La vida nunca es lo que parece, vivimos en un mundo de apariencias, donde lo único que importa es el que dirán, viví por mucho tiempo de las apariencias, hasta que tuve que enfrentarme a la cruda realidad, en ese momento entendí que una debe vivir para ser feliz y no para ser feliz a los demás y mucho menos a un hombre, esta es mi historia y espero que no me juzgues por lo que hice.
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Capitulo XVI Encuentros
Dos días después de que Isabel fue dada de alta Catalina regreso a la empresa, al llegar la recepcionista la recibió como siempre con una mirada de desprecio a lo que Catalina simplemente ignoro, ella no tenía tiempo para perderlo con una acomplejada como ella.
Al llegar al piso de presidencia Margarita la recibió con una amplia sonrisa.
— Bienvenida de nuevo, espero y no te vuelvas a enfermar, tu jefe ha estado muy molesto estos días y todo el tiempo nos compara contigo. — dijo Margarita entre risas.
Catalina se sorprendió cuando Margarita indico algo de una enfermedad, acaso Enzo había dicho esa mentira para poder justificar mi ausencia, se preguntó Catalina confundida.
Al terminar de saludarse con Margarita, Catalina procedió a entrar a la oficina de Enzo quien estaba entretenido leyendo algunos documentos.
— Buenos días, señor. — dijo Catalina mirando lo guapo que era su jefe.
— Buenos días, Catalina, cómo está?, cómo sigue Isabel?. — pregunto Enzo poniéndose de pie y caminando hasta Catalina.
— Todo bien, Isabel ya anda jugando como siempre. — respondió Catalina devolviéndole la sonrisa a su jefe.
Enzo se acercó a Catalina quedando muy cerca de ella, haciendo que la respiración de ambos se acelerará, él tenía tantas ganas de besarla, pero no se atrevía, no quería asustarla y que ella saliera corriendo de nuevo, así que se alejó de ella dejándole su espacio.
— Empecemos a trabajar, tenemos mucho que hacer. — comento Enzo volviendo a su silla.
— En su agenda está establecido que el día de hoy tiene varios compromisos y en la tarde iremos al taller a ver el ensayo. — dijo Catalina caminando detrás de su jefe.
— Ok, ayudame a revisar estos documentos.
Los dos estaban sumergidos en el trabajo, hasta que Margarita los interrumpió para decirles que una persona de la familia Hamburgo estaba buscando hablar con el Enzo, Catalina se tensó un poco, pues ella sabía que cualquiera de ellos la podía reconocer, pero al mismo tiempo estaba tranquila, ya que ellos mismos habían dicho que ella murió y la excluyeron de sus vidas, así que estaba segura de que no la delatarían delante de Enzo.
— Los estaba esperando, dígale a esa persona que suba. — indico Enzo.
Catalina estaba intrigada con esa visita, pues la vez pasada Miranda su prima había ido a la empresa, pero ellas nunca estaban en contacto así que obviamente no la reconoció, pero ahora quién de esa familia había venido a la empresa.
Catalina estaba perdida en sus pensamientos cuando Margarita entro nuevamente, pero esta vez estaba acompañada de una mujer que a sus cincuenta años aún se veía muy joven, está no era otra que Elisa Castañeda su madre, Catalina estaba de espaldas a la puerta así que Elisa no la reconoció de inmediato.
— Buenos días, señor March, espero no interrumpir algo importante. — dijo la mujer derrochando elegancia.
— Buenos días, señora, Castañeda, por favor tome asiento. — indico Enzo señalando la silla al lado de Catalina.
— Gracias por aceptar verme, sé que es un hombre muy ocupado. — se disculpó Elisa aunque sus palabras solo eran por hipocresía.
— Y bien a qué debemos su visita?. — pregunto Enzo sin rodeos.
— Podemos hablar en privado?. — pregunto Elisa sin voltear a ver a Catalina.
— Por mi asistente y mano derecha no se coiba de decir las cosas. — respondió Enzo mirando a Catalina extrañado.
Catalina sintió la mirada de Enzo sobre ella, así que ella levantó la vista y no le quedó de otra que intervenir, aún sabiendo que Elisa la reconoceria.
— Si a la señora le incomoda mi presencia yo me retiro. — dijo Catalina con soberbia.
Al escuchar su voz, Elisa dirigió su mirada a la asistente de Enzo la sorpresa se dibujó en su rostro ante la mirada implacable de Catalina, Elisa vio lo hermosa que estaba su hija y un sentimiento de culpa recorrió su cuerpo.
— Catalina hija de verdad eres tú?. — Elisa olvidó que ella había renegado de su hija menor y que la había desterrado de la familia junto a su esposo, dejándola en la calle y sin nada.
— Creo que está equivocada señora Castañeda, por lo que recuerdo su hija murió, o al menos eso fue lo que dijeron a la prensa. — respondió Catalina con una mirada implacable.
— Lo siento señorita me confundí, señor March vengo a hablarle de mi sobrina Miranda, nos hemos enterado de que usted y ella mantienen una relación por así decirlo íntima y como sabrá nuestra familia eso no lo acepta, he venido hasta aquí para que usted se haga responsable de mi sobrina que es como la hija que perdí hace tantos años. — explico calmadamente Elisa.
Enzo vio la expresión de dolor que por unos instantes se reflejó en la mirada de Catalina ante la mención de la hija que supuestamente murió, atando cabos Enzo entendió por qué Catalina no dijo quién era ella en realidad, sintió empatía por su asistente así que decidió invitarla a su juego de manera sutil.
— Si Miranda anda diciendo que nosotros tenemos una relación muy su problema es. — respondió Enzo con una actitud desafiante.
— De qué habla, acaso está diciendo que mi sobrina está mintiendo?. — pregunto Elisa molesta.
— Su querida e inocente sobrina fue quien vino a buscarme, por una hora intenté deshacerme de ella, pero nada funcionó, lo único que hizo que me dejara en paz fue prometerle que estaría en mi desfile y que esa noche bueno ya sabe. — explico Enzo dejando a Catalina sorprendida.
— Eso no es cierto, mi sobrina no tendría por qué mentir. — respondió Elisa haciéndose la ofendida.
— Mire señora Castañeda yo no tengo ni tendré ojos para nadie más que no sea mi novia y si ella así lo quiere mi esposa. — Enzo soltó aquellas palabras mirando a Catalina.
— Eso no lo voy a permitir, usted no se burlará de mi Miranda y menos por una cualquiera como seguramente es su supuesta novia. — grito Elisa perdiendo la compostura.
— Cuide sus palabras, no permitiré que se exprese así de mi prometida. — Catalina captó la seña de Enzo.
— Señora no se denigre tanto, si lo que busca es enredar a su sobrina con la familia March déjeme decirle que eso no podrá ser, mi novio y yo somos muy felices juntos y no dejaremos que una cualquiera como su sobrina nos separe.
Las palabras de Catalina dejaron muda a Elisa, nunca antes había sido humillada, pero esta vez la humillación vino de su propia hija a quien desterró de su familia hace más de cinco años.