Sol Park es una mujer joven y sencilla que acaba de terminar sus estudios universitarios. Mientras busca un trabajo, consigue una entrevista en una empresa importante, donde conoce a Chen Li, el enigmático y apuesto CEO de la compañía. A pesar de sus diferencias de clase y posición social, surge una innegable atracción entre Sol y Chen. A medida que pasan más tiempo juntos, su relación se vuelve cada vez más íntima, convirtiéndose en una apasionada aventura entre la empleada y su poderoso jefe. Sin embargo, mantener esta relación en secreto no será tarea fácil. Tendrán que lidiar con los desafíos que impone la gran diferencia de poder, los rumores y las expectativas sociales. A medida que su romance florece, Sol y Chen deberán tomar decisiones difíciles sobre el futuro de su turbulenta pero intensa relación.
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Capitulo 16
Salir de Corporación Park fue una de las cosas más difíciles que Chen y yo tuvimos que hacer. Cada paso que dábamos alejándonos del edificio, sentía como si me arrancaran una parte de mí. Ahí dentro habíamos pasado tantos años, habíamos construido nuestros sueños, nuestras esperanzas. Y ahora todo se había derrumbado en cuestión de minutos.
Miraba a Chen de reojo, su rostro reflejaba una mezcla de tristeza, enojo y determinación. Sabía que él estaba tan devastado como yo, pero a la vez se mantenía firme, dispuesto a enfrentar lo que viniera.
Una vez que salimos del estacionamiento y nos alejamos un poco, nos detuvimos en una acera solitaria. Mina nos había dicho que debíamos separarnos cuanto antes, pero la sola idea me aterraba.
-¿Ahora? - pregunté con voz temblorosa, tomando la mano de Chen.
Él apretó la mía con fuerza y me miró con determinación.
-Vamos a pelear, Sol - dijo con convicción - No vamos a dejar que se salgan con la suya. Vamos a limpiar nuestros nombres y a recuperar lo que es nuestro.
Sus palabras me llenaron de valor. Sabía que sería una lucha ardua, que enfrentaríamos muchos obstáculos y adversidades, pero tener a Chen a mi lado me daba la fuerza que necesitaba.
-Tienes razón - respondí, secándome las lágrimas - No vamos a rendirnos. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para demostrar nuestra inocencia.
Entonces, Chen me envolvió en un fuerte abrazo, transmitiéndome su apoyo y su cariño. Nos quedamos así por unos instantes, en silencio, como si quisiéramos grabar este momento en nuestra memoria. Sabíamos que a partir de ahora todo sería diferente.
Cuando finalmente nos separamos, Mina apareció frente a nosotros, con una expresión seria pero decidida.
-Ya está todo listo - dijo sin rodeos - Tienen que irse por caminos separados. Es la única forma de mantenerse a salvo mientras trabajo en limpiar sus nombres.
Chen y yo intercambiamos una mirada llena de incertidumbre. La idea de separarnos dolía, pero sabíamos que Mina tenía razón. Si queríamos sobrevivir a esta lucha, teníamos que hacerlo.
-¿A dónde iremos? - pregunté con cautela.
-Chen, tú irás al norte - respondió Mina - Tienes que llegar a Busan y esconderte en la casa de tu tía. Ella te ayudará a mantenerte a salvo.
Chen asintió, aunque pude ver la angustia reflejada en sus ojos.
-¿Y yo? - inquirí, temiendo la respuesta.
-Tú, Sol, tienes que ir al sur - dijo Mina, poniendo una mano sobre mi hombro - Hay una cabaña en las montañas de Jeju. Allí estarás a salvo mientras resuelvo todo esto.
Sentí como si me arrancarán el corazón. ¿Cómo iba a separarme de Chen? Él era mi todo, mi fuerza, mi motivación.
-Pero, Mina... no puedo irme sin Chen - supliqué, desesperada.
Ella me miró con compasión y apretó mi mano con cariño.
-Lo sé, Sol. Sé lo difícil que es, pero es la única manera de mantenerse a salvo por ahora. Tienen que confiar en mí.
Miré a Chen y vi reflejado en sus ojos el mismo dolor que yo sentía. Ninguno de los dos quería separarse, pero sabíamos que era la única opción si queríamos tener una oportunidad de recuperar nuestras vidas.
-Está bien - suspiré, derrotada - Confiaremos en ti, Mina.
Ella asintió con determinación.
-Cuídense mucho, los dos. Les prometo que pronto volverán a estar juntos.
Luego se acercó y nos abrazó con fuerza, transmitiéndonos todo su apoyo y cariño. Cuando nos soltó, pude ver que también tenía los ojos llorosos.
Chen y yo nos miramos una última vez, aferrándonos a nuestras manos como si la vida se nos fuera en ello. Sabíamos que esta separación sería dura, pero también que era necesaria para nuestra supervivencia.
-Te amo, Sol - dijo Chen con voz ronca - Voy a estar contigo, sin importar lo que pase.
-Y yo a ti, Chen - respondí entre lágrimas - Volveremos a estar juntos, te lo juro.
Nos fundimos en un beso cargado de amor y nostalgia, conscientes de que podría ser el último por un largo tiempo. Luego, con el corazón hecho pedazos, nos separamos y seguimos caminos opuestos, confiando en que Mina cumpliría su promesa y volvería a reunirnos.
Mientras me alejaba, no podía dejar de mirar hacia atrás, deseando poder correr y abrazar a Chen una vez más. Pero sabía que eso pondría en riesgo nuestras vidas, así que seguí caminando, con la determinación de luchar por nuestro futuro juntos.
Llegué a la estación de autobuses y abordé el vehículo que me llevaría a Jeju. Todo a mi alrededor parecía borroso, como si estuviera sumida en una pesadilla de la que no podía despertar. Pero aun en medio de la oscuridad, una pequeña llama de esperanza ardía en mi corazón.
Mina nos había prometido que lograría limpiar nuestros nombres. Y yo confiaba en ella, como siempre lo había hecho. Sabía que no sería una tarea fácil, que tendríamos que pasar por momentos difíciles y dolorosos, pero también estaba convencida de que lo lograríamos.
Mientras el autobús se alejaba de la ciudad, miré por la ventana y pude ver los edificios de Corporación Park haciéndose cada vez más pequeños. Era como si estuviera dejando atrás una parte de mí, una vida que había construido con tanto esfuerzo y dedicación.
Pero ahora tenía que concentrarme en sobrevivir, en mantenerme a salvo hasta que Mina pudiera resolver todo este enredo. Y lo haría, por mí, por Chen y por la promesa de un futuro juntos.
El viaje a Jeju fue largo y solitario. Traté de mantener la mente ocupada, observando el hermoso paisaje que se desplegaba ante mis ojos. Las montañas, los campos verdes, el mar azul. Toda esa belleza parecía una cruel ironía en medio de mi tormenta emocional.
Cuando finalmente llegué a la cabaña, me sorprendí gratamente. Era un lugar acogedor y apartado, con una vista panorámica de las montañas. Mina había elegido bien este escondite.
Entré y recorrí el pequeño pero cálido espacio. Había una cocina, una sala de estar y una habitación con una cama confortable. Todo estaba limpio y ordenado, listo para recibirme.