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El Imperio De La Mafia

El Imperio De La Mafia

Status: Terminada
Genre:Mafia / Traiciones y engaños / Amor en la guerra / Familias enemistadas / Completas
Popularitas:18.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Giise Flor

Pia es vendida por sus padres al clan enemigo para salvar sus vidas. Podrá ser felíz en su nuevo hogar?

NovelToon tiene autorización de Giise Flor para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 15

La casa de campo de Leonardo De Santi estaba envuelta en un silencio pesado, ese que solo antecede a momentos importantes. Afuera, el cielo gris amenazaba con lluvia, como si incluso el clima supiera que algo diferente iba a ocurrir dentro de esos muros. Leonardo se encontraba en su despacho, de pie frente al ventanal, con una copa de vino tinto entre los dedos. Francesco, siempre leal, lo observaba en silencio desde el sofá.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó Francesco, rompiendo finalmente el silencio—. No creo que sea buena idea traerla acá.

Leonardo se giró, los ojos celestes más apagados que de costumbre.

—Quiero hacer algo por Pia. Aunque sea una mínima cosa. Y su madre… —hizo una pausa—. Tal vez le haga bien verla. Está sola.

Francesco asintió sin discutir más. Sabía que, aunque Leonardo era un hombre duro, no tomaba decisiones a la ligera, y que en el fondo, había algo que comenzaba a removerle el pecho cada vez que se trataba de esa joven pelirroja.

Horas más tarde, el auto negro de la familia Moretti ingresó lentamente por la reja principal. Luciana, la madre de Pia, descendió con cierta rigidez. No estaba cómoda. El ambiente la tensaba. Llevaba un abrigo marrón claro, su cabello castaño recogido con prolijidad, y los ojos verdes —idénticos a los de su hija— se paseaban con nerviosismo por el jardín.

Fue Francesco quien la recibió en la entrada principal.

—Señora Moretti —saludó con formalidad—. Gracias por venir.

Luciana solo asintió, sin mirar directamente a los ojos al primo de Leonardo. Sabía perfectamente que aquel gesto no era una invitación amistosa. Estaba allí porque la habían mandado a llamar.

La llevaron al salón principal, donde Leonardo la esperaba. Al verla entrar, él no se levantó, solo la miró con el mismo rostro impasible que usaba para tratar con enemigos o traidores.

—Luciana —saludó con voz firme.

—Leonardo —respondió ella, con un deje de desafío.

Un largo silencio se instaló entre los dos, roto apenas por el leve crujir del cuero del sillón bajo el peso del cuerpo de Leonardo.

—La hice traer porque tu hija está sola —comenzó él—. Y pensé que, tal vez, tu presencia le haría bien.

Luciana entrecerró los ojos, sorprendida.

—¿Ahora te importa su bienestar? —disparó, sin filtro.

Leonardo no se inmutó.

—Más de lo que ustedes dos han demostrado que les importa —dijo él, dejando caer la frase como una piedra.

Luciana tensó la mandíbula. Leonardo se levantó entonces, caminando lentamente hacia ella, con sus manos cruzadas a la espalda.

—No estás acá como madre. Estás acá porque te lo pedí. Y antes de que subas a verla —dijo, con el tono helado de quien emite una sentencia—, quiero dejar algo muy claro.

Se detuvo a solo un paso de ella.

—Si abrís la boca para hacerla sentir culpable, si intentás manipularla, si le decís cualquier cosa que la lastime… juro por lo que más quiero que te vas de esta casa sin despedirte de ella. Y no volvés nunca más.

Luciana palideció. No esperaba ese tono. Tampoco esperaba que él supiera tanto.

—¿Estás insinuando que yo…?

—No insinúo. Sé perfectamente que tanto vos como Enzo estaban de acuerdo con lo que se planeó con Pia —interrumpió Leonardo—. Aunque no fue sobre esta entrega por la paz. Fue otra cosa y lo sabes perfectamente.

Luciana bajó la mirada. No podía negarlo. Aquel secreto, que se mantenía cuidadosamente enterrado, había dejado más cicatrices en Pia de las que ella misma podía entender.

—Ella no sabe la verdad completa —dijo Leonardo, casi con pesar—. Y no quiero que la sepa ahora. No cuando está comenzando a… —se interrumpió.

Luciana alzó la mirada.

—¿Comenzando a qué, Leonardo?

Leonardo apretó los dientes. No respondió. Volvió a su escritorio.

—Podés quedarte unos días. Francesco te va a indicar la habitación. Pero recordá lo que te dije.

—¿Puedo verla ahora?

—Sí. Está en su habitación. Elena te va a llevar.

Luciana asintió en silencio y salió del salón. Apenas cruzó el pasillo y subió las escaleras, sintió un nudo en el estómago. No veía a su hija desde que la habían corrido aquel día y aunque por fuera intentaba mostrarse fuerte, por dentro temblaba,y no precisamente por Pia.

Cuando tocó la puerta de la habitación, no hubo respuesta.

—¿Pia? —dijo en voz baja.

Del otro lado, se oyó un leve movimiento. Luego, la puerta se abrió apenas. Pia, con un suéter holgado y el cabello suelto, la observó sin hablar. Sus ojos verdes se abrieron sorprendidos al verla.

—¿Mamá?

—Hola, mi amor —dijo Luciana, con una sonrisa temblorosa.

Pia no respondió. Solo abrió un poco más la puerta, y Luciana entró con cuidado, como si pisara un campo minado.

