Adrían lo tenía todo lo que un muchacho de 19 años pudiera tener, belleza, protección y un futuro prometedor. Pero, sus hermanos lo traicionaron revelando que es gay a sus padres, sin contemplación lo expulsaron de la casa. No esperaban,sin embargo, que todo rastro de él desaparecería, como si nunca hubiera existido, sintiendo la culpa aplastarlos.
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Revelaciones
Bajo el sol abrazador, Daniel transportó en una carretilla los ladrillos para la obra, su padre había conseguido una oferta muy tentadora para construir una casa con buena paga, así que pensó en su hijo como para su ayudante. María, la hermana de Daniel, se encargaría de vigilar a que Ana no se meta en problemas, mientras los hombres se ocupaban de la obra.
Decidió tomarse un descanso y se sirvió el tereré que su hermana preparó, refugiandose bajo la sombra de un frondoso árbol de mango. Aprovechó la ocasión para saciar su curiosidad. Entonces dijo a su hermana:
— María. ¿Me prestas tu teléfono?, quiero ver el Instagram de alguien.
Ella respondió — Toma. Ya era hora de buscarle una madre a Ana. La niña no puede crecer sin una figura materna.
Él rodó los ojos y espetó.
— Nada de eso. Solo quiero comprobar algo.
Entonces buscó en Instagram y después de encontrar varias coincidencias, por fin encontró lo que buscaba ...a Adrián en la red social.
Su red social estaba llena de fotos. Parecía que le encantaba retratarse. En varias de ellas estaba Walter. Todas eran muy discretas. Excepto en una, en esta foto Chris aparecía conduciendo un lujoso auto deportivo rojo y sobre su pierna la mano de Walter.
Daniel se secó el sudor con un pañuelo y observó con detenimiento. No sabía por qué, pero le causaba una especie de sensación extraña el ver esa foto en particular.
En las fotos su amigo parecía tan diferente, como si fuera otra persona. Estaba sentado sobre el capot de un Ferrari de color rojo, con la cabeza inclinada hacia un lado con expresión segura. Al fondo se ve una estancia y algunos cerros. El cielo azul y despejado. Cada elemento en la foto, gritaba que Chris cuidaba hasta el último detalle, de modo a obtener la máxima calidad en sus retratos.
El Chris, que él conoce es muy diferente. Una persona serena, humilde, de carácter melancólico en la mayor parte del tiempo.
A su hermana, también le picó la curiosidad y se acercó a ver qué estaba mirando en el móvil. Al acercarse se sorprendió al ver la foto de Adrián y preguntó con cierto sarcasmo.
— ¿Has cambiado de bando, Dani?
Daniel se apresuró a contestar — ¡Nada que ver!, pero lo conozco.
Al pronunciar esas palabras, recordó que a Adrián no le gustaba que supieran de su paradero, así que respondió.
— Creí que era un conocido, pero no es él.
Maria conocía bien a su hermano. La forma de entrecerrar los ojos, el movimiento de los dedos, la pausa mínima antes de mentir. Era lo mismo que hacía de niño, cuando escondía algo o quería proteger a alguien. Sin duda, debía ser este último el caso. Así que rápidamente cambió de tema.
— Dani, quiero contarte algo. Juan y yo pensamos mudarnos juntos— Mientras mantenía su atención en la niña que estaba amenazando en meterse de lleno en un charco cercano.
— María, eres muy joven. Esperá un poco más. Tal vez estudia para manicurista, es barato y hay demanda. Luego mudate cuando ya tengan dinero.
Maria replicó — Tengo 19 años. Tu te mudaste con tu novia, a los 18 años.
Con calma y con la experiencia en sus hombros Daniel, trató de convencerla— Por eso mismo opino que es muy pronto. Aprendí la lección por las malas.
Su hermana no estaba tan convencida, para ella su hermano actuó de buena manera, entonces le dijo — Te ha ido bien, tienes una hermosa niña a quien todos adoran y mientras vivía su mujer la relación entre ellos era envidiable.
Una sonrisa amarga apareció en el rostro de Daniel y espetó.
— Pasé muchas cosas que no les he contado, para no preocuparlos. Es duro quedarse solo con una niña pequeña, sin un trabajo o profesión estable.
