Nova Reik

A pesar de querer regresar a casa, decidimos seguir explorando la ciudadela. Por un momento olvidé que estábamos fuera de la Tierra. Nuestra estadía en la ciudadela parecía unas hermosas vacaciones, de esas que solo se viven una vez.

Mientras los demás se encontraban disfrutando de una deliciosa comida en un puesto de comida callejero, noté un cartel que llamó mi atención al instante:

“Museo Universal de la Vida”.

Intrigada, seguí el cartel y entré al museo. El interior del museo era elegante, tan elegante como un restaurante de primera clase, algo que contrastaba con el exterior.

En el camino vi retratos, trajes y registros históricos de cada especie que conformaba nuestro universo. Era mágico… Al menos hasta que lo vi.

En medio del salón principal había una estatua dedicada a mi especie: los Titanes. Entre las figuras de la estatua, reconocí a mi tío. También estaba el Rey de los Titanes … y mi padre…

Me acerqué, conteniendo la respiración, viendo que la estatua tenía la descripción de cada uno, la única que fui capaz de leer fue la de mi padre:

“Médico Joahn Kal —sanador principal del planeta Titán, según los últimos registros de la policía galáctica, fue responsable de salvar a más de un millón de vidas en el universo”

—Papá… —susurré con una pequeña sonrisa—. Veo que no soy tan distinta a ti

Más adelante en la sección de los Titanes, pude ver las últimas huellas de vida de mi planeta natal, antes de ser destruido. Entre esas huellas se encontraba una pintura de uno de los escuadrones de Titán.

—¡Y en este lado tenemos la pintura de los caballeros del intimidante General Nox! Él, antes de volverse loco, comandaba el escuadrón más importante e imponente del reino —dijo la guía del museo mientras señalaba la pintura—

—Wow, señorita, ¿y quién es esa mujer de ahí? —dijo un niño entusiasmado levantando una pequeña figura de acción de un superhéroe—

—Oh, ella es la capitana Darién Kal, según los registros de la guerra entre la Vía Láctea y Andrómeda, ella fue responsable de más de un millón de bajas del ejército enemigo, superando incluso al propio Nox. Las pocas personas vivas que la llegaron a conocer dicen que era una despiadada asesina, al menos hasta el nacimiento de su hija.

—¿Su hija? —preguntó un visitante, curioso—

—Sí, su segunda hija, la pequeña Nova Kal, pero sobre ella no hay registros en ningún lado del universo, incluso se rumorea que la bebé murió de hambre en la nave que Joahn y Darién enviaron lejos de Titán.

La guía siguió hablando, pero dejé de escucharla. Mi atención se centró en la figura de mi madre. No llegué a conocerla en persona, pero de alguna manera se parecía a una persona que conocía, lo que me hizo soltar una pequeña risa.

“Supongo que los gustos son hereditarios” pensé, viendo la figura de mi madre en la pintura

Cuando la guía terminó de hablar de la pintura, nos llevó al centro de la sección de los Titanes, con un cartel que decía: “Titán Reik”.

Un holograma de una mujer surgió del suelo para mostrarnos cómo era la vida cotidiana de las familias de Titanes, con imágenes holográficas que aparecieron a nuestro alrededor hasta crear una esfera.

Observé cada una de las imágenes de la vida cotidiana de los Titanes, aunque solo una llamó mi atención: era una fotografía de una pequeña familia, similar a la que había encontrado dentro de aquella nave que cayó en la tierra.

Ver a esa familia me hizo recordar aquel mensaje que mis padres dejaron en la nave espacial en la que llegué a la Tierra.

—Nova, hija, si estás viendo esto, significa que pasó lo que tanto temíamos, tu tío Nox ha logrado destruir Titán y ahora estás viviendo en otro planeta, lejos de él y de los suyos

—Tal vez tengas dudas, tal vez te sientas mal por no encajar con los demás de tu nuevo hogar o… o te sientas sola

—Pero nosotros siempre vamos a estar contigo, Nova —dijo mi padre mientras abrazaba a mi madre—

—Y aunque no lo creas, eres especial, ya que si ves esto, es posible que seas la última Titán de buen corazón que tiene sangre pura

—Sobrevive, hija, y vuélvete mejor que nosotros

—¡Solo por favor, no olvides que eres mi pequeña, y que mamá te ama! No lo olvides, Nova —sollozó mi madre—.

A pesar de amar a mis padres, recordar el mensaje de mis padres biológicos me hizo sentir un poco de envidia por las personas de las imágenes, por la vida que pude tener en mi hogar natal pero que me arrebataron.

Cuando el holograma terminó de mostrarnos la vida cotidiana de las familias de Titán, la guía nos llevó a una sala llena de trofeos y pinturas del héroe que protegía la Ciudadela.

—Bienvenidos a la sala de Infinity Kal

—¿Infinity Kal? —pregunté con la ceja levantada—.

Los visitantes, al escucharme, se dieron vuelta confundidos por mi desconocimiento sobre dicho héroe. La guía se acercó a una de las pinturas que había en la sala dedicada a Infinity Kal.

—Infinity Kal es un Titán que llegó a la ciudadela hace más de una década en un barco pirata

—Kal… —repetí en voz baja—

—Es gracias a él que estamos vivos; él es nuestro héroe, y muy pronto él y la princesa de la ciudad se unirán en sagrado matrimonio

—Whoa —un niño corrió hacia la guía— ¿Y usted sabe dónde será la boda? —preguntó, saltando de la emoción con su figura de acción de Infinity Kal—

—Bueno, será en el palacio y según nuestro rey todos están invitados a la ceremonia de boda y a la coronación de los nuevos reyes

Me giré para ver cada uno de los trofeos del héroe de este mundo, dándome cuenta de las similitudes que tenía con el héroe de la ciudadela. Salí del museo con una mirada perdida, caminé por las calles con las manos en mis bolsillos, envuelta en mis pensamientos: pensando en mis padres biológicos, mi planeta natal y en el héroe de la ciudadela.