—No sabía si ibas a querer verme —intentó ella, pero la tensión era palpable.

—¿Y qué pensás que voy a querer después de lo que me hicieron? Desde ese día no he vuelto a saber de ustedes—dijo Pia, con la voz cargada de reproche.

Luciana se sentó en el borde de la cama, evitando sus ojos.

—No vengo a justificar nada. Solo… vine a verte. A saber si estás bien.

—¿Ahora te importa? —Pia cruzó los brazos.

—Siempre me importaste, Pia. Aunque no lo creas.

—No te creo.

Un largo silencio se instaló. Luciana sintió que su hija era otra. Más dura. Más entera.

—¿Leonardo te obligó a venir? —preguntó Pia de pronto.

Luciana la miró sorprendida.

—No. Pero me dejó claro que si te lastimo… me echa de acá.

Pia frunció el ceño.

—¿Leonardo dijo eso?

Luciana asintió lentamente.

Por un instante, Pia quedó en silencio. Había algo en ese dato que la descolocaba. Algo que no esperaba escuchar.

—Estoy cansada —dijo entonces—. No quiero hablar.

—Está bien —dijo Luciana, levantándose—. Me quedaré en una habitación. Si algún día querés hablar… estaré ahí.

Pia no respondió. Solo se recostó de lado, dándole la espalda. Luciana salió de la habitación sin mirar atrás.

Esa noche, Leonardo volvió a asomarse por el pasillo que conducía al cuarto de Pia. No se atrevió a entrar. Desde la rendija, vio que ella dormía, abrazada a una almohada, mientras Luciana la observaba desde una silla.

Suspiró.

Francesco apareció detrás suyo, en silencio.

—¿Creés que fue una buena idea?

—No lo sé —respondió Leonardo—. Solo sé que… me duele verla así.

Francesco le palmeó el hombro.

—Estás cambiando, primo.

—Tal vez sí —murmuró Leonardo—. Pero no sé si ella me lo va a perdonar algún día.

1
marbella torres
por favor que protagonista tan gafa escritora por favor cuando escribas no pongas ésas protagonista tan gafa
Elinol Duerto
buena novela
La Comandante
Ella es muy hermosa, por razón, puso al viva a patinar, porque es más viejo que ella ese viejito, mándamelo para mí
La Comandante
Éstas son las cosas que hacen que fracasen las novelas las historias los libros por Dios yo estoy que le entró a esa muchachita, tiene la edad de una de mis nietas y deveras que se merece las trompas que le dan y mira que yo me voy con el abuso contra las mujerespero bro allá nada más se le ocurre provocar un varón y más sabiendo el tipo de actitud que tiene como que que quiere que le dé las gracia, pues dale las gracias porque te van a volver a buscar y ya como que no entienden la jerga por Dios escritor se te corrió el lápiz otra vez
Florcita: si no le gusta no lea. re simple besitos
total 1 replies
La Comandante
Pero niña por Dios, tú vienes de mafiosos, tu papá es un vulgar mafioso y no solamente nada, lo muerdes que esperan que te aplauda y que te sopla las velas, no hombre por Dios se te corrió el lápiz
La Comandante
Se está quejando de qué prometió protegerla que fue a buscar el cuarto para que fuera a comer porque no comiste sabe Hello no pongan a las mujeres como si fueran anormales como si tuvieran que tener 300 años para saber que 2 + 24 que hay que ir a la universidad para saber qué es 1 + 24, por Diossomos el sexo fuertes desde la era de Adán, porque fue Eva quien logró convencerlo de quisiera lo que ella quisiera entonces, porque ahora la mujer la que coge los golpes y los hombres no pongan una mujer tú por Dios
La Comandante
No han dicho qué edad tienen, pero escritores, tengan cuidado cuando se recorren el lápiz y revisen los borradores como que una muchacha que el padre la vende la meten, en caso de un mafioso que todo el mundo sabe lo que significa eso y ella está en Pando ahí como le da la ganay pretende que la vecina y que la esconda al hombro no hombre por Dios se te ocurrió el lápiz
Florcita
no le busquen la quinta pata al gato 🙄
Yolanda Villamar
los italianos no hablan así vos venís
Florcita: gracias por tu comentario
total 1 replies
Yolanda Edith Cruz Arredondo
Excelente novela, felicidades escritora, pero
Perooo... Según yo entiendo ahí con continuación de la novela, será 🤔?

Como se muchas felicides
Saludos desde mexico
Tania Yanez
muy bonita 😍
Florcita
hermoso 🥰🥰
Hilda Chacon
Excelente
Hilda Chacon
Bueno
Adriana Cabrera Toyos
Muy linda historia, el final me dejó un sabor a poco. No sé cómo que falta algo.
💞Agustina Intriago 💕🌙
hermosa historia 😍
💞Agustina Intriago 💕🌙
Excelente
Florcita
Holis 🤗 acepto todos los comentarios. Puede gustarles mis novelas o no,pero por favor hagan sus comentarios con respeto! si no es de su agrado entonces pueden pasar a otras novelas... y a los que deciden quedarse, MUCHAS GRACIAS 😘 🙂
Nancy Parraga
Ella a crecido y fortalecido y ella que ese hombre que ha cambiado tanto la ama y no hay desconfianza
💞Agustina Intriago 💕🌙
La Valeria fue a buscar gloria y salió gloriosa por qué no obtuvo lo que ella quería, espero no se convierta en una arma para ellos
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