Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.
Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.
Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.
¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?
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Capítulo 15
POV Aurora
Estaba completamente incrédula ante lo que acababa de suceder. La disculpa de Rafael me había conmovido mucho, existía la posibilidad de que todo fuera un engaño y quedara como una idiota de nuevo, pero decidí arriesgarme y darle la oportunidad. Tal vez las personas podrían pensar que estaba loca por decidir intentar algo con él aun sabiendo lo que es y lo que ha hecho, pero honestamente no me importaba...
Después de nuestra extraña plática que para nada fue lo que creía, emprendimos camino de vuelta a mi hogar. Nuestra conversación fue toda una sorpresa, esperaba todo menos una especie de declaración por parte de Rafael, aunque me pareció la cosa más linda que mis ojos hayan visto jamás.
De nuevo Rafael me pidió que condujera de regreso, conversábamos un poco de nosotros, Rafael mantuvo su mano en la parte alta de mi muslo desnudo, me apenaba un poco admitir que este hombre me ponía como ninguna otra persona lo ha hecho jamás, pero no me atrevía a decírselo en voz alta, aun creo que es un tema el hecho de que soy virgen, supongo que le causa algo de conflicto mi inexperiencia.
-¿Crees que me digan algo tus padres, cariño?- Preguntó Rafael con un deje de angustia.
¿Tenía miedo?
-No te dirán nada, descuida, pero... ¿Cómo quieres que te presente?- Pregunté viéndolo un microsegundo.
-Como tú gustes cielo, es tu decisión, por mí diles que seré tu futuro novio, esposo y padre de tus hijos pero no creo que sea adecuado- Comentó con una pequeña sonrisa, yo reí al instante, lo dijo con cierta broma pero algo me decía que hablaba enserio –Puedes presentarme como tú quieras...- Terminó por decir dedicándome una mirada comprensiva.
-Está bien si digo que estamos, ahhh... ¿Saliendo?- Pregunté algo insegura.
-Claro, perfecto- Respondió alegre tomando mi mano y dejando un corto beso en el dorso de esta.
Continué nuestro camino hasta que no muchos minutos después llegamos de nuevo a mi hogar, ya faltaba poco tiempo para que se ocultara el sol, el tiempo había pasado muy rápido a lado de Rafael. Ambos bajamos del auto, le devolví las llaves y entrelazó su mano con la mía.
Entramos a mi casa, no había nadie en el recibidor, escuchaba algo de ruido en la cocina por lo que supuse que mis padres estaban ahí, aun con la mano de Rafael entre la mía caminamos hasta donde suponía que estaban mis padres.
-Mamá, ya volví- Dije entrando a la cocina, ahí se encontraban ambos.
Ellos voltearon a ver a nuestra dirección, la cara de papá reflejaba sorpresa, pero la de mamá me veía con una pequeña sonrisa, ella se acercó hasta nosotros, me abrazó y dejó un beso en mi frente.
-Ya nos tenías preocupados hija, que bueno que volviste- Comentó ella dejando una suave caricia en mi mejilla.
-Descuida estoy bien- Añadí despreocupándola, miré de reojo a Rafael que nos observaba con una sonrisa y volví a ver a mis padres –Les quiero presentar a alguien... Él es Rafael, trabajamos juntos y... estámos saliendo- Solté con un poco de timidez.
Papá se acercó hasta nosotros con una mirada algo seria, mamá por el contrario enanchó su sonrisa y se dirigió a él.
-Es un placer conocerla señora West, soy Rafael Novoa- Se presentó con una cálida sonrisa extendiendo su mano, mi madre la tomó enseguida estrechándola.
-Kristen West, el placer es mío- Respondió ella con su característica amabilidad, sabía que moría por hacer preguntas, solo esperaba que se controlara un poco.
Ella siempre ha sido mi mejor amiga, desde siempre. Nos hemos tenido la confianza de contarnos muchas cosas, y ella solo esperaba el momento en que yo encontrara a mi persona ideal, sabía que en el momento en que trajera a alguien a casa era porque iba enserio con aquella persona, y bueno, esa persona al fin llegó...
