Cheryl solía ser una chica común, adicta a las novelas románticas y a una vida sin sobresaltos… hasta que murió. Ahora ha despertado en el cuerpo de la mujer más odiada de su historia favorita. Pero ella no piensa repetir el final.
Entre seducción, traición y poder, Cheryl jugará con las reglas del imperio para cambiar su destino. Porque esta vez, la villana no está dispuesta a caer.
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Encerrada
La fiesta continuaba en Diamond, hasta que el rey mando a traer al esclavo. Los guardias salieron en su búsqueda, poco después regresaron, se acercaron al emperador y le anunciaron que el esclavo había escapado, el rey enfiereció y con el alcohol en sus venas dirigió su mirada hacia Aery quien bebía de su copa con tranquilidad al final del salón. Las alarmas resonaron por todo el palacio, y los muros de alabastro temblaron bajo la furia del Emperador.
—¡Encuéntrenlo! —bramó el Emperador, golpeando el bastón de oro contra el suelo del Gran Salón del Trono—. ¡REVUELQUEN CADA RINCÓN DE MI REINO SI ES NECESARIO!
Los guardias le aseguraron que ya habían revisado todo el lugar, no había rastro de el esclavo, solo que uno de los empleados habían visto a Aery ayudando al esclavo a escapar, cosa que enfureció aun mas al emperador.
—¡Detengan la música! —ordenó con una voz que pareció sacudir los cimientos del castillo.
El silencio fue absoluto.
—¡La princesa Aery ha traicionado la corona! —tronó el Emperador—. ¡Ha liberado a un esclavo peligroso que debía ser castigado por sedición y herejía contra el imperio!
Un mar de susurros surgió como una ola repentina. La nobleza reaccionaba como aves asustadas. Algunos murmuraban “increíble”, otros “por fin”. Todos esperaban el espectáculo. Aery levantó el mentón, como si no le doliera nada.
—¿Y qué prueba tienes de ello, padre? —preguntó con voz serena, casi burlona.
— Te vieron ayudándolo, además, eres la única que deseaba salvarlo, ya que cediste ante la lujuria, el esclavo no era mas que tu amante y por el decidiste traicionar a tu emperador, eres una estúpida que se deja guiar por el corazón—espetó él.
—¿O quizás solo usé las técnicas de persuasión que tú me enseñaste?
Un par de risas nerviosas escaparon por ahí, pero se silenciaron de inmediato cuando el emperador los miró.
—¡Silencio! —vociferó—. Esta mujer ha conspirado contra el trono. Ha convertido a un esclavo en su amante, ha desobedecido las leyes más sagradas de este reino. ¡Es una traidora!
—¿Traidora por tener compasión? ¿Por querer liberar a alguien de tu esclavitud? —replicó Aery, sin dejarse amedrentar—. Eres tú el traidor... a tu pueblo, a tu familia. A todo lo que alguna vez fingiste defender. A todo lo que me has enseñado, solo la tirania querias en el poder e incluso pasar por encima de las tradiciones, ¿acaso mi padre ya olvido que deseaba matar a su propio hijo por ser un blandengue?
—¡ENCERRADLA EN LA TORRE DE SOMBRAS! —gritó con un ademán violento.
Dos guardias se acercaron, pero antes de que pudieran tocarla, un joven noble se interpuso.
—¡Alto! —Era el marqués Ilen, un miembro menor de la corte, pero conocido por su lengua afilada y sus ideales reformistas—. ¡No pueden encerrar a la princesa sin un juicio! ¡Esto va contra la constitución de los altos nobles! ¡Lo que propone es tiranía!
El emperador lo miró con desdén.
—¿Tú también, Ilen? Qué decepción. Que lo encierren también. A él y a todo el que ose alzar la voz en su defensa.
Uno a uno, los aliados de Aery fueron tomados por la guardia real. Algunos intentaron protestar, otros guardaron silencio resignado. Las máscaras se cayeron al suelo. No solo las de los rostros... también las de las intenciones. El pueblo aplaudía desde las gradas superiores. Había nobles, comerciantes invitados, incluso algunos embajadores. Todos sonreían como hienas ante el espectáculo.
—¡Finalmente pondrán a esa bruja en su lugar!
—¡Una vergüenza para la realeza!
—¡Que sufra como hizo sufrir a tantos!
Aery fue tomada por los brazos. No opuso resistencia. Se giró lentamente hacia el Emperador. Sus ojos eran llamas ahora, ya no había miedo.
—Puedes encerrarme, viejo. Puedes encadenarme, golpearme, humillarme... pero te lo juro por cada estrella que nos cubre esta noche: tú vas a caer.
El Emperador apretó la mandíbula, pero no respondió.
—Tú y todos estos hipócritas que aplauden cuando creen que hay justicia, pero son igual de crueles, igual de cobardes... el pueblo no es inocente. ¡Son como tú! Te merecen. —Aery escupió al suelo, sin importarle las reacciones horrorizadas.
La guardia la empujó con fuerza. Mientras era llevada entre la multitud, sus antiguos amigos, sus enemigos, su hermano... Kaelion. Estaba en lo alto de la escalinata, con dos soldados a cada lado. Lo tenían retenido. Sus ojos estaban rojos. Se había enterado hacía minutos, de que ya sabían que lo que Aery había hecho, lo que no sabían era que el la había ayudado. Nerys se mostro amable, pero Kaelion solo estaba furioso por que el no había podido hacer nada. El Emperador lo había apartado bajo excusa de “proteger su inocencia”, encerrándolo en sus aposentos hasta que fuera demasiado tarde.
—¡AERY! —gritó.
Ella lo miró. Le sonrió. Una sonrisa rota, pero verdadera. No dijo nada. No hacía falta. Porque Kaelion entendía. Y ahora sabía la verdad. Sabía que su hermana había cambiado. Y sabía que su padre... estaba dispuesto a destruirla por ello.
Esta novela está muy buena
Gracias por el capítulo 🤩🫶🏻
De ahí en fuera ese imperio debía desaparecer ya que así es la vida real cuando atacas no hay compasión
Gracias por los capítulos, espero más 🤩 muy buena esta esta novela
Ahora veremos como le irá a aery en el imperio de rhazir
Gracias por la actualización
Que bueno que volviste 😊 es una gran historia 💪🏻y ahora está mucho más interesante 🫶🏻😬
dudo que muera pronto, porque su bombón la rescatará tal cual una princesa en aprietos.