La Autora Maldita

La mujer llorona y débil que creí conocer a través de los informes mensuales ha desaparecido. En su lugar, ha surgido una desconocida que me enciende la sangre. Mi prometida es otra, una fiera indomable. Escucharla defenderme, y a nuestro compromiso con astucia ante el príncipe heredero de este imperio me llenó de un orgullo feroz. Su tono burlón y malicioso, su seriedad impenetrable... me provocan una curiosidad insaciable. Esta nueva mujer es un enigma que me obsesiona, pero que para mi suerte me pertenece.

__Esto no quedará así__. El príncipe heredero se retiró con la cola entre las patas, pero su ambición es un veneno que lo corroe. Tendrá que aprender a perder si pretende desafiarme.

__¡Ah, sería justicia que ese aspirante a príncipe desapareciera!__. Dejé de observar la retirada de Brennan del jardín y centré mi atención en mi prometida. Suspiró aliviada al verle marchar, pero al notar mi mirada, su rostro se tensó por un instante, antes de recomponerse en una sonrisa fingida, lo cual me pareció interesante.

__ Alteza, disculpe mi descortesía. Soy Zephyr Moreau, su prometida. Es un honor conocerle, aunque me hubiera gustado que nuestro primer encuentro fuera en otras circunstancias__. La miro fijamente, buscando una señal de falsedad en su rostro. Sus palabras me convencen, pero mi corazón no confía. Siento que hay una barrera entre nosotros, un muro que me impide conocerla de verdad.

Mientras Zephyr hablaba, aproveché para observarla detenidamente sin que ella se diera cuenta. Su figura delicada se dibuja con claridad bajo un vestido que se aparta de la moda habitual de la nobleza. Me atrajo al instante: su diseño permite apreciar sus curvas sin las exageradas capas de tela que ocultan la belleza femenina. El escote, discreto pero sugerente, realza su elegancia natural, complementada por guantes que le dan un aire de misterio, Su cabello cobrizo, un velo de misterio, oculta secretos tras su piel pálida, y el verde esmeralda del vestido, una joya en sí mismo, me hace preguntarme qué tesoros esconde bajo su tela.

__Alteza... Alteza...__La voz melodiosa de mi prometida me arrancó de mi ensoñación. Parpadeé, encontrándome con su mirada llena de curiosidad. Un suave rubor colorea sus mejillas mientras una sonrisa juguetona curva sus labios. En ese instante, me di cuenta de que llevó demasiado tiempo perdido en la contemplación de su belleza única, esa que me hechiza con cada nuevo detalle que descubro de ella: la curva delicada de su cuello, el brillo de sus ojos almendrados, la gracia con la que su cabello cae sobre sus hombros. Es una visión que me roba el aliento, una y otra vez.

__Alteza, sé que mi belleza es evidente, pero su mirada... Su mirada me hace sentir vulnerable, como si pudiera verme a través de mi alma, y eso me pone un poco nerviosa__.

Mi prometida se revela ante mis ojos como una caja de sorpresas. Su inteligencia es un arma afilada, su astucia un juego de sombras, y su orgullo una armadura que oculta un corazón vulnerable. Fenrir me advirtió sobre su complejidad, pero la realidad supera cualquier expectativa. Sé que detrás de esa fachada hay un laberinto de secretos esperando ser explorados.

____Soy el emperador del imperio Akkad, y tu prometido, Connán O'Brien, y solo admiro y detallo bien lo que es mío, y tú al ser mi prometida eres de mi propiedad__. Deslicé mi mano sobre la suya, sintiendo la tensión que emana de su cuerpo. Sus dedos se entrelazaron con los míos por un instante, y un escalofrío recorrió mi espalda. Un beso casto sobre su mano fue suficiente para despertar una sinfonía de sensaciones en mi interior. Supe, en ese momento, que la indiferencia es una ilusión que ambos nos esforzamos por mantener.

__Me honra la idea de pertenecer a un hombre como usted, alteza, un hombre atractivo, maduro, varonil y un líder ejemplar. Pero si me considera suya, entonces usted también me pertenece. Soy una mujer leal y apasionada, y espero la misma lealtad y pasión a cambio. Estoy dispuesta a darlo todo en este compromiso y futuro matrimonio, siempre y cuando usted también lo haga__.

Las palabras de Zephyr resonaron en mi interior, despertando una mezcla de sorpresa y admiración. Su reacción a mi declaración de posesividad fue audaz, desafiante; cualquier otra mujer habría temblado, pero ella respondió con una pasión y posesividad que iguala la mía. Su espíritu libre y rebelde me cautivó. Cada momento que paso con Zephyr me convence de que ella es la mujer destinada a ser mi esposa, mi emperatriz, la madre de mis hijos. La alianza política es solo un detalle; es la llama que arde en mi corazón, una atracción irresistible, lo que me impulsa a hacerla mía.

__En cuanto a la exclusividad, no tienes de qué preocuparte, querida. Desde el momento en que nos comprometimos, mi corazón te pertenece por completo. Aunque nuestro compromiso no haya nacido de un amor profundo, siempre he respetado a mi prometida, incluso antes de conocerte. Pero ahora que te conozco, guardarme solo para ti no es un sacrificio, sino un regalo que me complace ofrecerte__. Un atisbo de duda cruzó su mirada antes de que una sonrisa de satisfacción floreciera en sus labios ante mis palabras.

__Me alegra de que estemos en la misma sintonía, alteza. En mi experiencia personal, he sentido que existe una doble moral en este tema. Me gustaría que tanto hombres como mujeres tuviéramos las mismas expectativas y responsabilidades en cuanto a la pureza__.

Zephyr me invitó a sentarme mientras hablaba, y aunque no soy un niño sumiso, accedí. Sus palabras resonaron en mí, haciéndome reflexionar sobre la desigualdad que presencié en la relación de mis padres. La experiencia con mis padres me enseñó que los hombres disfrutan de privilegios que las mujeres no tienen, y que a menudo se espera más de ellas sin recibir lo mismo a cambio.

__Me gusta pedir y exigir al mismo nivel de lo que soy capaz de dar. Por eso vine a conocerte, Zephyr Moreau. Escuché rumores sobre tu transformación: dejaste de llorar por los pasillos y en tu cuarto por un matrimonio arreglado conmigo, venciste a un Exangüe sin dominar la magia... Despertaste mi curiosidad. Quiero saber quién eres en realidad, porque no me creo esa historia de que cambiaste de la noche a la mañana__.

La pregunta sobre su cambio la tomó por sorpresa. Su rostro palideció, y se que he dado en el clavo. No me gustan los juegos, y ella lo sintió. Su respiración se entrecortó, y el latido de su corazón lo siento desde aquí, creando una conexión palpable entre nosotros. Hay un secreto detrás de su transformación, y estoy dispuesto a desentrañarlo.