-Mason West, mucho gusto Rafael- Dijo mi padre extendiendo su mano mirándolo de forma precavida, él no lo tomaba de una forma tan efusiva como mamá, yo era su pequeña niña después de todo y siempre estaría aquel lado celoso y protector de cada padre.
-El gusto es todo mío señor, me alegra poder conocerlos por fin, Aurora habla siempre de ustedes- Comentó Rafael con una pequeña sonrisa tomando la mano de mi padre.
-Llegan justo a tiempo, estábamos a punto de servir la cena, te quedaras a cenar con nosotros, ¿Cierto, Rafael?- Invitó mamá volviendo a su anterior posición.
-Claro, agradezco la invitación, señora West-
-Solo llámame Kristen- Corrigió con amabilidad, él asintió y me volteó a ver manteniendo su linda sonrisa.
-Ven Rafael- Le dije con voz suave tomando su mano para ir al comedor –Lamento la actitud tan seria de papá, creo que aún no entiende que he crecido- Continué diciendo una vez que estuvimos a solas.
-Descuida cariño, eres su única hija, era de esperarse que actuara de esa forma, tranquila, todo está bien- Comentó mientras nos sentábamos en la mesa del comedor apretando mi mano por debajo de la mesa.
-Gracias Rafael, me alegra que lo entiendas- Solté algo más relajada.
-Desde luego, aunque admito que sí es algo intimidante, espero caerle bien o me dará miedo que quiera golpearme en algún momento- Dijo riendo levemente –Tienes su misma mirada cuando estás molestas- Agregó mirándome con una sonrisa ladeada, escuchar eso me hizo reír un poco.
-¿Lo crees?-
-Totalmente-
Estuvimos conversando un par de minutos más hasta que llegaron mis padres al comedor con nosotros, sirvieron los platos y se sentaron a cenar.
-Entonces, ¿Trabajan juntos?- Preguntó mi padre, mientras cenábamos, oh no, aquí viene el interrogatorio.
Miré a mamá pidiendo ayuda pero a ella parecía divertirle la situación.
-Sí señor, ambos trabajamos juntos, somos un gran equipo honestamente- Respondió él mirándome con una sonrisa y tomando mi mano por debajo de la mesa.
-Supongo que debes ser un buen abogado para que te permitieran trabajar en esa empresa, Aurora me ha contado que es un lugar muy prestigioso y respetado, no cualquiera entra ahí- Comentaba con seriedad,
¡Ay no! ¡¡QUE VERGÜENZA!! Dios, ¡¿Por qué tengo un padre tan imprudente?! Puse mis manos sobre mi rostro queriendo salir corriendo del lugar.
-¡Papá! Basta de tu interrogatorio- Le dije fulminándolo con la mirada.
-¿Qué dije? Solo quería saber- Soltó él "inocentemente", Rafael parecía divertirse de lo que sucedía.
-Papá, Rafael es el dueño del New Age- Añadí viéndolo con algo de incomodidad, el pareció muy sorprendido, pero al instante recobró su postura seria.
-Vaya, eso no lo esperaba... Bueno, felicidades Rafael por tan importante y exitosa empresa-
-Gracias señor- Respondió Rafael con una pequeña sonrisa.
-Pero eso no cambia nada, aun quiero saber que intenciones tienes con mi pequeña- Y el padre celoso volvió a salir.
Yo eché mi cabeza para atrás sintiéndome de lo más incómoda, ¡Lo van a asustar! Vi de reojo que Rafael sonrió y presionó gentilmente su agarre en mi mano.
-Entiendo perfectamente su preocupación señor West, sé que Aurora es el mayor de sus tesoros y que solo quieren ver por su seguridad, pero puedo prometerle que mi única intención con ella, es hacerla feliz, si Aurora y ustedes me lo permiten quiero estar con ella y cuidarla de la misma forma que ustedes han hecho, Aurora es muy importante para mí y créame que no me permitiría por nada del mundo hacer algo que la lastimara- Dijo Rafael a mi padre con seguridad y en un tono tranquilo, yo lo observé sorprendida, al igual que mi madre.
Papá lo observó un par de segundos analizando cada una de sus palabras, después de eso el gesto duro de su rostro se suavizó y le dedicó una pequeña sonrisa, ¡Al fin!
