MARIDO SUSTITUTO DESPRECIADO

"¿Debora?" Richard llamó a su cuñada, su mirada recorriendo todos los rincones desolados de la calle. "¡Ra, dónde estás?" gritó de nuevo.

Richard regresó a su coche con el capó levantado y humo blanco mezclado con negro se elevaba en el aire. Mirando a través de la ventana, su bolso y todas sus pertenencias permanecían intactas, lo que le desconcertaba enormemente.

"¿Se habrá ido a casa ya?", reflexionó Richard para sí mismo. Tomando un suspiro largo, con las manos en las caderas, volvió a su propio coche. "Quizás se haya ido con un amigo".

Cuando su mano tocó la manija de la puerta, escuchó débilmente un grito penetrante.

"¡Ayuda! ¡Ayuda!" gritó una voz femenina conocida.

"¿Debora?" Los ojos de Richard se estrecharon. Corrió hacia la fuente del sonido, caminando ocasionalmente hacia atrás y girándose. "¡Ra, dónde estás?", gritó Richard.

Su pie tropezó con algo. Agachándose, Richard lo recogió y lo examinó de cerca. "¿Esto es de Debora?", se preguntó a sí mismo, no muy familiarizado con sus pertenencias.

"¡Richard! ¡Ayúdame!", el llanto angustiado de Debora lo hizo saltar, ahora convencido de que el zapato le pertenecía.

Tirándolo a un lado, afinó los oídos y siguió sus instintos. Sus pies lo llevaron a unos arbustos que parecían estar agitándose. Saltó por encima de los arbustos que le llegaban a la cintura y aterrizó justo detrás de dos hombres que estaban acosando a Debora.

"¡UGH!" Richard pateó en la espalda al hombre que la mantenía tirada en el suelo, haciéndolo rodar lejos.

Debora se alejó rápidamente de los hombres. Otro hombre tiró de su pierna, volteándola boca arriba, pero Richard no lo permitiría. Su patada encontró la barbilla del otro hombre, haciendo que sangre saliera de su boca.

"¡Mierda! ¡No te atrevas a interferir! Este es nuestro territorio. ¡Lárgate antes de que acabemos contigo!", amenazó el hombre delgado con rastas desarregladas.

"¡Es mi hermana! ¡Cómo te atreves a tocarla!", Richard respondió, quitándose la chaqueta descuidadamente y colocándola sobre el cuerpo de Debora. La parte delantera de su vestido estaba rasgada, y ella prisa agarró la chaqueta para cubrir su pecho expuesto.

Richard también se quitó descuidadamente la corbata, dejando su camisa desabrochada para mayor comodidad de movimientos. Su mirada era afilada, fija en los dos ojos que lo miraban amenazadoramente.

"¡Ven a por mí!", Richard provocó, extendiendo un brazo mientras los atraía con un dedo señalador.

La pareja tatuada se burló, asintiéndose mutuamente antes de cargarse simultáneamente contra Richard. Él contrarrestó hábilmente sus golpes, ignorando el dolor en sus brazos.

Después de dejar que gastaran su energía, Richard comenzó a ejercer sus propios movimientos de autodefensa. Sus poderosos golpes y patadas repelieron su embate. Eventualmente, los dos hombres yacían en el suelo, incapacitados y ensangrentados, mientras Richard, magullado y jadeando, los miraba fijamente.

Sacudiendo sus manos como si se estuviera deshaciendo de la suciedad, Richard luego llevó a Debora a su coche. Sin necesidad de mirar, sintió el cuerpo de ella temblar y estar helado en sus brazos, sin querer hacer ninguna pregunta ya que parecía estar en estado de shock. Richard la llevó inmediatamente a casa. Sus sollozos suaves resonaban mientras ella se aferraba a su chaqueta.

Para evitar despertar sospechas a su llegada, Richard le abrió la puerta del coche y la ayudó a entrar en la casa de dos pisos.

"¡Debora! ¿Qué te ha pasado?", Sabrina lloraba, viendo la angustia en el rostro de su hija. "¡Richard! ¿Qué le has hecho a mi hija?", sus acusaciones se volvieron rápidamente contra Richard.

Al escuchar mencionar a su marido, Velyn corrió desde su habitación. Sus ojos se abrieron al ver a Richard reconfortando a su hermana, y a Debora, despeinada y llorando violentamente.

"¡Un escándalo! ¿Qué estás buscando, bastardo? ¡Ya tienes a Velyn, y ahora estás destrozando a mi hija menor!", Rendra rugió furiosamente.

Velyn, que había estado temiendo lo peor, se enfureció aún más, imaginando a Richard haciendo lo impensable con su hermana. "¡Richard, estoy decepcionada de ti!" lloró, abofeteando la cara de su esposo.

El miedo a la pérdida que la había estado carcomiendo estalló a su llegada, exacerbado por los comentarios de admiración de Debora antes.

Debora intentó hablar en defensa de Richard, pero sus labios no se movían, su lengua entumecida. Solo podía negar con la cabeza en medio de la cascada de lágrimas.

Richard exhaló bruscamente, habiendo sido bombardeado con preguntas y sin que le dieran oportunidad de responder. Miró desafiante a los miembros de la familia. "Lleven a Debora a un psiquiatra. ¡Antes de que algo peor ocurra, antes de que le afecte mentalmente! Es inútil que yo explique, ninguno de ustedes me creería de todos modos. ¡Mejor escúchenlo de su querida hermana!" dijo con severidad, su mirada helada mientras se dirigía a Velyn.

Continuará~