Herencia De Un Frío Amor

En el retorno a casa, la atmósfera era tensa y cargada de emociones reprimidas. Sofia apenas podía contener su rabia mientras caminaba junto a Nicolás, quien se mantenía en silencio, visiblemente avergonzado por su comportamiento imprudente.

Al llegar a la puerta principal, Sofia se detuvo bruscamente y se volvió hacia Nicolás, con los ojos destellando de furia contenida.

Sofia: *(Con voz temblorosa de ira)* ¿Quién es ella, Nicolás? ¿Otra de tus aventuras?

Nicolás sintió el golpe de sus palabras como un puñal en el corazón. Sabía que no tenía excusa para lo que había hecho.

Nicolas: *(Con voz apesadumbrada)* Es... mi anterior amante. Pero ya no significa nada para mí.

Sofía sintió una mezcla de dolor y furia mientras miraba a Nicolás parado frente a ella. Cada fibra de su ser clamaba por respuestas, incluso si sabía que las verdades que podrían surgir serían más dolorosas de lo que podría soportar.

Sofía: *(Con voz entrecortada)* Nicolás, necesito saber la verdad. ¿Te acostaste con Irina?

Nicolás vaciló por un momento, sintiendo el peso abrumador de la culpabilidad aplastándolo.

Nicolás: *(Con sinceridad)* Sí, lo hice. Fue un error, Sofía. Lo siento mucho.

El corazón de Sofía se partió en mil pedazos al escuchar esas palabras. Aunque esperaba la verdad, no pudo evitar sentir una punzada aguda de dolor ante la confirmación de sus peores temores.

Sofía: *(Con voz temblorosa)* Entiendo. Entonces, ya no hay nada que nos una. Te ruego que te vayas y busques a la mujer que realmente pueda satisfacerte en la cama, porque claramente no soy yo.

Las palabras de Sofía resonaron en el aire, cargadas de dolor y resignación. Sabía que no podía seguir adelante con Nicolás después de todas las mentiras y traiciones.

Nicolás: *(Con pesar)* Sofía, por favor, déjame arreglar las cosas. Te amo…y

Antes de que pudiera terminar su explicación, Sofia le propinó una bofetada que resonó en toda la habitación.

Sofia: *(Con voz dura)* ¡A mí no me vuelvas a tocar! Solo espero que pase el año del contrato para divorciarme de ti.

Con el rostro ardiendo por el golpe y el peso de sus acciones, Nicolás permaneció en silencio mientras Sofia se retiraba a su habitación, cerrando la puerta de golpe tras de sí.

Sofía sacudió la cabeza con tristeza, sintiendo una mezcla de ira y tristeza inundar su ser.

Sofía: *(Con determinación)* Ya es demasiado tarde, Nicolás. Lo nuestro se acabó.

Con eso, cerró la puerta de golpe, dejando a Nicolás solo en la habitación, con el peso de sus acciones aplastándolo. Sabía que había perdido a la mujer que amaba, y que tendría que vivir con las consecuencias de sus decisiones para siempre.

Los días siguientes transcurrieron en un silencio incómodo, con Nicolás y Sofía evitándose mutuamente en la casa. La tensión era palpable en el aire, cada momento cargado con la sombra de lo que había sucedido.

En su desesperación por retener a Sofía, Nicolás recurrió a medidas extremas. Decidió buscar a Mikaela Spencer, la mejor amiga de Irina y directora del hogar de menores, con la esperanza de convencerla de influir en la decisión del instituto para alejar a Jerónimo de Sofía.

Nicolás: *(Con urgencia)* Mikaela, necesito tu ayuda. Necesito que hagas todo lo posible para asegurarte de que Jerónimo sea alejado de Sofía.

Mikaela lo miró con sorpresa, confundida por la solicitud de Nicolás.

Mikaela: *(Escéptica)* ¿Por qué debería hacer eso?

Nicolás: *(Desesperado)* Por favor, Mikaela, solo hazlo. Haré lo que sea necesario para asegurarme de que Jerónimo esté a salvo.

A regañadientes, Mikaela accedió a ayudar a Nicolás, sabiendo que estaba en una posición vulnerable y dispuesta a aprovechar esa oportunidad para beneficiarse a sí misma.

Mikaela: *(Con cautela)* Está bien, Nicolás. Haré lo que pueda, pero no puedo prometer nada.

Con la ayuda de Mikaela, Nicolás ideó un plan para influir en la decisión del instituto. Utilizaron su influencia y recursos para manipular la evidencia presentada, asegurándose de que el fallo fuera en contra de Sofía.

Una semana después, cuando el ambiente ya estaba cargado de suficiente tensión, llegó una notificación del instituto de menores. Con manos temblorosas, Sofia abrió el sobre y leyó las palabras que helaron su corazón.

En medio del silencio sepulcral que envolvía la casa, Sofia se encontraba en estado de shock, con la notificación en mano y el corazón hecho pedazos. Sabía que perder la custodia de Jerónimo era el golpe más duro que podía haber recibido.

Con manos temblorosas, Sofia recogió las pertenencias de Jerónimo, sintiendo el peso abrumador de la soledad que ahora invadía su hogar. Cada juguete, cada libro, cada prenda de ropa era un recordatorio doloroso de la ausencia de su amado hermano.

Al cerrar la puerta de la habitación de Jerónimo por última vez, Sofia se derrumbó en el sofá, dejando escapar sollozos desgarradores. El dolor y la impotencia la consumían, haciéndola sentir como si estuviera atrapada en un abismo sin fondo.

En medio de su desesperación, el sonido del timbre la sacó bruscamente de su tormento emocional. Con el corazón en un puño, se levantó y se dirigió hacia la puerta, preguntándose quién podría ser a estas horas de la noche.

Al abrir la puerta, se encontró con el rostro compungido de su abogado, quien llevaba consigo una carpeta de documentos en la mano.

Abogado: (Con tono compasivo) Sofia, lamento interrumpirte en este momento difícil, pero necesitaba entregarte estos documentos. Es la notificación oficial de la pérdida de la custodia de Jerónimo.

Sofia tomó los documentos con manos temblorosas, apenas pudiendo contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse en cualquier momento.

Sofia: (Con voz entrecortada) Gracias, por traerlos hasta aquí. Supongo que esto era inevitable.

El abogado asintió con tristeza, antes de desearle fuerzas y retirarse. Ahora, más que nunca, Sofia se sentía completamente sola en su lucha por recuperar a Jerónimo y reconstruir los fragmentos de su vida destrozada.