Maria replicó — Como la vez que casi te moriste y no nos dijiste nada. Cualquiera diría que no tenías familia ... No nos hagas más eso— Y dió un golpe suave a su hermano en el hombro
Daniel incómodo con lo dicho por su hermana, dijo —Debo volver al trabajo— Se levantó y volvió a sus tareas.Maria mientras tanto se puso a pensar, "El chico del Instagram ¿Es el mismo que ayudó a su hermano?" Sin duda respetaría el silencio de Dani, pero la curiosidad la estaba, devorando por dentro.
Mientras tanto en la casa de Florencia..
Adrián y Walter se encontraban de pie discutiendo, Walter trataba de explicarse y el otro no quería oírlo. Después de insistir finalmente Walter pudo decirle la verdad, su verdad.
— Chris, tus hermanos me amenazaron y tuve miedo. Tu familia tiene cierta fama...que asusta a la gente.
Adrián le replicó —;Podrias haber llamado a un amigo tuyo para que me diera la mano. En secreto por lo menos.
Walter espetó— Lo hice, pero ya no respondiste tu teléfono. Mirá— Le mostró los mensajes que no fueron entregados.
En este momento, Adrián se dio cuenta que tal vez lo juzgó muy duro. Tal vez en ese momento, es en el que los ladrones se alzaron con todo lo que él poseía.
Sus facciones se suavizaron y sentó en una silla.
Walter espetó—Te digo algo más Chris, respeté tu decisión de no hablar con tus familiares, pero por tu orgullo estás viviendo en esta pocilga. Eres hijo de uno de los hombres más ricos de la región. Ellos te están buscando.
Ahí se molestó de nuevo Adrián.
— Me buscan después de tirarme a la calle, como si fuera una basura. Insistes en decirme que soy el hijo del hombre más rico de la región. Ese era el Chris que amabas, ahora ya no existe. Murió aquel día que lo abandonaron, asaltaron y golpearon.
Con un profundo dolor en la mirada, Walter, se acercó lentamente. Sus ojos brillaban, por las lágrimas contenidas. Se detuvo frente a él, tragó saliva y, en un susurro quebrado, dijo:
— No tenía idea de lo mal que pasaste. Lo siento.
Viendo la expresión de sinceridad en el rostro del otro, Adrián se tranquilizó y suavizó su voz. Ahí comprendió que su ex no tenía la culpa en todo lo que pasó.
— Sigue adelante con tu vida Walter. Yo estoy haciendo lo mismo.
El otro quedó en silencio por unos segundos y viendo que Adrián no cambiaría de opinión se marchó cabizbajo, pero de alguna manera más liberado, pudo por fin contar su verdad.
Al marcharse Walter, Florencia se acercó a Adrián y le dijo — ¿Estás bien?
El rubio respondió
— Solo era un viejo amigo.
Florencia le tocó el hombre y con voz dulce replicó:
— No es necesario que me mientas, que yo sea una vieja no significa que sea intolerante. Lo supe desde el inicio, pero esperaba que un día, tú me lo dijeras.
Adrián sintió que el peso del mundo se le retiraba de los hombros. Abrazó a la abuela y lloró, se sintió libre, como si hubiera vuelto a nacer.
— Por primera vez en mi vida, siento que estoy en el lugar correcto, dijo emocionado el de ojos azules.
Florencia preguntó ¿Me dirás ahora, qué pasó con tu familia?
Adrián respondió— Me corrieron por ser gay, no tenía a dónde ir. Me asaltaron y llevaron todo lo que tenía. Sino fuera por ti, no se qué me hubiera pasado.
—¿Y el joven que vino a verte?
Saliamos antes. Él dice que mis familiares me están buscando. ..Actúan como si nada hubiera pasado.— Apretó los puños y agregó — No es justo, no es justo.
La anciana comprendió que Adrián necesitaba estar solo, que el silencio le era necesario para pensar y calmarse. En silencio, se retiró a la cocina y comenzó a preparar el postre favorito del muchacho. Era su forma de consolarlo, de estar presente, de demostrar cariño a través de gestos sencillos pero profundos.
Sabía, con la sabiduría que solo dan los años, que a veces las palabras sobran, y que una acción nacida del corazón puede decir más que mil frases bien intencionadas.