-Bueno, en ese caso, bienvenido a la familia Rafael- Soltó extendiendo su mano sobre la mesa.
-Muchas gracias señor, aprecio bastante el gesto- Respondió Rafael educadamente estrechando la mano de mi padre.
¡Genial! Rafael y yo ni siquiera somos nada y papá ya le dio la bienvenida a la familia, van a traumatizar a mi pobre hombre. Aunque realmente Rafael no parecía nada incomodo con la situación, supongo que se debía a la manera de ser de él, conocía su intensidad y al parecer era algo que nos gustaba a ambos.
Finalmente se desarrolló un ambiente mucho más cómodo, recuperaba el tiempo perdido con mis padres a la vez que intentaban conocer más a Rafael, estaba disfrutando demasiado de este momento. Aun no podía creer como ayer en la noche estaba totalmente destrozada pensando lo peor de Rafael y sintiéndome como una tonta y ahora mismo estaba él en mi casa, cenando con mis padres iniciando lo que parecía ser una especie de relación amorosa entre nosotros, algo que él se negaba rotundamente a tener anteriormente.
Mi padre se había ido a dormir no hace mucho ya que era algo tarde, la cena había terminado hace alguna horas, y parecía ser la hora de que Rafael se fuera, no sabía si iría a algún hotel y se quedaría algunos días aquí en Portland, si regresaría a Boston o que sucedería exactamente con nosotros.
-Creo que ya es hora de irme, cielo. Tienen que descansar- Dijo Rafael con voz suave.
-¿Volverás a Boston?- Pregunté con un poco de miedo.
-No cariño, me quedaré contigo hasta que decidas que volvamos, juntos... Claro si estás de acuerdo con que me quede- Comentó con una bonita sonrisa eliminando cada uno de mis miedos, yo no pude sentirme más feliz.
-Me encantaría- Respondí devolviendo la sonrisa.
Nos pusimos de pie los tres y caminamos hacia la salida de la casa.
-Buscaré un hotel cerca de aquí y vendré a verte por la mañana- Afirmó Rafael.
-Perdón que me entrometa, pero, no veo la necesidad de que busques un hotel, puedes quedarte aquí, puedes dormir en la habitación de Aurora o en la habitación de invitados, da lo mismo- Sugirió mi muy liberal madre dejando a Rafael algo impactado.
Yo la miré con los ojos abiertos sintiendo mucha pena, a mamá no le importaba mucho ser abierta conmigo en ese tipo de temas, ella no era de mente cerrada y sabía que en algún momento tendría que crecer, me imagino que ella pensaba que estando ambos solos en Boston ya habíamos hecho absolutamente de todo y por eso le daba igual que durmiéramos juntos aquí, pero no podía estar más equivocada, lo más que he hecho con Rafael es solo unos besos intensos y caricias algo subidas de tono, no más.
Rafael me miró como pidiendo mi opinión.
-Si tú te sientes cómodo estando aquí, yo no tengo ningún problema con que te quedes- Admití acariciando su brazo.
-En ese caso, está bien, es muy amable su ofrecimiento Kristen, pero, ¿No le molestará al señor West que me quede aquí?- Preguntó devolviendo la mirada a mi madre.
-Oh no, para nada, le agradaste mucho a Mason, no hay ningún problema, siéntete como en tu casa. Bueno mis niños, yo ya me iré a dormir, te dejo con Aurora para que te diga donde dormirás, descansen- Se despidió mamá con una amable sonrisa dejando un beso en mi frente.
Vi en la dirección en la que se fue mamá hasta que desapareció de nuestras vistas, me posicioné frente a Rafael quien rápidamente me abrazó por la cintura y me miró sonriente.
-¿Qué te pareció mi familia? Lamento si te hicieron sentir algo incómodo con su intensidad o con algunos comentarios...- Dije sincera recordando toda la cena.
-Para nada princesa, me encantó poder conocer a tu familia, lo que le dije a tu padre fue completamente cierto, solo quiero estar a tu lado, si me das la oportunidad quiero encargarme de hacerte la mujer más feliz del mundo, porque no me puedo imaginar con alguien más a mi lado si no eres tú...- Soltó de la forma más dulce y hermosa que pudo haber dicho.
