Melisa, es la chica que muere inculpada por la villana, pero ahora que he reencarnado en ella, sobreviviré.
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capítulo 16- cosechas lo que siembras
Justamente como Nora planeo, el Conde Walsh llegó a la mansión, era un hombre casi en sus treinta, delgado y de aspecto común, nada agradable, pues se sabe de él, que es un hombre que gusta de tratar mal a las mujeres, Nora lo recibe amablemente, guiándolo hasta la sala principal, mientras envía a una doncella para traer a Melisa.
- ya verá que cuando la conozca, quedará encantado con ella. No es tan linda como mi Cristal, pero cumplirá con sus deberes.
- si usted lo dice, es porque debe estar muy bien adiestrada.
- por supuesto, sabe que debe ser siempre obediente.
Pronto Melisa llega con la doncella, notando a aquel hombre, que apenas entró la miro de una manera tan desagradable, chasquea la lengua y se queda de pié cerca de la puerta.
- ¿para que me llamas?
- Melisa, no seas descortés. Saluda a nuestro invitado.
- ¿nuestro? No recuerdo haberlo invitado, la distinguida Duquesa invita hombres a la casa, cuando mi padre no está, que noticia.
El Conde ya esta mirando de mala manera a Nora, así que se pone de pié y jala a Melisa del brazo para llevarla a sentarse con ella.
- disculpela, se pone así cuando esta de mal humor.
- no se preocupe, es joven, podemos entrenarla bien.
- se que hará gran trabajo Conde Walsh. Melisa, déjame decirte que este hombre a sido tan amable que esta pensando en aceptarte como su esposa. Debes estar agradecida.
- pero si no necesito un marido, la que esta desesperada es Cristal, casala a ella, porque el príncipe no parece muy interesado.
- ¿como te atreves a hablarme así? Pero ya verás, el Conde sabrá como volverte una mujer educada.
Melisa se pone de pié y patea la mesa causando que caigan las tazas donde ya se había servido té.
- nunca me casaría con un hombre que no me gusta y menos si esta flaco y viejo.
Melisa le saca la lengua y se va de prisa de ese sitió, sabía que esa mujer iba a intentar algo mientras su padre no esta. Nora se disculpo con el hombre, asegurando que cuando se case con Melisa, tendrá un gran dote, incluso le dijo que ella suele ser obediente, tanto que era mejor que se quedará esa noche y la tendría lista para él, así nadie va impedir que sea su esposa. Melisa le dijo a Dora que necesitaría de su ayuda, porque la Duquesa quiere casarla con un hombre desconocido y que incluso lo invito a quedarse esa noche. Ya tarde, al anochecer, nuevamente Nora mando llamar a Melisa, pero ella le pidió a Dora que estuviese atenta, así que acudió al llamado siendo llevada a la sala principal nuevamente, ahí la Duquesa la esperaba sola y con postres ya servidos.
- pasa Melisa, necesitamos hablar.
Melisa pasa y toma siento frente a la mujer, esta le muestra una sonrisa, mientras sirve el té, aunque Melisa observa atenta la taza, esa mujer no debe haberse rendido tan fácilmente y menos cuando dejo que aquel hombre se quedará.
- hija, sabes que a tu edad, ya deberías estar casada, pero ninguna propuesta a llegado y me preocupa, llegaras a los veinte y podrías no encontrar marido, mírate, no eres muy agraciada.
- que tierna al preocuparse por mi, pero mejor preocúpese de su hija, con su actitud, dudo que su matrimonio se concrete.
- Melisa! El príncipe adora a Cristal. No trates de decir lo contrario. Bueno, mejor bebe el té o se va enfriar.
- se lo agradezco, pero madre, a mi este té no me gusta. Prefiero el café.
- es así, que descuidada. Déjame ir por ello.
La mujer se pone de pié y se va de la sala, Melisa aprovecha para cambiar las tazas, si algo tiene, que se lo beba ella, a ver si así se muere de una vez. Tardo un poco y finalmente regreso con una taza de café la cual dejo cerca de ella.
- entonces como te decía, espero aceptes hablar con el Conde Walsh, verás que es un buen hombre.
La mujer se bebe el té, mientras que Melisa esta en silencio, escuchando como habla de su futuro y de lo feliz que será con ese hombre, como no le faltara nada y demás cosas que a Melisa no le importa, pero la Duquesa puede ver que Melisa no se esta bebiendo el café.
- hija, bebe tu café, se va enfriar.
- gracias madre, pero debo irme.
- no, no bebe, además el Conde vendrá porque quiere hablar contigo.
Tal como lo dijo la mujer, el Conde tocó la puerta, la Duquesa le hizo pasar y el hombre de inmediato se fue sentar a lado de Melisa, notándose como se la come con la mirada.
- espero ya esta más dispuesta señorita.
- les dejo dejo para que se conozcan.
La Duquesa sale, mientras que el Conde habla de lo bien que la tratará, claro, siempre y cuando sea obediente, mientras lo hace se bebe el café, por lo que Melisa sonríe, si tiene algo para hacerla dormir, sería bueno, así se irá de ahí.
