipular a otros. –No todos caerán, pero sí la mayoría.

-¿No te asusta que Elisa sea convencida y vuelvan a estar juntos?

Pienso en ello, pero si se tratara de la antigua Eli, la que vivió muchas malas experiencias y al final murió siendo apuñalada, de ninguna manera.

-No. Ella no volverá con él- respondo, casi seguro de este hecho y planeando confirmarlo completamente en un rato. 

-Espero que sea así, porque no quiero que vuelva con alguien que es capaz de engañarla- dice Alicia. 

Dejamos esa conversación y cuando llega la hora de irse, Rodrigo intenta hablar con Elisa, pero esta se apresura a llegar a mi lado, ignorándolo. 

Rodrigo no insiste, pero me da una mirada de odio que devuelvo. Si supiera cuanto quiero que desaparezca de nuestras vidas… Para eso necesito saber si Elisa regreso al pasado también y si todavía está interesada en ese bastardo.