-Tienes la oportunidad en tus manos, aunque no te será muy difícil enamorarme Rafael, sabes que me gustas mucho, me tienes muy mal....- Susurré cerca de su rostro rozando mis labios con los suyos.
-No tanto como tú me tienes a mí, amor- Dijo antes de besar mis labios lenta pero intensamente, yo le continué el beso gustosa solo dejándome embriagar por él y por lo que me hacía sentir.
Nos separamos un par de segundos después, lo miré a los ojos mientras acariciaba su cabello y hablé.
-¿Dónde quieres dormir?- Pregunté en voz baja.
-Honestamente creo que lo mejor será que duerma en la habitación de invitados, sabes que soy muy débil y no tengo autocontrol cuando se trata de estar contigo, y no quiero faltarte al respeto ni a ti ni a la casa de tus padres- Respondió él con una pequeña sonrisa, yo sonreí coqueta al escuchar lo que dijo.
-Bueno, creo que lo entiendo... pero, quiero que sepas que a mí no me molestaría para nada que me faltaras al respeto Novoa...- Me atreví a decirle rozando mi nariz con la suya.
-Dios mío Aurora, vas a acabar conmigo...- Comentó en un suspiro echando la cabeza para atrás.
-Está bien, ya paro- Dije riéndome –Vamos, te llevaré a tu habitación-
Fuimos primero por la mochila con ropa que traía en su auto, aun me sorprendía que estaba dispuesto a quedarse los días que hicieran falta solo para pedirme perdón, estaba muy conmovida con aquello. Tomé su mano y lo dirigí a la habitación de invitados que estaba para nuestra mala suerte justo frente a la mía, sería muy difícil no caer en tentación con Rafael tan cerca de mí. No podía reconocerme, nunca fui el tipo de mujer que buscara ser tocada y acariciada por un hombre, pero con él todo era tan diferente, me encantaba estar con él, cada beso y caricia que dejaba en mi cuerpo, solo me hacía desear más, sabía que era cuestión de días si no es que de horas para que algo pasara entre nosotros.
-Si necesitas algo, puedes mandarme un mensaje o solo tocar mi puerta, ¿Sí?- Terminé por decirle a Rafael una vez que le mostré la habitación, el baño y esas cosas.
-Claro cielo, estaré bien-
-Bueno, entonces... nos vemos mañana- Solté sin estar muy segura de que hacer pero caminando a la puerta de salida, aunque no muchos pasos después me vi interrumpida por su mano.
-¿No me darás mi beso de buenas noches?- Preguntó en un susurro contra mi oído.
Sentí su pecho pegado a mi espalda, su mano que tomaba con gentileza mi muñeca descendió son suavidad hasta entrelazarse con mi mano y pasó su otra mano libre rodeando mi cintura creando un abrazo presionándome aún más a su cuerpo. Yo me giré lentamente hasta tener su rostro frente al mío.
Sin decir nada me puse de puntillas, acerqué mi rostro hacia el suyo y lo besé, rodee su cuello con mis brazos y él rodeó mi cintura, ese beso que comenzó inocente y suave se convirtió en algo rápido y necesitado, sus manos ya estaban en mi trasero, me presionaba haciendo fricción con su cuerpo que estaba igual de necesitado que el mío. Rafael me besaba como si fuese lo último que fuera a hacer en su vida y yo correspondía deseosa de más.
Varios segundos después sentí que él comenzaba a frenar la intensidad de aquello, se separó de mí, solo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas en la habitación.
-Tengo que parar ya cielo, o no seré capaz de detenerme después- Susurraba con la respiración entrecortada.
-Te dejaré descansar entonces- Contesté de igual forma –Nos vemos por la mañana...-
Él asintió, acarició mi rostro y dejó un último beso en mis mejillas y en mi frente.
-Hasta mañana cariño, te quiero...- Dijo con una pequeña sonrisa.
-Y yo a ti- Respondí sincera.
Besé sus labios cortamente por última vez y salí de aquella habitación sintiendo mi corazón lleno de alegría y gozo, me sentía como una adolescente enamorada... ¡Qué día!