- serás una niña obediente ¿verdad?
- no soy un perro, además ya tengo un hombre, uno que sabe como complacerme, usted dudo que pueda.
- ¿que? La Duquesa me aseguró que eres nuevecita.
- no soy una perfume para ser nueva. Pero se lo que se refiere y no, no lo soy.
- Duquesa! Duquesa! Venga acá pronto.
La Duquesa entró a la sala, pero se veía incómodo y sudorosa.
- me dijo que ella era una chica casta y me acaba de decir que tiene un hombre.
- ¿que? Melisa, tú pequeña zorra...
Por más que quiso pegarle, sus fuerzas se estaban yendo, se sentó apretando las piernas, mientras trata de respirar bien, Melisa ya descubrió que contenía ese té, maldita, estaba tratando de hacerla dormir con ese hombre, no hay algo más repugnante que eso, que una mujer sea quien intente causarle esa clase de daño.
- Duquesa ¿esta bien?
- y-yo...no me siento bien...nece...
- diviértanse, Duquesa, me alegra que haya disfrutado el té y el Conde bebió con gusto el café.
Si la Duquesa puede ser una escoria tratando de hacerla dormir con un hombre que no quiere, ella, puede ser peor. Salió de ahí y cerro la puerta, desde fuera, para ambos disfruten su momento a solas estando drogados con afrodisíaco; justamente dentro de la sala, los dos no podían con los efectos de ese afrodisíaco, la Duquesa ya se había ido sobre el Conde y se dejaban llevar por ese momento, hasta que Melisa escucho ruidos extraños, grito causando que los sirvientes llegaran rápidamente y abrió las puertas, ahí estaba, la Duquesa sobre el sofá, con el vestido abierto y sus pechos expuestos, con el Conde sobre ella, con la ropa abierta, Melisa se deja caer al piso mostrándose con los ojos llorosos.
- ¿como has podido madre? Traicionar a mi padre así...
Los sirvientes veían la escena horrizados, Cristal vio a los sirvientes correr en dirección de la sala, así que corrió tras ellos, vio a los sirvientes parados en la puerta mientras Melisa estaba sentada en el piso llorando, en la sala la Duquesa se acomoda el vestido, al igual que el Conde, Cristal no podía creer lo que veían sus ojos.
- ¡madre!
- esperen, no es lo que parece, Melisa, Melisa nos hizo algo.
- madre ¿por qué? ¿Por qué me culpas? Eres horrible, mi padre que confía y te quiere tanto...¿por qué madre?
Dora quien también estaba ahí, ayuda a Melisa a ponerse de pié, la Duquesa puede ver como todos la miran con desaprobación. Así que les grita y los corre del lugar, Cristal se ha ido llorando, su madre, quien tanto adora, estaba ahí con otro hombre, si todo se sabe, su madre podría ser echada de la casa, no puede permitir eso, debe hacer que nadie diga nada, los mandará llamar y les hará saber que si dicen algo, serán despedidos. En su residencia, Melisa sonríe aliviada de que no se haya bebido esas cosas.
- Dora, ve por todos los sirvientes que estuvieron presentes, no voy a permitir que le sigan viendo la cara a mi padre, mi madre trae amantes a la casa cuando él no está.
Dora se va de inmediato, mientras que Melisa sonríe, gracias a su intento de venderla a ella, la Duquesa ha cooperado para su propia ruina, a ver como le hace ahora que pierda todo, ella y Cristal sufrirán por haber hecho sufrir a la verdadera Melisa. Escucha que tocan su puerta, era Cristal quien entra empujadola.
- no puedes decirle nada de esto a papá, no vas a destruir nuestra familia.
- y ¿por qué debería incubrir a esa mujer? Si ella planeaba venderme a ese hombre.
- tonta, madre solo quiere que conseguirte un buen hombre, porque a tu edad y con lo fea que eres, seguramente nadie te querrá.
- veamos si a ti, te quiere el príncipe después de que sepa que tú y tu madre fueron echadas de esta mansión por el adulterio de tu madre.
- ¿que dices? ¿Por qué padre me echaría a mi?
- porque mi padre, nisiquiera es tu padre biológico, solo eres una bastarda que mi padre adoptó, porque lo obligaron a casarse con tu madre, después de que su amante la dejara embarazada y huyera.
- ¿q-que? Mientes, madre jamás sería así, mamá estaba embarazada cuando se caso, pero es porque papá es quien la embarazo, ellos se aman.
- el único amor de mi padre, es mi verdadera madre, por eso tu madre me odia, porque ella nunca ha sido amada.
- no, no, mientes y no dirás nada, nadie te va creer...
Cristal se va de ahí, pero, aún no puede creer lo que escuchó, no, no es verdad, Melisa solo debe querer molestarla, pero si es verdad, ella también se irá, perderá todo, incluso al príncipe. No, no quiere eso, en su habitación, la Duquesa estaba caminando de un lado a otro, debe sobornar a todos esos empleados para que no digan nada y debe ver una manera de deshacerse de Melisa, antes de que el Duque regrese.